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Wainraich encarnó sus afiebrados personajes

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Sebastián Wainraich asombró por la crudeza de sus duros personajes. Foto: Agustín Martínez

A quién no le ha pasado de, en un bar, en el club o donde sea, empezar a hablar con un desconocido, un tipo macanudo, hasta gracioso, que a los pocos minutos de charla está expresándose como un desaforado, con los conceptos más clasistas y racistas que uno se pueda imaginar.

De algo de eso va el personaje que abre Wainraich y los frustrados, espectáculo porteño que el fin de semana último dio dos funciones en el Teatro El Galpón.

El actor argentino, que ya se había presentado en esta ciudad en La Trastienda, con un unipersonal, ofreció ahora un show mucho más armado, con una estructura más pensada y compacta. Seguramente para aligerar un largo monólogo de una hora y media, el intérprete lo divide en cuatro partes, muy bien enganchadas entre ellas. En las tres primeras, un primer personaje arranca conversando como si el show no hubiera empezado. Le sigue otro, un jugador de fútbol frustrado que habla pestes de su madre, y finalmente una mujer, que también hace una performance muy "under" sobre su vida, bastante desgraciada.

Aunque los unipersonales se los puede ver por todas las salas, grandes y pequeñas, los argentinos siempre tienen algo para aportar. En este caso, los temas, la crudeza que tienen, la falta de "corrección política", son algunos de los aspectos que más llaman la atención.

Sin ofrecer una actuación fuera de serie, Wainraich dio vida a sus tres seres descabellados imprimiéndoles características singulares a cada uno. Como tantas veces en los espectáculos que llegan desde la vecina orilla, el marco escénico es esmerado, y los pasajes de un cuadros a otro de manejaron elementos lumínicos y escenográficos para poder hacer los cambios de vestuario a la vista del público pero estilizadamente.

Sin duda el mejor momento, y el más eficaz en términos de humor, fue el tramo final, cuando el actor —ya sin sus personajes— entra de lleno en el monólogo más personal, y allí puede utilizar mejor sus herramientas expresivas, con bastante y muy personal gestualidad.

Saltando de un tema a otro, algo propio del género, Wainraich se manejó con suficiente libertad como para que no se notaran las líneas del guión, mezclando continuamente episodios que ocurrían en la platea y hechos que estaban sucediendo en el momento, dedicando una parte de su performance a la relación entre uruguayos y argentinos.

Sin llenar la platea, el público acudió en buen número a la función del sábado, y presenció un espectáculo que fluyó con soltura, haciendo reír por tramos pero entreteniendo sostenidamente. Luego de aquellas presentaciones en La Trastienda, en estas ofreció más y mostró más su faceta de actor.

WAINRAICH Y LOS FRUSTRADOS

Espectáculo unipersonal a cargo del actor argentino Sebastián Wainraich. Lugar: Sala César Campodónico, de Teatro El Galpón. Funciones: se presentó el sábado 7 a las 21.30 horas y el domingo 8 a las 20 horas.

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Sebastián Wainraich asombró por la crudeza de sus duros personajes. Foto: Agustín Martínez

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