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María Gomensoro: "Yo nunca me puse en pose, tampoco escondo de dónde vengo"

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María Gomensoro. Foto: Leo Mainé.

ENTREVISTA

La conductora de "Poderosas", el programa que se emite por la pantalla de TNU, habló con El País sobre su salida de "Consentidas", el final de "Recalculando" y su postura frente a los prejuicios

María Gomensoro se encuentra en una nueva etapa de su carrera. A mitad de junio, la conductora estrenó Poderosas, que va los miércoles a las 20.30 en TNU, donde entrevista a mujeres uruguayas que hacen historia día a día. A días del estreno, habló con El País.

—Antes del comienzo de Poderosas escribiste un texto en tu página web titulado “El poder está en ti”. Allí decías que creciste “rodeada de rótulos” y que dedicaste mucho tiempo a pedir disculpas cuando te alejabas de lo que se esperaba de vos. ¿Te ha pasado en el ámbito laboral?

—Sí, por supuesto. Me pasó millones de veces en el ámbito personal y en el laboral. Lo estuve hablando con una amiga hace unos días: cuando llego a mi programa o voy a hacer la conducción de un evento, se necesita un orden, porque te vas a exponer. Y yo tengo manías para trabajar: me gusta que me impriman el guion y tiene que haber una estructura. No me gusta la informalidad y la improvisación. Ya por hacer eso queda la idea de que con una mujer es difícil trabajar. En el ámbito personal también me pasó con una pareja o por ser una madre que trabaja. Siempre estás debiéndole a alguien por hacer algo. Me han dicho varias veces: “María, tú sos demasiado buena”, ¿pero qué quiere decir eso? Está la idea de que la mujer tiene que bancar, bancar y bancar. No, pará, ¿quién dice eso? Si no te gusta algo se habla, porque si no, la cosa no funciona.

—Dejaste de trabajar en Consentidas, el programa de radio Recalculando está en pausa desde marzo y ahora empezaste con Poderosas. ¿Cómo te enfrentaste a los cambios en este tiempo?

—En realidad, lo de Consentidas ya venía pensándolo hace mucho. No fue una sorpresa para mis compañeras porque hacía tres años que tenía más ganas de esto. Me gusta mucho la entrevista que se desarrolla en la radio, y entonces empecé a ver que Consentidas no me desafiaba. Es difícil salir de una zona de confort e irte de tu familia cuando todo está tan perfecto, pero yo sentía que ya le había dado todo lo que podía. Ya eran 13 años e hicimos de todo. Era un programa muy querido y siempre voy a seguir siendo consentida. Quería salir de una zona de confort para seguir creciendo por otros lados. Había apostado a seguir en la radio todo este año, y me dio mucha pena que nos cerraran por las mismas razones que cayeron otros programas de televisión y de radio: con la pandemia, lo primero que se corta es el sponsor. El día que cerró esa posibilidad, un 19 de marzo, me puse a trabajar en mi portal para seguir con producción, y llegó la propuesta de Poderosas.

En una entrevista con Sábado Showcomentaste que Consentidas fue un programa pionero porque mostraba por primera vez el formato de tres mujeres "que caminan entre lo periodístico y el entretenimiento". Ahora hay otros programas de ese estilo. ¿Sentís que marcaron un precedente?

—Por suerte ahora es muy común ver a tres mujeres conduciendo en la tarde. Cada vez más mujeres en la televisión y en radio, eso hay que decirlo. Se salió un poco del esquema que busca la voz masculina porque parece que la voz femenina no tiene la misma autoridad. En Consentidas acompañamos, porque cuando estás en los medios sos el termómetro de lo que está pasando y voceros de los cambios en la sociedad, el cambio de  "crimen pasional" a "violencia doméstica". Acompañamos y elegimos visibilizarlo. La violencia de género ya no tiene color político, es un tema social. 

— En tu biografía de Twitter incluiste las líneas de atención a víctimas de violencia de género. ¿Buscás visibilizar la idea del "no estás sola"?

—El "no estás sola" es fundamental. Hay un gran desconocimiento, y me pongo en la primera fila, pero me cansé de hacer responsable a la sociedad. Lo dije el año pasado en radio cuando tuvimos un pico de femicidios y vino la psicóloga Gabriela Decaro. Ella hablaba de cómo tenemos la tendencia de culpar a los de afuera y cómo hacemos responsables a otros para no hacernos cargo, porque, si reconocés algo tenés que asumirlo. Muchas veces culpamos a la sociedad, ¿pero qué es la sociedad? Somos nosotros, sos tú y soy yo. Entonces, ¿qué estás haciendo para cambiar la realidad? Me duele la violencia y trato de sacar los estereotipos en casa y generar personas empáticas.

—¿Qué imagen sentís que le transmitís a la gente en cada uno de tus proyectos?

—¿Qué ve la gente de mí? Yo siempre soy yo. Yo nunca me inventé ni me puse en pose, tampoco escondí de dónde vengo, a qué colegio fui ni quiénes son mis padres. La gente tiene clarito de dónde soy y eso no me quema la cabeza. Sé que hay un prejuicio, tanto desde dónde vengo yo como con el que viene del Cerro. Sé que hay un prejuicio y trato, porque lo sufrí, de no ser prejuiciosa. Siempre me he llevado grandes chascos, pero he descubierto grandes personas. Respeto a todos y trato de unir.

¿Sentís que alguna vez te encasillaron por el lugar de dónde venías?

—Sí, claro. Pero no tengo conflicto porque soy una total agradecida por todas las oportunidades que me dio la vida, por dónde nací, la familia que tuve y las posibilidades que tuve. Pero también siento una gran responsabilidad con eso. Ahora, en la cuarentena, tenía un gran privilegio porque me iba a dormir tranquila porque sabía que iba a poder pagar la luz. Pero no me quedé pensando en mí, sino que vi en qué podía ayudar. Me sumé a Unidos para Ayudar y trabajé con Nada Crece a la Sombra. Los que tenemos ganas, una estructura fuerte y estamos sanos, podemos ayudar.

—¿Recordás alguna situación en que te hayan encasillado?

—Una vez de fuimos con las consentidas a Las Piedras para hacer una cosa con el shopping, que era sponsor. Hicieron una reunión con clientes y una señora me pregunta: “María, decime una cosa: ¿a vos de qué te sirvió ir al mejor colegio del Uruguay, al British?” Me tiró a pegar con una piedra, tipo “ricachona, cheta”. Pero eso te da la oportunidad de derrumbar mitos, y yo le respondí: “Te agradezco muchísimo que me lo preguntes. Me sirvió mucho, y estoy acá porque gracias a esa oportunidad y a que mis padres invirtieron en mi educación pude hacer una carrera sin haber estudiado en una universidad, porque no tuve la oportunidad de seguir pagándome la educación”. Si yo tuve la oportunidad de crecer por la educación que tuve, me gustaría que todas las escuelas y liceos tuvieran la misma oportunidad. La gente se detiene un montón en los prejuicios y se arma una película, en vez de gastar energía en pensar qué puede hacer. Eso hay que cambiar, ese es el chip que el uruguayo tiene que cambiar.

Poderosas muestra las historias de mujeres que rompieron barreras. ¿Qué esperás que se encuentre el televidente en cada programa?

—Más que nada quiero que se inspiren. Ninguna de estas mujeres se quedó sentada en la casa esperando a que las cosas les pasen. Y esto va para hombres y mujeres. Ese es el cambio de mentalidad que tenemos que hacer y lo aprendemos de gente que lo logra a diario.

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