GOT TALENT

Comenzó a bailar a los 10 años después de ver, en el programa de Susana Giménez, a un chico que bailaba como robot. Le encantó y empezó a buscar videos de Michael Jackson, no porque le guste mucho su música: prefería ver e imitar sus pasos. “Después empecé a practicar a escondidas y le mostraba los pasos a mi abuelo. Un día me animé y le mostré a mis amigos y les gustó. Al principio no entendía si estaba bueno lo que hacía o se burlaban de mí, como para hacerme pasar vergüenza”, dice José Luis Barrera, o Coti Danz, el nombre artístico con el se lo conoció en Got Talent, el certamen de Canal 10, del que ya es uno de los finalistas.

Desde aquella tímida presentación ante sus amigos no dejó de practicar. “Arranqué como un hobbie para desestresarme y lo uso como una medicación”, dice.

Sus coreografías, complejas y emotivas las arma en una “piecita” en su casa. “Mientras escucho un tema, en mi mente me imagino que estoy en un escenario”, cuenta. “Siempre busco que todo tenga una historia y un significado, no me gusta que sea un baile frío, quiero que haya un mensaje. No tiene que ser sobre mí, puede ser de un amigo o de algo que pasó en la sociedad, pero bailando. Como no soy bueno hablando, me expreso bailando”.

En 2016 participó del Carnaval de Mercedes con los Humoristas sin Patente que no ganó (salieron terceros) pero Coti Danz se llevó el premio revelación. “Después tuve un par de sudamericanos donde salí primero, también estuve en competencias en Mercedes, Paysandú y Durazno. También siempre estoy en la Teletón ayudando, y me servía porque era un entrenamiento para sacarme la vergüenza y ganar confianza. Además podía dar una mano”, dice Coti.

—¿Cómo llegas a Got Talent?

—Por un empujón de mi madre. Me mandó una captura del aviso de la audición y le dije que no me iba a anotar para pasar vergüenza. Ella me dijo: “andá, es una oportunidad y si quedás afuera no pasa nada”. Y allá se anotó Coti. Fui a la audición, al mes me llamaron y me dijeron que tenía que ir a la audición con el jurado y me fui con los cuatro “si” del jurado. Seguí avanzando, siempre negativo pero avanzando pensando que me iba a quedar afuera, pero pasé.

—En Got Talent dijiste que pasaste un momento difícil viviendo en la calle. ¿Qué te pasó?

—No soy mucho de meterme en el tema porque soy reservado, pero en mi adolescencia tuve una complicación familiar y por no decirle a mi madre para no decepcionarla me quedé en la calle. Ahí empecé a entrenar para distraerme de la angustia, si estaba muy frío o para no acordarme que tenía hambre. Cuando le dije a mi madre que estaba en la calle y no podía seguir así, porque somos ocho hermanos, mamá me dio tremenda mano. Pude salir a flote y con el baile seguí practicando y me metí en varios grupos de baile de Mercedes.

—¿Cómo surge llamarte Coti Danz?

—Coti es mi sobrenombre de niño porque a mi padre le decían Cototito y a mí también. Pero fui creciendo y no me iban a decir así, y para mi familia soy Coti. El “Danz” surgió cuando estaba en la calle y conocí a un mochilero que ya falleció. Nos conocimos y compartíamos una bolsita de pan que habíamos conseguido en una panadería. Le mostré un par de pasos y le dije que me gustaría llegar a la tele o algún lado con esto, pero no creo porque estoy en Mercedes, y siempre me di para atrás. Él me dijo que estaba despegado pero me dijo que tengo que tener un nombre artístico. Entonces me dijo: “sos Coti Danz”, y así quedó y me presentaba así en los escenarios y en la ciudad se hizo un sobrenombre conocido.

—Ahora sos finalista por el voto del público. ¿Pensabas llegar tan lejos?

—No me tenía fe. Pensaba que quedaba afuera porque eran cuatro los que iban a llamar, y me decía: “bueno Coti, andá despidiéndote”, y cuando me llamaron en el cuarto lugar para pasar al escenario dije: “Pasé”. Mientras esperábamos que dijeran quién pasaba, yo me autoconsolaba y me decía: “bastante lejos llegaste”. Y ahora en la semifinal ya me estaba autoconsolando cuando Natalia Oreiro dijo mi nombre y me caí al piso porque hacía días que estaba contraído por los nervios.

—¿Ya empezaste a practicar los pasos para la final?

—Todavía no. En Montevideo no dormía mucho por los nervios y cuando llegué a mi cama dormí como un oso. Cuando me recupere empiezo.

Desde su primera presentación en Got Talent, su audición fue el Paysandú, Jose Luis Barrera dijo que no había visitado Montevideo y que uno de sus sueños era conocer el Gran Parque Central. Para la semifinal, la producción del programa decidió sorprenderlo con una visita al estadio de Nacional.

“Fue una emoción hermosa”, dice. “Me hicieron un engaño los de la producción, dijeron que me iban a sacar a conocer Montevideo y como no conozco, me podés pasear por cualquier lado que no sé nada. Me llevaron por unas calles y cuando vi el cartel del Gran Parque Central me dije: estos bandidos me engañaron. Nada más ver el cartel el pecho se me inflamó y se me caían los mocos porque hace muchos años que quería ir ahí, con mi abuelo que ya falleció, y por eso se me caían las lágrimas de la emoción. Cuando entré era como un niño chico mirando todo para no perderme de nada. Encima llego y me recibe Iván Alonso, así que no podía pedir nada más”.