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Tomar el té con el bardo inglés

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En estos tiempos es más fácil ver un buen montaje que esté armado a partir de segmentos de la obra de Shakespeare, que un buen título del bardo inglés en escena. Sin ir muy lejos, meses atrás el actor inglés Michael Pennington, en el marco del Primer Festival Shakespeare Uruguay, se presentó en la Sala Verdi para dar vida a textos del eximio autor desde una master class.

Más próximo a la experimentación escénica, Algo de Ricardo tomaba Ricardo III para, Gabriel Calderón mediante, abrir un juego entre el presente y el pasado, y los distintos modos de pensar al escritor desde la actualidad. Y ya dejando de su obra solo unos pocos elementos, Las Julietas, de Marianella Morena, abrió un juego experimental mucho mayor. Está claro, por estos pocos ejemplos, que más allá de sus obras teatrales, Shakespeare alimenta hoy una parte de la cartelera, con títulos que lo manejan a voluntad. En esa dirección trabaja María Dodera en esta obra, en la que cuesta reconocer algo de la belleza poética de alguna de las muchas obras que el gran autor escribió para las tablas.

Se podría pensar que se trata de un montaje juvenil, vale decir, para jóvenes, o para espectadores de poca experiencia y que buscan ver cosas fuera de lo común. En principio, hay una estética general que domina la decoración de la Zavala Muniz que tiene interés. Desde la larguísima mesa (muy buena pieza de mobiliario, audaz e inquietante), hasta la araña, también provocadora, así como las ramas blancas que suman interés. También todo el juego de las tazas de té, de teteras, de recipientes cargados de sentido e historia, que remiten a tradiciones, a usos sociales, a vínculos.

En el vestuario se repite algo de esa estética, aunque con un acento más oscuro, a través de una resolución que busca provocar, aunque ya se ha visto bastante todo ese juego de efectos. A eso se suman los trabajos de video y de música en vivo generada por Deutsch, aunque en todo ese terreno se podría haber creado más.

El texto, bastante crispado, parte de una idea feliz, que es poner en diálogo a personajes femeninos del autor, tarea que demandaría un talento mayúsculo. A cambio se presentan enfrentamientos entre las distintas mujeres (algunas interpretadas por varones), que mezclan lo hermético y lo difuso. Un aspecto interesante del montaje es el uso de canciones como elemento que entra a alternar con los textos, aunque quizá el espectador se quede con ganas de escuchar más. En ese renglón sobresale el desempeño de Susana Anselmi, que juega bien con la pronunciación en inglés, canta con fuerza y ductilidad, y además realiza un buen trabajo como actriz. El resto del elenco la acompaña de modo desigual, concretando un montaje que quizá se lleve bien con algunos espectadores.

SABER MÁS

War: las mujeres de Shakespeare [**]

Dramaturgos: Laura Echenique, Carlos Schulkin y colaboración de Susana Anselmi. Dirección: María Dodera. Música: Federico Deutsch. Visuales: Federico Carlotta. Elenco: Damián Coalla, Adrián Prego, Nicolás Suárez, Susana Souto, Carlos Schulkin, Susana Anselmi. Sala: Zavala Muniz. Funciones: Hoy y mañana a las 20 horas. Entradas: $ 280, en la sala y Tickantel.

Teatro

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