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Florencia Infante: "Necesito ser fiel a mi discurso para poder mirarme todos los días"

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Florencia Infante

ENTREVISTA

Con nuevo proyecto en TNU y tras la salida de "De arriba un rayo" de Océano FM, la actriz y comunicadora habla de sus procesos y del feminismo

"Yo soy una tipa muy del abrazo, del gesto, de buscar la mirada. Me costó encontrarme en el mundo tecnológico”, dice Florencia Infante. Actriz, comunicadora, docente, madre, tuvo que adaptar su trabajo a la virtualidad y el home office justo en medio de un proceso de cambio que trasciende el coronavirus. En abril se alejó, por cuenta propia, de la compañía teatral Impronta; en mayo se despidió entre lágrimas de De arriba un rayo, uno de los programas levantados de Océano FM; y la semana pasada, junto a Diego Waisrub, estrenó en TNU el programa Ta. Tiempo de aprender, un proyecto de ANEP y Plan Ceibal, además de Maternidades en cuarentena, uno de los contenidos apoyados por la Intendencia en el marco de "Arte en cuarentena" que puede verse en YouTube.

“El proyecto de TNU cayó en un momento espectacular”, dice Infante sobre el programa de una hora que va de lunes a viernes a las 10.00, 16.30 y a la medianoche. “En esa hora presentamos videos de niños y maestros de escuelas de todo el país, con cosas que han hecho o están haciendo; también mostramos cómo exprimir al máximo la plataforma. No es un programa para niños; es un programa para todos, pero no está apuntado a los niños. Es humanizar la plataforma, pero con mucha onda”, asegura.

“Todos nos vimos educando chiquilines sin saber, sin preparación. Entonces esto me parece fabuloso”.

—Es tu primera experiencia en este tipo de contenido pedagógico. ¿Qué te requiere de distinto a otros proyectos?

—-Tengo que estudiar un montón. Yo hice hace unos años el programa Padres hoy, pero era más entretenimiento; era más fácil. Acá guiona Fernando Schmidt con Martín Mazzella, y es un montón de texto. Y yo aparte soy actriz, o sea que mi trabajo es criticarme y ver si me resulta creíble, y a mí el programa me gustó: sabemos de lo que estamos hablando, se nota que re-estudiamos. Es mucha responsabilidad.

—¿Sos una mamá muy actriz?

—Sí. Me gusta jugar mucho con mis hijos y tenemos una entrada y salida del universo fantástico muy bien adquirida y aprendida desde siempre. Yo no tengo que explicar ningún código para ingresar al juego; no es que mi casa es una casa hippie, acá hay reglas y rutinas e intentamos respetarlas, pero sí me parece que mi casa es una casa divertida. Me parece.

—Todo este período de nuevas formas te encontró entre cambios: el fin de De arriba un rayo en Océano FM y la salida de Impronta. ¿Pudiste diferenciar procesos?

—Hay mucho trabajo terapéutico atrás de todo eso. La salida de la radio fue sorpresiva y repentina; la salida de Impronta tuvo una elaboración más personal. Tiene que ver con lo que yo creo que está bien y está mal; compartía ese espacio con mi expareja y hay cuestiones que promuevo hacia otras mujeres y que necesito ser fiel a mi discurso para poder mirarme todos los días al espejo y estar tranquila. No estaba muy alineada con algunas cosas que estaban pasando con él, entonces con mucho dolor di un paso al costado. Él entendió que no tenía que dar ningún paso, así que él está ahí y yo construiré nuevos proyectos.

—Es algo muy diferente a tu salida de Océano.

—Nunca me había pasado porque en general me iba yo de los proyectos, o eran cosas que tenían término. Esto fue algo sorpresivo y entendible, más allá de que da dolor, porque yo creo que con mis compañeros estábamos haciendo el mejor programa del mundo, y ojalá lo podamos seguir haciendo en otra radio. Creo que nosotros nos fuimos en nuestro mejor momento. Pero la radio es una empresa y los empresarios toman decisiones, y está bien. A mí me puede doler, pero yo a Pablo (Lecueder) le tengo respeto, cariño: en la radio siempre fui libre, siempre me apoyaron.

—¿Hay algo en el futuro cercano de De arriba un rayo?

—No. Nosotros transitamos con mucha honestidad nuestro duelo, y no hemos tenido ninguna oferta, pero tampoco hemos salido a golpear ninguna puerta, porque nos parece que este es un momento de barajar y dar de nuevo para mucha gente. Todos los medios de comunicación están ahí, apretando el bolsillo. Creo muchísimo en el proyecto. Es un grupo humano excepcional; ojalá las vueltas de la vida nos tengan preparado algo mejor.

El equipo de De arriba un rayo 2020, en Océano FM. Foto: Twitter @oceano939
El equipo de De arriba un rayo 2020, en Océano FM. Foto: Twitter @oceano939

—Ya te había pasado en Segunda pelota, y en De arriba un rayo de vuelta, que sos la que llega a tener que integrarse al grupo de hombres y se convierte en la mujer del grupo. ¿En algún momento te fue raro?

