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¿Quién es y qué hace Billie Eilish, que con 18 hizo historia en los premios Grammy?

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Billie Eilish arrasó en los 62° Grammy, e hizo historia. Foto: AFP

PERFIL

La cantante estadounidense ganó los cuatro Grammy en categorías generales, y con la gira de 2020 ya agotó shows en Estados Unidos, Europa y Argentina

Tuvo una remera de Nirvana sin saber qué era Nirvana, porque le llamaba la atención el dibujo de la cara sonriente. Nunca se compró un CD físico, el primer artista del que se enamoró fue Justin Bieber, y le dio una entrevista a la Rolling Stone mientras limpiaba el cuarto porque la madre le estaba reclamando que cumpliera con eso. Así de adolescente es Billie Eilish, la artista que el domingo fue consagrada en la 62° entrega de los premios Grammy, los galardones internacionales más relevantes de música.

En la ceremonia realizada en Los Ángeles, la cantante nacida en 2001 y con 18 años cumplidos en diciembre dio un batacazo, sorprendió a toda la sala e hizo historia. Se llevó los premios a mejor artista nuevo, mejor canción y grabación del año —ambos por “bad guy”— y álbum del año, por su disco debut When We All Fall Asleep, Where Do We Go? y se convirtió en la segunda persona en conseguir, en una misma premiación, los cuatro gramófonos de las categorías generales. El único antecedente era de 1981 y lo había logrado Christopher Cross con el ya clásico “Sailing”.

Además, Eilish ganó el Grammy a mejor álbum de pop vocal; su hermano Finneas O’Connell, de 22, ganó como mejor productor (y le ganó a productores de peso en el pop y rock actual: Jack Antonoff, Dan Auerbach de los Black Keys, John Hill y Ricky Reed); y el disco también ganó por mejor ingeniería de grabación.

La única categoría en la que perdió Eilish fue en mejor actuación pop solista, donde ganó la más nominada de la noche, Lizzo, con “Truth Hurts”. Su éxito arrollador dejó con las manos vacías a las archiconocidas Taylor Swift y Ariana Grande, y a la talentosísima Lana del Rey, lo que muchos fandoms se encargaron de criticar en redes.

“¡¿Por qué?!”, fue lo primero que dijo cuando subió al escenario para recibir el gramófono a canción del año. Ya en la alfombra roja, entre entrevistas, se había enterado que había triunfado en mejor álbum de pop vocal, y también había sabido de la conquista de su hermano como productor, pero este fue, al menos ante cámaras, el primer Grammy de su vida. Su reacción espontánea se mantuvo toda la noche, y en la entrevista que le hicieron apenas terminó la ceremonia, todavía tenía lágrimas llenándole los ojos.

2019

El año de la conquista

Billie Eilish lleva un año siendo “sensación”: se había vuelto viral a fuerza de talento antes de sacar un disco que fue hecho mano a mano con su hermano, en casa, y que transita por las zonas más oscuras de la sensibilidad. When We All Fall Asleep, Where Do We Go? salió en marzo de 2019, cuando el hype que habían generado los cortes “you should see me in a crown”, “when the party’s over” y “bury a friend” era enorme. Y de inmediato salió de gira, porque lo que más le interesaba era poder tocar.

Ahora, su tour evidencia que lo suyo ya es más que un éxito del mundo digital. En lo que tiene agendado este año, ya agotó entradas para 23 de 26 recitales que dará en Estados Unidos y Canadá entre marzo y mayo; agotó una de dos fechas que tendrá en Argentina en junio (la gira latina incluye México, Brasil, Chile y Colombia) y agotó 10 de 14 presentaciones europeas, que comenzarán en julio. Luego seguirá por Asia y, dato extra, será la más joven en escribir y grabar el tema central de una película de James Bond.

“No hicimos este disco para ganar un Grammy”, dijo Finneas O’Connell cuando subió con su hermana a por la estatuilla de disco del año. “No pensamos que iba a ganar nada nunca. Escribimos un disco sobre depresión, pensamientos suicidas, el cambio climático y sobre ser ‘el chico malo’, sea lo que sea que eso signifique. Y nos paramos aquí confundidos y agradecidos”, cerró su discurso.

