ENTREVISTA

"Un día ya no habrá más miedo, / No habrá que tomar distancia, / Ya no habrá cerca o lejos, / Volveremos ser libres para reír o estornudar”,canta Alejandro Lerner en su nueva canción, atravesada por la melancolía y la esperanza. Se llama “Un día” y fue grabada en su casa, durante la cuarentena por el coronavirus. Ese tema, publicado a mediados de octubre, forma parte de un proyecto titulado Canciones en cuarentena, que comenzó a gestarse en el estudio que tiene en su casa de Buenos Aires.

Según explica a El País vía Zoom, los sentimientos de tristeza e incertidumbre se transformaron en la materia prima de una serie de canciones que próximamente verán la luz. El primer adelanto del proyecto fue “Besos de lejos”, una balada que estrenó en marzo durante un show casero que transmitió a través de su cuenta de Instagram. “Solo tu voz y el recuerdo, mantienen viva mi alma, / Hoy dame un beso de lejos, para calmar tanta pena”, cantó el argentino frente a su piano mientras sus seguidores le enviaban numerosos mensajes de agradecimiento.

Con “Besos de lejos” y “Un día” ya disponibles en plataformas digitales, el músico se está preparando para lo que será su primer show junto a su banda en ocho meses. La cita está marcada para el viernes 20 de noviembre a las 21.00, y el pianista repasará sus éxitos mientras relata la inspiración de cada uno. Las entradas se consiguen en laplataforma LivePass.

Antes de su show en streaming, el músico argentino habló con El País.

—Lo que más me interesó de “Un día”, es que buscás revalorizar una serie de acciones cotidianas que antes dábamos por sentado, y que ahora se perdieron: ir al bar, viajar en el transporte público y abrazarse. ¿Cómo surgió la letra?

—Cuando escribí “Un día” sentí que si no empezamos a imaginar que en algún momento van a volver esas cosas, todo se nos va a hacer más difícil. Necesitaba imaginar que en algún momento voy a volver a tocar, viajar, ver amigos, y hablar de otras cosas. Hace siete meses que no se habla otra cosa que no sea muerte, enfermedad y angustia. Hay muy poco lugar para la esperanza.

—Más allá de la composición durante la pandemia, en tus canciones siempre hubo una la mirada esperanzadora.

—Sí, porque tengo una filosofía natural que va más por el lado de construir que de destruir. Aunque pude haber tenido canciones irónicas, ácidas y rockeras, mi espíritu siempre está del lado de lo luminoso y de aportar algo en un momento en el que los medios tampoco pueden aportar mucho. En Argentina hay demasiadas batallas y tanta rivalidad, agresión y antagonismo, que no nos damos cuenta que en este barco estamos todos juntos.

—En una entrevista cuestionaste lo absurdo de la grieta en Argentina, y cómo en estos momentos de incertidumbre y miedo, la gente se separa aún más.

—Una de las cosas más importantes tiene que ser que finalmente nos demos cuenta a quién le sirve la grieta. Cuando eso pase, vamos a ver cuáles son las razones y por qué se impulsó. Yo pienso como argentino y no creo en ningún ismo; ni macrismo, ni kirchnerismo, ni radicalismo. Creo que en el instante en que te volvés partidario te volvés anti otra cosa; y hay gente que no quiere ser anti nada, tal vez sí anticorrupción, antiegoísmo y antidecadencia. Hoy estaba en mi casa y pensé que, a veces, los argentinos construimos más pasado que futuro.

—¿Cuál es el rol de la música en momentos de tanta polarización y miedos?

—Creo que no importa la religión, la filosofía ni el grupo social, la imagen de un futuro mejor es absolutamente necesaria. Si no, ¿qué le damos a los más jóvenes? Yo tengo una hija de 11 años y un chico de 5, y ¿qué les doy si no construyo esperanza junto a ellos? Tengo que decirles que hay cosas que están mal, pero que dentro de poco vamos a mejorar. La falta de esperanza es el resultado de lo que somos. Después de todo el sacrificio que fue volver a la democracia, ¿por qué no hemos aprovechado para hacer una Argentina mejor? Antes, el problema eran los militares, pero ahora somos nosotros, que estamos todos contra todos. Tenemos que buscar las cosas en común y no las que nos separan, pero como acá somos futboleros, para que haya un River tiene que haber un Boca. Necesitamos reconstruir el sentido de comunidad.

—Ya publicaste “Besos de lejos” y “Un día”. ¿Surgieron más canciones inspiradas en este contexto?

—Un montón. Tengo una carpeta en mi computadora que se llama Canciones en cuarentena. Tienen distintos argumentos y hay una muy divertida que se llama “La escalera”. Como no podía salir de mi casa, lo único que hacía era subir y bajar la escalera . “A veces estoy tratando de no sentir que estoy al pedo”, dice (se ríe). Hay otra que se llama “A tu lado”, que es una canción de amor. Es como soy yo: canciones con distintos ritmos.

—En junio grabaste una nueva versión de “Cambiar el mundo” junto a artistas de 12 países. ¿Cómo surgió?

—Esa canción es un himno en toda Latinoamérica, porque fue el himno de Disney. Cuando me acercaron la propuesta, dije que sí y aparecieron chicos que hablaban distintas lenguas. Cada uno hizo una versión en ruso, alemán, italiano y más. En total son 11 lenguas y es un lindo documento.

—Canciones como “Volver a empezar”, “Todo a pulmón” y “Cambiar el mundo” se han vuelto himnos en momentos difíciles. ¿Por qué creés que la gente se identifica tanto con tus letras?

—Cuando estamos mal y pasamos momentos de angustia, las canciones nos abrigan. Cuando te llegan mensajes que te dicen: “¿Cómo hiciste para identificar lo que a mí me pasa?” o “Gracias por cantar algo que me sucede y que me identifica”, significa que estás con la gente. Quieras o no, tus actos y tus palabras están cerca de la gente, y eso es lo que te hace un artista popular.