TEATRO EXTRANJERO

El reconocido actor argentino llega con Escenas de la vida conyugal, la obra que desató la polémica con Valeria Bertuccelli y con Érica Rivas

Escenas de la vida conyugal, la gran obra teatral de Ingmar Berman que protagoniza Ricardo Darín, volverá al escenario del Auditorio Nacional Adela Reta, donde fue un éxito de público en 2016, dando repetidas funciones a sala llena. 

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El notable texto de Bergman plantea un mano a mano entre un actor masculino y una actriz, que representan a un matrimonio que se separa. El maestro sueco entra por esa vía en los entretelones de un vínculo de pareja, a la vez que analiza cómo el paso del tiempo va cambiando y afectando los vínculos entre las personas.

Pero más allá del descomunal texto, y de la acertada interpretación en escena de Darín, la obra ha trascendido por asuntos extraartísticos. Fue a partir del trabajo en esta obra que Valeria Bertuccelli, la primera actriz que interpretó el rol en esta versión, denunció públicamente a Darín por acoso y maltrato. Luego, la obra fue realizada por la dupla Darín-Érica Rivas (que fue la versión que se vio en Montevideo hace tres años), quien también echó leña al fuego sobre el asunto, sumándose a los argumentos de Bertuccelli.

El tema ha ocupado mucho a la prensa, con defensores de una y otra posición. Entre quienes han salido a apoyar a Darín está la propia directora de la obra, la reconocida actriz Norma Aleandro.

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Ambos personajes relatan al público el devenir de un matrimonio y de una separación, en un ámbito atemporal y sin referencias concretas a ninguna época. Ellos son, alternativamente, actores y personajes, traspasando la cuarta pared y haciendo cómplices a los espectadores de los hechos, que pueden resultar divertidos, dramáticos y hasta violentos.

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Escenas de la vida conyugal fue concebida por Bergman como una miniserie para la televisión sueca, con Liv Ullman y Earland Josephson como protagonistas, en una versión de cinco horas de duración, que fue presentada en seis capítulos, y cuyo estreno en 1973 concitó una audiencia espectacular, reuniendo en su última emisión a más de la mitad de la población sueca frente a sus televisores.

Con el mismo éxito fue presentada luego en la televisión mundial, lo que hizo que importantes distribuidores cinematográficos norteamericanos se interesaran en el producto y pidieran a Bergman una reducción de la miniserie a un film de 167 minutos de duración, para que pudiera ser estrenada en cines de Estados Unidos y Gran Bretaña, donde una vez presentado cosechó varios e importantísimos premios, como el Globo de Oro y el BAFTA. Tiempo después, el mismo Bergman adaptó el guion cinematográfico al formato teatral, y en 1981 la estrenó en el teatro Marstall de Múnich (Alemania).