Desde el miércoles 11, la salita Dos de la Alianza Uruguay-Estados Unidos tendrá en escena al intérprete que se hizo con el Premio Florencio 2008 a Mejor Actor. Se trata de una figura destacada de la escena local, Roberto Jones, quien dará vida a La memoria de Borges, obra de Hugo Burel que a su vez ganó el galardón a la Mejor Obra de Autor Nacional de aquella edición. Queda en cartel los miércoles y jueves a las 21:00 horas, y las entradas valen $ 360.

Este laureado unipersonal basado en textos de Jorge Luis Borges y Hugo Burel, cuenta con dirección de Álvaro Ahunchain, y plantea el conflicto entre el actor y su personaje: vale decir que en este caso el del actor Roberto Jones actúa de sí mismo, y Borges, el genial escritor argentino muerto en Ginebra en 1986, de gestualidad tan particular y declaraciones tan teatrales.

Otro aditamento del asunto: la experiencia personal de Jones, quien conoció y trató a Borges durante la filmación de un documental para la BBC de Londres realizado en 1982, y en el cual encarnó a Borges joven. Desde allí, una aproximación singular se traza entre el intérprete y el texto que anima en escena.

La puesta en escena se realiza con muy pocos elementos: una silla, unos bastones, un tapiz que dibuja un laberinto. El resto es el juego, de luces, los efectos de sonido, de imagen y la música. Hay entonces un juego escénico que permite la coexistencia de Jones y Borges en escena, desde donde se pauta el enfrentamiento, el diálogo, la ironía, la reflexión poética y existencial y la evocación de hechos reales de la relación entre ambos. El Borges personaje reconoce al actor, lo intuye y finalmente lo encara y a partir de ese nudo imposible de desatar, se desarrolla el conflicto cuya resolución demanda toda la obra.

La acción dramática busca un despliegue de todos los recursos actorales de un Jones cuya carrera ha atravesado décadas y personajes. La composición de Borges busca eludir los obvios recursos de una imitación y Jones se apoya más en la interioridad del personaje, en el peso de esa colosal memoria que pugna por invadirlo, doblegarlo como mecanismo borgeano y como estrategia del escritor. Sin duda un plato escénico para no perdérselo.

Juego de teatralidades en “La memoria de Borges”