Billie Eilish y su hermano Finneas O'Connell en los 62° Grammy. Foto: AFP
Billie Eilish y su hermano Finneas O'Connell en los 62° Grammy. Foto: AFP

No es que Eilish y la dupla que conforma con su hermano no merezcan semejante reconocimiento. La sorpresa pasa más bien por el hecho de que la Academia, tan criticada una y otra vez por premiar a hombres blancos y a artistas consagrados, haya virado hacia la celebración absoluta de una chica de flamantes 18 años. Una chica que coló en su mayor hit una línea de bajo irresistible, un hi-hat bien trapero y una melodía adictiva que viene del videojuego Plants vs. Zombies y de la serie de Disney Los hechiceros de Waverly Place, piezas pop de los 2000. Así de joven es.

“bad guy” es la canción más juguetona —en lo musical y lo letrístico, con este cambio de roles en el que Eilish encarna al “chico malo”— de un disco que empieza avisando que “a mi mami le gusta cantar conmigo, pero no cantará esta canción. Si lee todas las letras, tendrá pena de los hombres que conozco”.

No es un disco muy apto para padres, se podría pensar, pero tampoco para todos los hijos. Es sorprendente la gama heterogénea de público que Eilish logró alcanzar con una música sórdida que se mueve en capas. Lo suyo es, por definir, electropop que bebe de los métodos de composición del hip hop (mucho bajo, sample, bombo y repetición, y un fraseo cercano al rap). De a ratos su propuesta parece paródica, como con un aparente y provocador desinterés por todo lo que la rodea. Y de ratos cae en pozos oscuros, y sus temas suenan a pesadillas (“bury a friend”, “ilomilo”), son cantos de despedida (la excelente “listen before i go”, sobre el suicidio); o transmiten una tristeza infinita al hablar de amor de la forma en la que habla el que que ya lo vivió todo (“when the party’s over”; “i love you”, de la escuela Lana del Rey).

Hay algo en esa ciclotimia musical que atrae profundamente, o quizás es solo el hecho de que Billie Eilish y Finneas O’Connell son dos jovencísimos haciendo una música profunda, que se sale de la línea estándar del pop funcional en la que parecen ubicarse todas las estrellas teen o veinteañeras, y que entonces llama la atención. El domingo en los Grammy, mientras todos hacían enormes despliegues en escena, estos dos eligieron cantar no el tema nuevo recién salido, “everything i wanted”, sino la conocida y emocional “when the party’s over”, a dos voces y con un piano, como para reafirmar eso: que son diferentes.

Billie Eilish cantando en vivo en los Grammy. Foto: AFP
Billie Eilish cantando en vivo en los Grammy. Foto: AFP
gala

Los Grammy estuvieron más centrados en los shows

Más música que premios. La ceremonia de los Grammy 2020 se acercó más a un festival encabezado por las grandes figuras de la música estadounidense que a una premiación. Es muy probable que la baja del rating de la emisión televisiva (una constante que se acrecienta cada año) haya influido en este cambio.

Es más, este año se emitieron únicamente las categorías más taquilleras: canción del año, grabación del año, mejor artista nuevo, álbum y canción de rap, y mejor álbum de comedia. Por eso, durante las casi cuatro horas de transmisión, los shows fueron lo más importante; y hubo grandes momentos.

La fiesta comenzó con Lizzo (la máxima nominada de la noche) interpretando “Cuz I Love You” y “Truth Hurts”, que dedicó a Kobe Bryant, la estrella de la NBA que falleció horas antes de la ceremonia. Los homenajes al basquetbolista siguieron con Alicia Keys (que el domingo presentó los Grammys por segundo año consecutivo), quien interpretó a capella una emotiva versión de “It’s So Hard to Say Goodbye” junto a Boys II Men.

Entre las numerosas presentaciones en vivo, cuatro de las más memorables fueron las que se centraron en baladas al piano: “when the party’s over” (de Billie Eilish), “First Man” (de Camila Cabello, dedicada a su padre), “Anyone” (que marcó el regreso de Demi Lovato a los escenarios) y “Bring My Flowers Now” (de la leyenda del country Tania Tucker).

Tampoco faltaron los shows con una enorme puesta en escena. Lil Nas X interpretó “Old Town Road”, uno de los grandes éxitos del 2019, junto a Billy Ray Cyrus, BTS, Diplo y Mason Ramsey. Todo desde un escenografía en movimiento que representaba diferentes habitaciones. Lo mismo sucedió con Ariana Grande, que interpretó “imagine”, “7 Rings” y “thank u, next” (con una desafinación incluida) en una escenografía que representaba una habitación.

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