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La novela de 2004 de Philip Roth, La conjura contra América ?imagina una historia contrafáctica en la que Charles Lindbergh, haciendo campaña con la promesa de “America First”, derrota a Franklin D. Roosevelt en las elecciones de 1940 y, coludiendo con Hitler, se embarca en un programa de antisemitismo y reasentamiento judío patrocinado por el gobierno.

Unos meses antes de morir, en 2018, Roth me dijo en una entrevista que nunca tuvo la intención de que su libro fuera una alegoría política. Pero para entonces, con la administración Trump en pleno apogeo, estuvo de acuerdo en que los paralelos entre el mundo que inventó y lo que estaba sucediendo en los Estados Unidos contemporáneos eran difíciles de ignorar: un presidente demagógico que expresa abiertamente admiración por un dictador extranjero y un aumento de la derecha; el nacionalismo y el aislacionismo, la polarización, las narrativas falsas, la xenofobia y la demonización de los demás. Aún así, había algo distinto, insistió Roth: Lindbergh, a diferencia del presidente Donald Trump, había sido un verdadero héroe.

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By Belen Fourment

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Durante esa misma conversación, Roth agregó, casi de pasada, que había acordado recientemente dejar que David Simon hiciera una miniserie de la novela y que, aunque no estaba familiarizado con la mayor parte del trabajo de Simon, confiaba en él para que pudiera hacerlo bien.

Ahora los espectadores pueden decidir por sí mismos. La versión de seis partes de Simon de La conjura contra América, que escribió con su colaborador frecuente Ed Burns y protagonizada por Winona Ryder, Zoe Kazan, John Turturro y Morgan Spector, se estrena esta noche en HBO, a las 22.00. Filmada principalmente en un estudio de sonido de Queens, la serie sigue a una familia judía extendida en Newark, Nueva Jersey -aquí los Levins, cambiados de los Roths del libro-, mientras intentan dar sentido a un país ahora peligroso que ya no da la bienvenida a personas como ellos.

Los paralelismos, las resonancias y las conexiones, las formas en que Roth parecía anticipar tan misteriosamente nuestro momento presente, son lo que más atrajo a Simon. Es un maestro narrador de historias que, en sus obras más conocidas, como The Wire, Treme y The Deuce, aporta un borde de polémica a sus narrativas, llamando la atención sobre la injusticia social o institucional. Su “Conjura contra América” ?no es una excepción.

“Lo que quiero que la gente tome del libro en este momento es que todos debemos ser juzgados por lo que aceptamos y no aceptamos”, dijo Simon recientemente, con la voz en aumento mientras se preparaba para su tema. “El libro funciona de la manera en que funciona porque no se trata de Lindbergh o Roosevelt; esa es solo la entrada. El libro trata sobre seis personas en una familia dispuestas contra un momento político, feo y lo que cada uno de ellos hace. ¿Cuál es el costo de eso y cuál es el efecto? Todos deberíamos hacernos esa pregunta ahora mismo”, agregó.

Roth era un hombre de fuertes sentimientos, y no era tímido para expresarlos. Tampoco lo es Simon, que se parece más a un gorila que a un escritor y productor de televisión ganador de un Emmy. Es apasionado, intenso, guarda rencores ocasionales y es un remitente compulsivo de tuits casi inventados por Joycean y llamativos en inventiva, muchos de ellos dirigidos contra Donald Trump y sus defensores.

A lo largo de los años ha habido varios intentos de llevar a Roth a la pantalla: algunos de ellos, como Indignación de James Schamus, sincero y bien intencionado, y algunos de ellos, como American Pastoral de Ewan McGregor, bastante horrible. Ninguno ha sido completamente exitoso.

En el camino, ha habido errores de lanzamiento y tropiezos de directores, pero los principales obstáculos siempre han sido los escritos de Roth -¿cómo se logra eso en pantalla?-, así como su forma de refractar sus narrativas a través de las voces de personas que solo conocen parte de la historia.

John Turturro, quien en la miniserie interpreta a Bengelsdorf, un rabino nacido en el sur que se convierte en un apologista de Lindbergh (Ben Cole), fue amigable con Roth e incluso colaboró con él en una versión teatral unipersonal, planeada pero finalmente nunca producida, de La queja de Portnoy. Recientemente dijo que cuando Simon se le acercó por primera vez, se mostró escéptico.

“Le dije que nunca hubo buenas adaptaciones, porque todas están truncadas y se pierde la prosa”, dijo. “Por eso siempre quise hacer algo en el escenario”. Simon finalmente lo conquistó al explicar que HBO estaba dedicando seis horas al proyecto y al señalar que de todos los libros de Roth, La conjura contra América fue el más basado en la historia y el más adecuado para la pantalla. “Realmente creo que es nuestra mejor oportunidad”, me dijo Simon el año pasado. Se verá.