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"Corre": la escalofriante historia real detrás del exitoso thriller psicológico de Netflix

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Imagen de la película "Corre". Foto: Difusión

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La película dirigida por Aneesh Chaganty remite al matricidio de Dee Dee Blanchard en manos de su hija adolescente, ocurrido en 2015 en los Estados Unidos

La película Corre se convirtió en todo un éxito desde su primer día en Netflix, donde permaneció durante varias semanas entre lo más alto del ranking de lo más visto en Uruguay. Su trágica y espeluznante historia remite a un hecho real ocurrido en Misuri, Estados Unidos en 2015: el asesinato de Dee Dee Blanchard en manos de su hija.

La trama de este thriller psicológico está basada en la relación entre una madre, llamada Diane Sherman (Sarah Paulson), y su hija Chloe (Kiera Allen). Al comienzo del film, tras un parto difícil, la mujer contempla a su beba recién nacida; 17 años después, la niña devenida en adolescente vive en la pequeña fortaleza que su madre le hizo, a fuerza de medicamentos y educación hogareña.

Sarah Paulson en la película "Corre". Foto: Difusión
Sarah Paulson en la película "Corre". Foto: Difusión

La adolescente, que está en silla de ruedas, padece problemas cardíacos y severas alergias, y vive atada a la protección materna, que la resguarda de las amenazas del exterior pero la somete a una vida de control.

Sin embargo, detrás de esa madre que parece cariñosa y protectora con su hija, se esconde un secreto oscuro. Chloe comienza a sospechar de su madre y logra descubrir lo que oculta. Luego, todo se vuelve turbulento.

El caso real que inspiró "Corre", el thriller de Netflix

Sarah Paulson en la película "Corre". Foto: Difusión
Sarah Paulson en la película "Corre". Foto: Difusión

La historia contada en la película tiene grandes similitudes con el caso de Gypsy Rose Blanchard, una joven con discapacidad que terminó asesinando a su madre maltratadora, Dee Dee, cuando tenía 24 años.

Al igual que Chloe, Gypsy luchó con muchas enfermedades a lo largo de su vida, y su progenitora era vista como una madre sobreprotectora que la cuidaba de forma incansable.

Pero, puertas adentro, el trato hacia ella era cruel. Gypsy sufría torturas y su madre la obligaba a someterse a múltiples tratamientos invasivos y cirugías basadas únicamente en su palabra.

Según Dee Dee, su hija padecía asma, leucemia y distrofia muscular, entre otras enfermedades crónicas. Al igual que la protagonista de Corre, había nacido prematura. Dee Dee alegaba que por eso había sufrido diversos daños cerebrales y tenía un “retraso madurativo”.

Cansada de su padecimiento, Gypsy asesinó a su madre a puñaladas con la ayuda de su novio Nicholas Godejohn. El cuerpo de la mujer fue encontrado el 14 de junio de 2015, por efectivos de la policía del Condado de Greene, en Springfield, Misuri.

Según el informe policial, Dee Dee estaba recostada boca abajo en la cama de su habitación, cubierta de sangre y con heridas cortantes que habían sido causadas varios días atrás. La adolescente se declaró culpable y, actualmente, cumple una condena por “asesinato en segundo grado”. Fue sentenciada a diez años de prisión.

En tanto, su novio fue quien se llevó la peor parte: Godejohn fue condenado a cadena perpetua por asesinato en primer grado. El joven, con trastorno del espectro autista y síndrome de Asperger, tenía antecedentes penales previos al crimen de la mujer.

El trastorno psicológico de Dee Dee y Diane

Existe un diagnóstico psicológico en el que se encuadra este tipo de maltrato infantil: se lo conoce como síndrome de Münchhausen por poderes. Según explica el sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, se trata de un trastorno por el que el cuidador del niño, con frecuencia la madre, inventa síntomas falsos o los induce para que parezca que está enfermo, y así lograr la atención y simpatía de los demás. Con este fin, el adulto incluso puede adulterar los resultados de pruebas médicas.

En la Clínica Mayo denominan a este padecimiento como “trastorno facticio”, cuyos síntomas pueden ser leves (una pequeña exageración de los síntomas) o graves (como en el caso del síndrome de Munchausen). “El trastorno facticio no es lo mismo que inventar problemas médicos para un beneficio práctico, como irse del trabajo antes o ganar un juicio. Si bien las personas que sufren este trastorno saben que causan sus síntomas o enfermedades, es posible que no entiendan las razones de su conducta o que no reconozcan que tienen un problema”, sostienen.

“Se trata de un trastorno difícil de identificar y de tratar. Sin embargo, la ayuda médica y psiquiátrica es fundamental para prevenir lesiones graves e incluso la muerte por las lesiones autoinfligidas típicas de este trastorno”, concluyen.

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