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Así es "Control Z", el drama adolescente mexicano que es nuevo éxito de Netflix

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La protagonista de la serie "Control Z". Foto: Netflix

ESTRENO

El nuevo drama adolescente de Netflix es mexicano y es tendencia en Uruguay. Es sobre un hacker que atosiga a un grupo de estudiantes de liceo

Se estrenó el 22 de mayo y en menos de una semana se convirtió en lo más visto en Netflix por los uruguayos (que todavía no sabemos a qué número equivale eso, pero es importante), aunque al cierre de esta edición había sido desplazado por el flamante policial argentino La corazonada. El drama adolescente Control Z reúne un montón de componentes de probada efectividad, y los administra para formar una historia de violencia y drama que no se suelta así nomás.

La serie mexicana, original de la plataforma de streaming, desembarcó con ocho episodios de poco más de media hora que cuentan la historia de un grupo de adolescentes, estudiantes del Colegio Nacional, que son acechados por un misterioso hacker dispuesto a ventilar los secretos mejores guardados a través de una cadena extorsiva. Todo en Control Z es bastante feo e incómodo para el espectador porque, aunque de a ratos llevado a límites extremos, retrata una agresividad y una toxicidad constante entre jóvenes, entonces instala un sentimiento de angustia y preocupación por toda una generación (padres con hijos en esa edad, mejor abstenerse). Es mucho más fácil ver el cúmulo imposible de cadáveres que deja atrás Keanu Reeves cuando termina cada entrega de John Wick, que una pelea entre dos adolescentes que tiene toda la pinta de desenlace fatal.

En muchos sentidos, Control Z es una versión latina de la polémica 13 Reasons Why, y eso ya dice bastante. Acá la protagonista es Sofía (Ana Valeria Becerril), una chica solitaria y atormentada por la pérdida de su padre: no tiene amigos y se dedica a observarlo todo a un nivel casi obsesivo. Sofía tiene esa capacidad de reparar en detalles insignificantes, grabarlos en su memoria y atar cabos a la velocidad de los expertos de las típicas series policiales. También tiene marcas en los brazos que le recuerdan un momento complicado y el mote de “loca” que le pusieron sus compañeros.

Se va a hacer amiga del nuevo, Javier (Michael Ronda, algunos lo conocerán de Soy Luna), el hijo acomplejado de un importante jugador de fútbol, y con él se pondrán a investigar a un hacker que tiene a toda la clase alborotada. Aunque no perdona a nadie, los más perseguidos son los populares del salón; para mantener sus secretos a salvo -padre corrupto, doble vida, sexualidad reprimida y así- serán manipulados.

Ese grupo está lleno de personajes bien estereotipados (el nivel de actuaciones es parejo) y allí está Raúl, que de repente se acercará a Sofía.

En el reparto de la serie creada por Carlos Quintanilla destaca la inclusión de la actriz transgénero Zion Moreno para el rol de un personaje trans, el de Isabella, que tiene un recorrido bien interesante. Es una de las virtudes de Control Z, que tiene una estética fresca con toda la comunicación virtual del hacker montada sobre la acción real, y un buen uso del sonido, que pasa del escándalo insoportable al silencio sepulcral y así refuerza los cambios drásticos de emociones.

En términos generales, Control Z es entretenimiento asegurado porque tiene los giros necesarios y convincentes (aunque no zafa cien por ciento de lo predecible) como para mantener el interés, con una duración moderada que le evita caer en sinsentidos, y un ritmo que no decae. Tiene esa intención oscura/tóxica de 13 Reasons Why pero con parte de los componentes más glamorosos de la española Élite, y remite de alguna manera a Gossip Girl y aquella bloguera anónima que se encargaba de hacer públicos todos los chismes pretendidamente íntimos. Gossip Girl era más simpática y a Control Z le gusta lo retorcido.

La serie "Control Z". Foto: Netflix
La serie "Control Z". Foto: Netflix

Al margen, la serie pasa por la mayoría de los lugares comunes de esas y otras tantas series adolescentes (digamos que la advertencia de los peligros de la vida virtual está representada a través de un hacker). Los sortea, pero se queda en un nivel muy superficial, porque lo prioritario para los chicos es mantener a salvo unos secretos que tienen que ver con identidad de género, sexualidad o situación económica, entonces los estigmas siguen estando donde no tienen que estar. Ayer se confirmó la temporada 2, seguramente una buena oportunidad de mejorar el mensaje final.

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