ENTREVISTA

El viernes Miguel Chagas se despidió de Telemundo luego de cuatro años. Minutos antes de las 21.00, tuvo su última salida al aire y aunque anunció que no se quería a emocionar por la despedida, no le fue fácil: en Canal 12 dijo sentirse como en su casa pero su salida se debe a un nuevo camino laboral.

Chagas estrenó el 26 de enero Despertate, que va a las seis de la mañana por Radio Uruguay, 94.7 FM, y todas las radios públicas del país. A eso suma un programa periodístico también en las radios públicas, que estrenará el lunes 15, y donde también estarán en la conducción Mauricio Almada y Camila Pírez.

Sobre el fin de su ciclo en Telemundo, su futuro laboral y cómo es ser un cronista policial en tiempos como éstos, Chagas conversó con El País.

—¿Cómo se sintió la despedida de Telemundo?

—Es una decisión meditada. Durante un descanso que me tomé me llagó otra propuesta laboral y sentí que había cumplido un ciclo en el noticiero y tomé la decisión de partir. No tiene más misterio que eso. Lo había hablado en mi casa con mi familia y entendía que necesitaba salir de la zona de confort. Tuve la sensación de decidir entre lo que me convenía o lo que la intuición me decía.

—-¿Y por cuál te decidiste?

—Entre conveniencia e intuición, me decido por la intuición. Siempre digo que me gusta cumplir misiones, y a cada lugar que llego lo hago con una misión. Cuando la cumplo siento que ya puedo partir. Me pasó lo mismo en Telenoche donde estuve cinco años trabajando y cuando sentí que había hecho todo lo que podía hacer me fui. Ahora otra vez siento que tengo que avanzar porque creo que no podés estar atornillado mucho tiempo a un mismo sitio.

—Ahora te vas a dedicar a la radio. ¿Qué vas a hacer?

—Ya estoy en Radio Uruguay haciendo Despertate de 06.00 a 07.00 que es un programa que inyecta energía. Y después voy a formar parte del equipo periodístico de la radio, de 9.00 a 12.00 que arranca el lunes 15 de febrero.

—¿Quién te va a acompañar?

—Vamos a estar con Mauricio Almada y Camila Pírez en la conducción. Ahí vamos a seguir haciendo periodismo.

—¿No extrañas la calle?

—Cuando me fui de Canal 4 dije que no iba a volver y estuve cuatro años en Telemundo. No cierro la posibilidad de volver en algún momento, pero hoy no se me pasa por la cabeza. Hoy prefiero descansar un poco.

—¿No has sentido miedo?

—Sí, tengo hijas y por eso mis redes sociales nunca tengo fotos de ellas, ni de mi señora. Al tener que involucrarme de casos complicados, a veces sentía miedo sobre todo por mi familia. Por eso prefería no exponerlas, para protegerlas.

—En estos años te convertiste en un referente de la crónica roja en la televisión y has estado en momentos complicados como la toma de rehenes en la peluquería o la joyería, hace unos meses. ¿Te acostumbrás a esas situaciones?

—Con el paso del tiempo te acostumbrás. Estás siempre en situaciones límites, a veces es muy complejo. El periodista que cubre la crónica policial tiene la desventaja que por lo general convive con el rechazo. El periodista parlamentario o el de sociales va a lugares donde es bien recibido, no pasa lo mismo con el periodista policial. Hay personas que no quieren que estés en algún lugar o que transmitas alguna información, entonces llegás a vivir situaciones muy complejas y eso genera un plus en el trabajo que es complejo, complicado y muy desgastante.

—-¿Cómo te desconectás de eso?

—Al principio me costaba mucho desenchufarme cuando me iba del trabajo y llegaba a casa. Con el paso del tiempo me fui acostumbrando, pero indudablemente es un trabajo muy complicado. De hecho muchos compañeros me dicen que no hacen esto ni loco.

—¿Qué te dejó el periodismo policial?

—Me hizo un ser un poco más duro porque convivís con situaciones muy complejas y te hace un poco más duro. A veces creo que prefiero ser más sensible y por eso es uno de los motivos por los que siento que cumplí un ciclo.

—¿En estos años se complicó la calle?

—La calle está más dura, más complicada. Particularmente yo que hago periodismo policial, los delincuentes hoy están más violentos, más agresivos. Eso muestra que algunos códigos ya no se respetan.