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Violencia debajo del escenario del Teatro Victoria

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Caraballo y De los Santos protagonizan un viaje hacia lo oscuro. Foto: Amilcar Persichetti

Desde hoy, “El mar azul profundo”, un crudo drama.

Desde hoy, todos los viernes de abril a las 21.00 habrá teatro debajo del escenario del Victoria. Efectivamente, El mar azul profundo, de John Patrick Shanley, transforma el sótano de la sala en un bar, donde sucede un mano a mano entre dos actores cuyos personajes viven al borde de sus propias vidas.

La obra indaga en un universo subterráneo de Danny y Roberta, dos extraños que se encuentran aplastados por el pasado y prendidos en la violencia del presente. "Es una puesta en la que el público está a un metro, un metro y medio de los actores, como en un formato de cine: como que el espectador está metido dentro de la escenografía. El espacio lo creamos para esta obra, y solo entran 30 personas: se entra por una puerta verde chiquita, que hay al lado de la boletería, se bajan unos escalones, se pasa el túnel, y se llega abajo del escenario", explicó a El País Manuel Caraballo, quien junto a Sara de los Santos integra el elenco.

Dirigidos por Silvana Vernazza y Fernando Parodi, los intérpretes encarna a dos seres moralmente marginales, violentos, que tienen ese encuentro en el bar. "Después se desarrolla todo un sueño de ella, juegan a un juego que ella propone: mi personaje se cree el juego, y al otro día ella le tira abajo el sueño de casarse, de ser felices, de ser como los demás", adelanta el actor.

Caraballo cuenta que el perfil psicológico del drama ha llevado a que algunos psicólogos ya hayan pasado por la experiencia de ver el espectáculo, para analizarlo desde un costado profesional. "Ellos en general dicen que ella es una neurótica casi esquizoide, y que él no: que pase a toda su brutalidad, como que es más tosco, tiene algo de sano".

La escenografía, de Osvaldo Reyno, busca crear el clima subterráneo a través de unos tubos que salen de la pared, representando como lo que está pasando por debajo de la ciudad, a la vez que los personajes tienen también un contacto con el mundo exterior.

"La obra tiene como un mensaje de esperanza, porque si bien los personajes parecen no tener futuro, sí pueden tener esperanza de cambiar, de ser otra cosa. En ese sentido es medio romántica", señala el actor, quien afirma que el estilo actoral va entre lo realista y lo hiperrealista. "Si a uno no le pasa nada emocionalmente, tampoco le pasa al espectador: es un papel que exige mucha concentración, y mucho contacto con el otro intérprete, con la actriz".

"Hay un primer momento de mucha violencia, luego un momento más distendido: incluso el público se ríe, porque hay una escena que no podría pasar entre ellos dos, y pasa. Y luego vuelve la violencia, para terminar como con un soplo, un respirar", explica Caraballo.

La versión está ambientada en un lugar indefinido, que podría ser cualquier sitio del mundo, incluso acá en Montevideo. La musicalización, de Charly Ferret y Ariel Pérez, formó parte del proceso de ensayos, y acompaña las acciones con sonidos sutiles. "No es música, son sonidos que van delatando por dentro de los personajes: no son autos, ni sonidos del ambiente. El sonido va por adentro de los personajes", puntualiza el actor.

Shanley es un dramaturgo americano que ha sido frecuentado en los escenarios locales, dada su eficacia para crear climas y trazar personajes. Nacido en una familia de origen irlandés en Nueva York, conoció en el barrio de su infancia, en Bronx, la crudeza de la vida callejera y los personajes duros, que luego aparecen tan bien retratados en su teatro, que ahora resurge en lo hondo del Victoria. El mar azul profundo va en Río Negro 1479, con localidades a $ 300.

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Caraballo y De los Santos protagonizan un viaje hacia lo oscuro. Foto: Amilcar Persichetti

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