—A mí me encanta ser la mujer del grupo. Yo soy como muy varonera y me gusta mucho mostrarles la otra cara de la moneda. Me gusta darles un baño de feminismo y femineidad; me gusta ese rol. Al principio, en Segunda pelota, yo era más tierna, más chica; tenía como una inocencia y eso fue bueno porque fui forjando personalidad, carácter y presencia. Pero en términos humanos, no importa: me llevo bien con todo el mundo y soy agradecida por eso. Pablo Fabregat siempre me decía que yo era como el arroz, que acompañaba todo. ¡Y no me molesta! Me encanta ser compañera de todo: de copas, de fútbol, de charlas de amor, guitarreadas, programas de tele, de radio. Me encanta ser como el arroz.

—Te lo preguntaba porque en tu despedida de la radio hablaste de que nunca nadie le diga a una mujer que no puede hacer algo, y quizás el ser “varonera” es también un privilegio a la hora de habitar ciertos espacios que otras mujeres no pueden.

—Totalmente, y yo tengo otro gran privilegio que es el de que me paguen por hablar, por mi opinión. Y la gente que me conoce sabe que yo no transo en un montón de cosas; que me declaro feminista, y me parece un embole declararme feminista, porque todos deberían serlo, porque el feminismo busca igualdad de derechos entre hombres y mujeres, entonces si no sos feminista, sos un sorete. Pila de gente me decía: “vos hablás y no sos agresiva”. ¡No, pero estoy diciendo lo mismo, solo que la otra capaz está más enojada porque le pasaron más cosas! Yo también gané menos que compañeros hombres solo por ser mujer, yo también tuve que dejar espacios de privilegio por maternar, yo también tuve miedo de irme de licencia maternal y que me saquen. Conozco a muchas comunicadoras a las que le preguntaban si pensaban tener hijos, y en base a eso las tomaban o no: eso es una mierda. Yo tengo la ventaja de que a mí me pagan por dar mi opinión, y está muy clara y le cae bien a hombres y mujeres.

—Y sos consciente de la responsabilidad que viene con eso.

—Sí, y cuando planteo las cosas las planteo casi desde un lugar de docente. Estoy re enojada, pero intento transmitir las cosas desde un lugar donde el otro al menos me pueda escuchar. Ya eso es pila. Entonces poder decir, en la despedida de un proyecto, que ojalá que nadie le diga nunca a una niña o mujer que no puede hacer algo por el simple hecho de ser niña o mujer, para mí es fuertísimo. No sé. Soy muy respetuosa con lo que digo porque quiero que le llegue a la gente. No me quiero casar con ningún discurso. Por eso también me pareció que estaba bien mostrar qué voto o ser explícita en mi ideología política, porque eso va construyendo un perfil, porque podés identificarte conmigo o no, pero yo soy una tipa respetuosa, madre luchona, la peleo todos los días, tengo laburos, ¿entonces por qué no puedo tener opinión? Esa imagen del comunicador que uno no sabía si era casado o soltero, qué pensaba, eso ya fue: hay que comprometerse con las cosas. No te puede dar lo mismo la cantidad de casos de coronavirus y la de femicidios, ¡no te puede dar lo mismo! ¡No te pueden dar lo mismo las cosas que se dicen en el Senado! Y me encanta ser comunicadora, pero ser comunicadora así; si no puedo decir lo que pienso, prefiero ir a hacer un trabajo donde no tenga que mentir.

actualidad

Humor, redes y definiciones

“Si no actúo, me apago”, dice Florencia Infante, preocupada por la escena cultural. Con estreno en TNU y nuevo carnaval con Cyranos por delante, Infante lanzó en YouTube Maternidades en cuarentena, junto con varias artistas, en el marco de Arte en Cuarentena de la Intendencia capitalina.

Consultada por la polémica generada en torno al personaje de Edison Campiglia que Rafa Cotelo hace en "La mesa de los galanes", Infante dice que vivió el asunto muy por fuera, ya que por esos días había tomado distancia de las redes. "Te puedo opinar de la discusión que tenemos todos los años en Cyranos, de qué nos podemos reír y de qué no nos podemos reír. Hace algunos años hablando con Jimena Márquez, ella me decía: "Hace unos años te hubiera dicho que nos podemos reír de todo", y yo creo en eso, porque de hecho sucedía. Y yo no sé si ahora te podés reír de todo. Pero me parece un debate superinteresante, y un buen ejercicio es repasar de qué nos reímos. María Rosa Oña dice que podemos reírnos de lo que queramos, porque ese es el rol del humorista. Habrá que ver qué pasa con los que escuchan eso".

Hablando de redes, entre su cuenta de Twitter y la de Instagram, Florencia Infante se define como "actriz", "docente", "madre luchona", "feliz" e "ingobernable". ¿Eso la define? "Primero, antes, decía madre, y no. Yo por encima de todas las cosas soy actriz. Soy mujer, soy actriz, soy feliz, decidí ser madre y me encanta serlo; creo que voy a cambiar la información, Yo intento o me caracterizo por buscar felicidad en todas las cosas. Me lo dijo Hugo (Díaz) una vez, me lo dijo Cuico (Perazzo), y ahora que te lo digo a vos lo estoy empezando a entender. Capaz por eso entro bien en los lugares de trabajo; es el Hakuna Matata de mi vida".

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