Uruguay será la tercera y última parada confirmada, por ahora, de La sangre de los árboles. La obra se estrenó el 16 de abril en Santiago de Chile y tras una serie de actuaciones exitosas se trasladó a Buenos Aires.

El martes pasado, cuando Juana Viale y Victoria Césperes se pusieron al teléfono para conversar con El País, se preparaban para cerrar la estadía en Buenos Aires realizando una última función.

No transmitían cansancio pero sí entusiasmo; la obra ha sido muy bien recibida por el público, los críticos y los actores, y eso las motiva a querer llevarla al interior de Argentina y a eventuales festivales. "La idea es que este camino recién comience", comentó Césperes. Aunque tiene considerable trayectoria en Uruguay, el nombre de Césperes se hizo mediático de este lado del Río de la Plata cuando Viale comenzó a hablar de "mi amiga uruguaya".

Fue tras un taller realizado en Chile que surgió la inquietud de trabajar juntas, y eso las llevó a contactarse con el dramaturgo y director chileno Luis Barrales. El proceso les demandó largos ocho meses, pero el resultado de tanto trabajo ha sido por demás satisfactorio.

Entre los tres (Viale, Césperes y Barrales) crearon La sangre de los árboles, obra teatral que explora la relación de dos posibles hermanas, lo que lleva a analizar acciones pasadas, presentes y futuras; vínculos, orígenes y destinos. En escena conviven la rubia y la morocha, junto a la música chilena Ángela Acuña, quien creó las melodías para este montaje y además las ejecuta en vivo.

"A veces se hace complicada la gira porque Ángela es chilena y es madre de dos, y la uruguaya vive en Chile, y yo me mudé para Argentina y tengo tres niños, y para armar todo cuesta. Pero La sangre tiene tan buena vibra que siempre por H o por B se logra", resalta Viale. Para su amiga no es todo tan sencillo, y destaca la habilitad de la argentina para acompasar tareas: "Juana hace malabares".

La sangre de los árboles hará cinco únicas funciones en Montevideo, en Sala Verdi (Soriano 914): del miércoles 19 al sábado 22 a las 21, y el domingo 23 a las 19. Las entradas cuestan 350 pesos y se venden en Abitab y Tickantel.

—Las críticas han elogiado mucho a La sangre. ¿Cómo están viviendo esta experiencia?

Victoria Césperes: Estamos súper agradecidas porque nos ha ido muy bien con la crítica y con la gente. A veces no pasa que se de esa combinación de las dos cosas, pero pasó y estamos súper emocionadas.

—¿A qué creen que se debe esa coincidencia entre las partes?

Juana Viale: A que es un buen texto. El dramaturgo y director, que se llama Luis Barrales y es chileno, es un excelente dramaturgo. Es una obra muy sensible, femenina, y la gente no se siente siempre identificada con lo mismo sino que es una obra que a todo el público lo toca pero de distintas formas. A unos los toca más por el paso del tiempo, a otros por las relaciones, a otros por las no relaciones, por la existencia, por muchos factores.

—¿Sus relaciones familiares les sirvieron de inspiración?

J. V.: No, no tienen nada que ver. Va mucho más allá; el viaje que plantea la obra es mucho más profundo. No es netamente el primer plano de una relación familiar o de hermandad o de pareja. Creo que habla de la esencia de las relaciones. No es tan fácil de explicar porque está bueno que la puedan ir a ver, porque claramente un examen de ADN te puede decir si tenés una hermana o no, si hay una filiación o no, pero para que surja esa filiación tienen que existir un montón de cosas. Entonces se empieza a ahondar sobre qué y cómo vinimos a esta tierra, a esta existencia, y cuál es la herencia que tenemos en filiación. Si es sangre, si es ancestral, si venimos de los monos… Es un viaje profundo.

—¿Buscan que el público se vaya pensando en todo eso, replanteándose sus orígenes?

V. C: (Piensa) Creo que lo que hablamos es como tan humano que nos toca a todos, más allá de lo que queramos demostrar. No queremos mostrar algo; son situaciones, sensaciones de una relación de dos personas que pasan por muchos estados. Por eso no tiene un fin o un punto de vista universal.

