Uruguay se ha consolidado como semillero de cantautoras, sobre todo en las últimas generaciones. Y ha cosechado buenas; basta con reparar en Malena Muyala, a la que encontrarle un defecto es difícil.

Tiene una voz impresionante, una presencia abrumadora, una capacidad para interpretar que la llega a asombrar a ella misma. Y ahora también tiene canciones propias que son contundentes, confesionales, poéticas y muy intensas.

Con ese puñado de temas y una banda grande y talentosa llegó Muyala al Teatro Solís el jueves, para presentar Temporal. Vaya coincidencia: el día estuvo gris, húmedo y lluvioso, como para no desentonar. Pero cuando afuera la noche se calmó, adentro de la sala mayor del Solís todas las sensaciones se alteraron.

Unas nubes de flores y luces colgaron del techo, que de vez en cuando dejó caer hojas de otoño, y todo fue a la vez etéreo y terrenal. Puede ser una combinación extraña, quizás, pero Muyala sabe cómo hacerla fluir.

Lo sabe Muyala y también sus músicos, claro; un equipo al que no hay cómo ganarle. Con Carlos Méndez en la guitarra, Gustavo Spatocco y Gustavo Montemurro alternando en el piano, y con un cuarteto de cuerda muy virtuoso, las canciones crecieron mucho. Además, los arreglos del propio Spatocco permitieron que las de Temporal se conectaran con las más antiguas del repertorio e incluso con un tango como "Los mareados" con la misma naturalidad.

Temporal fue recibido con ovaciones por el público que prácticamente colmó el Solís. Sobre todo el tema "Raíz", que contó con la participación del argentino Nahuel Pennisi, un músico y cantante ciego que se llevó un largo aplauso.

Más allá de la intervención de Pennisi, el show estuvo atravesado por fuertes emociones, relacionadas directamente por la interpretación de Muyala. Ella misma pareció sorprenderse al final de "Miente", a la que le puso mucha potencia.

También "Confesión" llegó a un lugar muy alto, y es que esta cantautora tiene esa capacidad de trasladar cualquier tema a un sitio muy lejano o muy personal (con "Insistir" se la vio particularmente conmovida), a uno muy elevado o a otro muy pequeño. Técnica y oficio le sobran, y esas son de sus máximas virtudes.

Muyala está más allá del tango que la supo arropar desde sus comienzos (y que tan bien le sale). En el Solís bailó candombe y se acercó bastante al pop con "Luz", pero ante todo pesó su condición de artista, de una artista con todas las letras.

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