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Ropa teatral con historia y futuro

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Un mar de telas: Isabel Mañosa, una de las integrantes del equipo. Foto: D. Borrelli
[[[Darwin Borrelli ]]]

Una visita al depósito de vestuario de la Comedia Nacional, en los techos del Teatro Solís.

El espectador que se ubica en una butaca de la platea principal del Teatro Solís seguramente no tiene presente que sobre su cabeza, arriba del cielorraso, hay 12 mil prendas de teatro, en su mayoría vestuario de época. La Comedia Nacional acaba de instalar la totalidad de su vestuario en la parte más alta del teatro más antiguo del país. Allí, ordenados por época y por obra, está buena parte de la historia de la indumentaria teatral desde 1947 hasta la actualidad.

Las prendas —también hay carteras, guantes, sombreros— están divididas en "tesoro" y las demás. En ese primer grupo de ropas selectas está, por ejemplo, el traje que Alberto Candeau utilizó en Macbeth. Y esas piezas de especial valor histórico pueden ser incluidas en ese grupo por quién las utilizó, por la calidad o rareza de la prenda en sí, o por ser obra de un diseñador valioso, como las firmadas por Guma Zorrilla.

"En general las prensas más antiguas tiene más trabajo, son más elaboradas. Hay prendas que están armadas en encaje, raso, o en Pañolenci, material que hoy prácticamente no existe. Para nosotros esas prendas son particularmente valiosas", explica a El País Mariela Villasante, encargada de vestuario de la Comedia Nacional, quien hace dos décadas realiza la ropa de los actores de la compañía oficial, además de cuidar el depósito de vestuario.

Entre las 12 mil prendas hay de todo, desde ropa de época hasta otra de cuero y tachas, desde amplias capas a vestidos de cola. Entre las más antiguas, hay muchas para obras del Siglo de Oro español y las piezas de Shakespeare o Moliere. En un orden que se va construyendo de a poco (el nuevo depósito recién está tomando su forma definitiva), las ropas están ordenadas por fecha, y por obra, mientras un inventario procura ir armando el registro de todo ese universo multicolor de tela.

"Hay prendas muy antiguas que tiene botones que hoy ya no se ven. Y en alguna hemos encontrado hasta broches de presión, de bronce. Viendo las distintas prendas se ve cómo variaron los materiales con los años. Cambió la calidad, fue bajando", señala esta conocedora de este inusual acervo, de alto valor patrimonial.

Porque los miles de prendas en cuestión no son ropa así nomás. "El vestuario teatral, a diferencia del de calle, tiene características específicas. Primero porque tiene una costura más fuerte, por el uso que tiene que prestar, dado que se utiliza mucho, se manda bastante seguido a la tintorería. Y es ropa que tiene que servir para cambios rápidos de vestuario, en los que de pronto se la tironea y tiene que aguantar", detalla Villasante.

Caminar entre esas miles de ropas, ubicadas en un lugar tan poco común, da una sensación extraña, medio surrealista. Pero ese amplio depósito es el resultado de un largo proceso. A fines de los años 90, el vestuario fue trasladado del Solís a cuatro casonas ubicadas allí cerca, sobre Bartolomé Mitre, entre Reconquista y Camacuá. "Las casas esas empezaron a tener deterioro, y hace tres o cuatro años, el taller de vestuario de la Comedia Nacional se volvió a instalar en el Solís. Y un equipo presentó un proyecto, para recuperar este vestuario, lográndose que la antigua sala de pintura del Solís fuera el lugar de destino definitivo de toda esa ropa", cuenta Mercedes Souto, directora de producción de la Comedia Nacional.

El sitio donde hoy está ubicado todo ese vestuario no es, en principio, de acceso al público, aunque sí se baraja hacer exposiciones para ir mostrando ese rico acervo. Por otro lado, otra vía de trabajo está siendo por el camino de hacer un inventario y digitalizarlo, para que en el futuro este vestuario pueda ser visitado y consultado a través de la web. "Eso va a servir también para que los diseñadores sepan qué hay, porque nosotros hacemos mucho préstamo de vestuario, sobre todo a instituciones", indica Souto.

"Todo el mundo me pregunta cuál es mi prenda favorita. Pero para mí acá no hay una prenda favorita. Claro que hay obras en las que el vestuario me gusta más que otras. Pero para mí, planchar una camisa blanca para un actor, así sea una camisa común, y después lo ves en escena y la camisa está prolijita, para mí eso es lo importante", sintetiza Villasante.

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Un mar de telas: Isabel Mañosa, una de las integrantes del equipo. Foto: D. Borrelli

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