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"Del teatro es muy difícil prescindir"

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"Hice cine porque no soy amigo de eso que tiene la TV, que es tan inmediato". Foto: Difusión
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Entrevista al actor argentino que llega al Solís con la obra "Los corderos".

En dos semanas desembarca en el escenario principal del Solís una troupe de actores argentinos de peso. Uno de los nombres fuertes del equipo es Luis Ziembrowski, reconocido por el gran público por comicidad en televisión (Lalola), pero también con una larga trayectoria detrás como actor experimental de teatro y cine. Viene con Los corderos, una obra dirigida por Daniel Veronese.

—No es la primera vez que vas a actuar en Uruguay.

—Lo que pasa es que fue hace tanto tiempo. Fui hace muchos años a aquel festival de teatro que se llamó Teatroff, en la estación de AFE. Fuimos muchos grupos de teatro off de Buenos Aires, yo fui con Pista Cuatro, y estuvieron también Los Melli, Batato Barea, Urdapilleta y Tortonese. También estuve en Montevideo con mi grupo Juegos de Pista, en aquello que se llamó El Circo, que se hizo en un parque, con muchos escenarios. Creo que allí fue una de las últimas actuaciones de Mateo.

—Eran otros tiempos, y otra manera de hacer teatro.

—Sí, por lo menos de este lado eran tiempos muy expresivos, expansivos, muy de posdictadura. Era como encontrar el sentido nuevamente, las libertades. Había mucho humor, mucho desparpajo. El teatro entonces, en muchos casos, era más performático. Con fuerte influencia del clown, que nos ponía a todos en un lugar bastante novedoso. "Los corderos" también es un operativo muy intenso, pero de un realismo sucio, de unos cuerpos ya cincuentones. Ya no somos jóvenes, entonces trabajamos lo emocional desde otro lugar.

—¿Cómo es Veronese dirigiendo?

—Trabaja con lo auténtico que uno puede sacar. Aunque no prescindas del humor, ni del absurdo, igual hay que trabajar desde un lugar de mucha autenticidad. Y el consigue desarrollar los personajes desde una manera bastante lateral, que los coloca en un lugar inquietante.

—Venís además con un elenco muy potente y un espectáculo que ha tenido toda una carrera.

—Sí, somos un quinteto real, un quintetazo, con María Onetto un poco a la cabeza. Y tuvimos funciones muy disímiles, en escenarios muy raros: estrenamos la obra en Moscú, después nos fuimos a un festival enorme que hay en Rumania, y luego en Buenos Aires al Teatro Cervantes. Hicimos funciones de día, en un estudio para 40 espectadores. Y un poco tomó diferentes sentidos la obra, según los distintos espacios. Fue creciendo y ahora la estamos reencontrando.

—Tú, pese a que sos actor de teatro, te has dedicado mucho al cine. ¿Desplazó un poco al teatro el cine en tu carrera?

—No, me alejé, volví, el teatro es muy difícil de prescindir. En un momento, no sé si llamarle me saturé, pero necesité cortar con la repetición. Sentí como una crisis, como que el espacio teatral es muy poderoso. Y en un momento estaba haciendo un espectáculo sobre poemas de Néstor Perlongher, en un teatro muy grande, que hay en Parque Avellaneda, y en un punto sentí que el escenario me quedaba grande. Y me fui hacia un espectáculo más intimista. Eso me recolocó de vuelta en el teatro. Pero sí, la profesión, el tema de ser contratado, por la televisión primero, y después por el cine independiente, también se hacía difícil coordinar todo.

—El personaje de Donato Aguirre te marcó tu proyección pública.

—Sí, con ese también vine a Montevideo, a una sátira de Lalola que hicieron en televisión. Ese personaje fue un pegue masivo, por llamarlo de alguna manera. La televisión, con ese registro popular, te convierte en algo masivo. Fue un reconocimiento, que creo que se da cuando el personaje logra una propia identidad. Cuando te llaman por el nombre del personaje por la calle, es que se dio algo intenso. Pero quizá fuera por eso mismo, me fui de la tele al año siguiente. Me fui a hacer cine, porque no soy muy amigo de eso que tiene la tele, que es tan inmediato.

—A veces luego de años de mucho trabajar, llega el reconocimiento por un personaje de proyección mediática.

—Sí, depende de los trabajos que hagas. Algunos han tenido un reconocimiento tardío porque lo han querido así, como Julio Chávez. El reconocimiento, depende con qué. Porque uno alimenta el prestigio o el prontuario. Depende qué hagas, qué quieras hacer. Hay actores de la tele que no les podés pedir más que eso. Eso funciona como un lupanar, con reglas propias. Hay que estar dispuesto para estar ahí. A mí luego de Lalola, Sebasitán Ortega me ofreció para hacer Los Pells. Y dije que no. Y me jodí, en un sentido, y en otro sentido no.

Lo nuevo de un argentino elogiado.

Además de Ziembrowski en el elenco de Los corderos está María Onetto, otra figura relevante,. Vienen dirigidos por uno de los grandes directores de teatro de la escena porteña, Daniel Veronese, cuyo su nombre empezó a sonar en Montevideo, 20 años atrás. Era un joven creador emergente, que impresionaba con sus puestas en escena con su compañía Periférico de Objetos, en las que alternaba actores y mucha utilería. Con ella se presentó en el Teatro del Notariado con una original versión de Máquina Hamlet hecha con muñecos, que asombró por su singularidad. Hoy el director y creador argentino se ha consolidado como uno de los grandes puestistas. Los corderos va el miércoles 22 con entradas de 280 a 450 pesos.

Obra.

Título:Los Corderos. Autor y director: Daniel Veronese. Cuando: El miércoles 22 en el Teatro Solís.

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