J. V.: Yo personalmente creo que la obra no tiene un mensaje, creo que no se encuentra un mensaje en la obra.

—Es raro, teniendo en cuenta la profundidad de la que hablabas anteriormente.

J. V.: Porque hablamos de muchos filósofos distintos, hablamos de la existencia, de si viene a través de la religión o de la ciencia… No es tan complejo, lo que pasa que uno como ser humano pasa por alto tantos detalles y se maquiniza tanto que por ahí esta obra lo que hace es aflorar. Hace que emerjan los sentimientos más nobles, las emociones más básicas o instintivas. Y está muy bien escrita. A Luis Barrales lo admiro mucho porque ha pasado nueve meses con la uruguaya y conmigo y tiene ganas de seguir escribiendo (se ríe).

—Teniendo ambas hábito de cine y televisión, ¿por qué eligieron esta vez el teatro?

J. V.: Es la primera experiencia que tengo de abordar un texto sin que haya texto; desde la prueba, el ensayo y el error, poniendo pensamientos y experiencias propias para que al final podamos entre los tres congeniar un texto. Y lo que tiene el teatro no lo tiene ningún otro arte. Está en vivo y en directo, tiene la emoción y la respuesta del público; no hay una segunda toma, no hay un cambio de vestuario si se te rompe. Tenés que tener la impronta de solucionar, de que hay palabras que uno las repite y a veces te empiezan a emocionar otras palabras. No sé… yo creo que el vivo es muy fuerte.

V. C.: El teatro lo es todo.

"Todo se puede, mientras esté organizado", dice escuetamente Viale cuando se le pregunta por cómo ha hecho para compaginar sus ensayos de Bailando por un sueño con las grabaciones de la serie Estocolmo y las funciones de La sangre de los árboles. No se explaya demasiado en las respuestas que atañen al programa, dando esa misma sensación de incomodidad que transmite en pantalla cuando Marcelo Tinelli trata de indagar en su vida privada, que por estas horas anda bastante alterada. Chano Charpentier, el líder de Tan Bionica con el que estaba saliendo, tuvo un accidente que la obligó a aclarar públicamente que hace un mes dejaron de ser pareja. "Si empiezo o termino una relación y si se sabe o no, no me importa", le dijo a la prensa argentina ayer. "Estoy muy contenta dentro de lo que es el ensayo y el baile", resume a El País sobre su participación en el show.

Nombre: Juana Viale - Nació en: Argentina - Vive en: Buenos Aires

Cuando en una gala de Bailando por un sueño le preguntaron si tenía coronita, ella retrucó: "yo nací con coronita". Es la nieta de Mirtha Legrand, pero Juana Viale se ha hecho una carrera sólida como actriz y eso ha sido por su cuenta. Debutó en televisión con 20 años y se destacó, entre otros trabajos, por ser la protagonista de la telenovela Malparida (2010). En cine protagonizó La patria equivocada (2010) y Mala (2013), y en teatro no cuenta con mucha experiencia. Está terminando de filmar la serie Estocolmo, que produce su hermano Nacho, y sigue participando de Bailando por un sueño. Tiene tres hijos, dos de ellos fruto de su relación con el actor chileno Gonzalo Valenzuela.

Nombre: Victoria Césperes - Nació en: Uruguay - Vive en: Chile

Su sobrenombre es "La Uruguaya". Vivió en su país natal, donde egresó de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD) y donde participó de varias obras de teatro, hasta enero de 2012. Emigró a Argentina donde siguió desarrollándose como actriz, y en 2013 se fue a Chile por amor, donde vive hoy en día. Actuó en la película El cuarto de Leo (2009) y en Zanahoria (2014), y en la serie de televisión Dance! que produjo Canal 10 en 2011. Acaba de terminar una participación en la serie Estocolmo, que está en proceso de realización. Al igual que su amiga Viale, con La sangre de los árboles trabajó por primera vez de manera integral en una obra, ocupándose de cada aspecto.

Las actrices harán la obra “La sangre de los árboles” del 19 al 23 de agosto BELÉN FOURMENT