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Abogados, fiscales, detectives. forenses y jueces. Desde que Netflix comenzó a publicar los datos de las 10 series y películas más vistas de su catálogo, se confirma una vez más que los uruguayos —al igual que al resto del mundo— tienen una fascinación por las tramas construidas en torno a los personajes que se encargan de desvelar los secretos de los crímenes más misteriosos.

Por allí pasó uno de los últimos grandes éxitos de la plataforma: El juicio, la serie italiana que estuvo entre lo más visto de Netflix durante varias semanas de abril. Mucho de la trama se desarrollaba en el juzgado y el foco estaba puesto en la lucha de egos de dos abogados que querían descubrir la verdad sobre el asesinato de una joven de 17 años.

Ahora le llegó el turno a otra serie europea. Esta vez se trata de El jurado, que fue filmada en Bélgica y ayer alcanzó el segundo puesto de lo más visto de Netflix en Uruguay. Al igual que El juicio, mucho de esta serie de 10 capítulos se desarrolla en un juzgado. Sin embargo, esta vez la historia no se centra en los abogados, sino que en las 12 personas seleccionadas para formar parte del jurado que determinará la sentencia.

Basta con mirar los primeros minutos de la serie para notar que la trama promete. Una mujer, Frie Palmers (Maaike Cafmeyer), es acusada de haber asesinado a su hija pequeña con un trozo de vidrio y, antes de que comience el proceso judicial, la opinión pública ya la considera culpable del crimen. ¿La razón? Sus antecedentes: 18 años antes de la muerte, Palmers había sido acusada por lo que se recuerda como el “crimen del milenio”.

El 1° de enero del 2000, su mejor amiga, Brechtje Vindevogel (Lynn Van Royen), desapareció de una fiesta por la llegada del nuevo milenio. Unos días después, su cuerpo —lleno de heridas— fue hallado en un lago. La aparición de un video en el que Vindevogel pide ayuda antes de ser asesinada genera numerosas hipótesis, pero se sigue insistiendo en la culpabilidad de la acusada.

Y, entre tantas versiones sobre lo ocurrido en ambos casos —sumado a unos cuantos errores en el procedimiento policial—, es donde la participación del jurado de 12 ciudadanos elegidos por sorteo (más dos suplentes), juega un rol esencial. Se busca aportar una mirada neutral al caso.

Es en este aspecto donde está la originalidad de este drama belga, que se corre de la clásica historia de una acusación criminal. Además de una excelente fotografía, cada episodio se completa con la historia personal de cada miembro del jurado. Cuando las cámaras salen del juzgado, se enfocan en las historias personales de cada miembro y así demostrar cómo cada aspecto de su vida terminará condicionando la decisión final sobre la posible culpabilidad de la acusada.

Y cada historia se vuelve importante en el puzzle que construye esta historia. En total, El jurado aborda la vida de 18 personas (las 14 personas que participan del jurado, la acusada, el acusador y su mujer, y el padre de la amiga fallecida) y generar interesantes subtramas que cargan de interés cada uno de los episodios.

A medida que el juicio avanza, la narración aporta unos cuantos flashbacks sobre los momentos previos a los asesinatos. Los guionistas parecen invitar al espectador a que se anime a sacar sus propias conclusiones y sienta, aunque sea por unos minutos, que es otro miembro del jurado.

Este juego temporal, que incluye verdades, mentiras y deseos ocultos, contribuye a que el desarrollo de la historia se vuelva más compleja. Es la fórmula ideal para enganchar a los amantes de los thrillers y de esas series policiales en las que hay que estar atento a cada pieza del mapa narrativo.

Es verdad que tanta información puede volverse pesada en algunos momentos, pero El jurado logra aportar una mirada bastante original en el abordaje de las series dedicadas a casos policiales y, además, presenta varios escenas llenas de tensión. Muy recomendable.