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El vértigo y la calma no son enemigos

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La Veritá es un espectáculo lleno de magia, ideas e imágenes. Foto: Viviana Cangialosi

La Verità es un espectáculo para un amplio rango de público, y tiene elementos que lo hacen atractivo para el niño, y también para el intelectual más sesudo. Su presencia en el Auditorio del Sodre, hasta este domingo, es una oportunidad que no conviene dejar pasar.

Ese espectro grande de espectadores tiene que ver con su lenguaje escénico, que funde muy bien teatro y circo. De este último tiene mucho: pruebas de acrobacia, de contorsionismo, de exhibición de fuerza física y malabares. Y también la presencia de los payasos, reformulados visualmente pero no en su esencia, extrovertida, chillona, expansiva.

El espectáculo nació de un hecho azaroso: a su director Daniele Finzi Pasca se le ofreció trabajar a partir de un telón pintado por Salvador Dalí, y ese fue el inicio de un montaje que a la vez que saluda al gran pintor español, tiene su código singular y sus valores propios.

La Verità es una obra para dejarse llevar, por más que también puede ser analizada desde su sentido ensayístico. También es como un viaje psicoanalítico, aunque los niños van disfrutando los sucesivos números sin entrar tanto en lo que significan.

Al filo del escenario, unas candilejas evocan el teatro de otros tiempos. En general el espectáculo se estructura entre pruebas de gran despliegue, que ocurren a lo largo y ancho del escenario, y especies de sketches que suceden delante de un telón más próximo al proscenio, cuando asoma el costado más volcado al clown.

Y Finzi Pasca está presente por todas partes: escribió y dirigió esta gran aventura escénica, pero también despliega la gestualidad exagerada del humor, o maneja con sutileza los brazos de una muñeca de tamaño natural. Y desde el libro, aporta una reflexión interesante, el hecho estético, la verdad escénica, y sobre lo verdadero y falso, también fuera del escenario.

Hay tramos de enorme belleza. Como el intérprete con cabeza de rinoceronte que toca una música hermosa en un piano de cola, sobre el que una acróbata despliega su arte en altura. Seres fantasmagóricos pueblan este mundo surreal, donde no faltan las muletas que a Dalí tanto estimulaban, o la escafandra, o la tauromaquia, así como toda una gama de elementos de la iconografía del eximio artista surrealista.

El director organiza muy bien el espacio escénico, en altura y en la amplitud del piso del escenario. Juegos con aros, con varas, con diábolos, son incorporados al sentido de la puesta en escena con una fuerte mirada visual de conjunto, atendiendo a músicas y luces, para pasar de una atmósfera a otra, en un viaje que a la vez es calmo y vertiginoso. Para el mundo de Finzi Pasca, esos dos elementos contrarios pueden convivir sin chocar.

La Veritá [*****]

Texto y dirección: Daniele Finzi Pasca. Escenografía y accesorios: Hugo Gargiulo. Música y diseño de sonido: María Bonzanigo. Dónde: Auditorio Nacional Adela Reta. Funciones: viernes a las 20:30, sábado a las 21:00 y domingo a las 19:00. Entradas: en Tickantel, a $ 750, $ 1200, $ 1750, $ 2100, $ 2500.

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La Veritá es un espectáculo lleno de magia, ideas e imágenes. Foto: Viviana Cangialosi

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