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Pinti recorrió 500 años de humor en dos horas

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Enrique Pinti. Foto: Fernando Ponzetto.
[[[FERNANDO PONZETTO ]

Una producción porteña, es decir, de primer nivel. Empezando por un vestuario sofisticado y creativo, como pocas veces se ve en los escenarios de Montevideo, y cuando eso sucede, en general es que vino del exterior.

Por ese aspecto, en principio secundario, se puede empezar a hablar de esta Salsa criolla 2016, que estrenó la primera de sus cuatro funciones montevideanas el pasado jueves, agotó la función de ayer, y vienen con muy buena demanda de localidades las dos funciones restantes, hoy y mañana.

Los cambios de vestuario son constantes, y el talento de la vestuarista Renata Schussheim asoma todo el tiempo, con un cruce impresionante de alusiones a ropajes antiguos, reinterpretados desde la humorada. Y como el argumento de esta especie de revista de cámara recorre la historia de los últimos cinco siglos largos, por el escenario desfilan prendas de las más variadas hechuras, colores y significados.

Otro aspecto aparentemente lateral que asombra al espectador son las coreografías, a través de un cuerpo de baile no demasiado numeroso, pero de enorme eficacia. Y nuevamente: todo el recorrido por la historia desde el Renacimiento a hoy, habilita un enorme repertorio de bailes y coreografías, que a su vez son realizadas con un aire de humorada tan gracioso como difícil.

Un tercer aspecto, antes de hablar de Enrique Pinti. Los actores cómicos Martín Salazar y Martín Sipicki, realizan un ágil juego escénico, en el que van cambiando de un rol a otro, exhibiendo enorme habilidad sobre el escenario.

Todo lo dicho, lógicamente, gira alrededor de Pinti, quien en escena, entre toda esa fuerza juvenil, redobla su energía para ofrecer un largo show, original en concepción, en contenido y en ejecución.

Dejando de lado la historia de este espectáculo, que tiene más de tres décadas de existencia, y mirándolo desde el presente, el resultado sigue impresionando. Es muy original el modo de mirar y contar la historia, mezclando datos que están en los libros de historia con reflexiones disparatadas y comentarios ocurrentes. Y sacar conclusiones jugosas, más allá de todas las bromas.

La agotadora cabalgata, de más de dos horas, abre con un monólogo humorístico, en el que evidentemente el cómico no dejó pasar los recientes episodios de la política argentina que asombraron a todo el mundo. Saltando del presente al pasado, el actor juega con los personajes históricos y los políticos de ayer y de hoy, cosechando un constante aplauso de una platea compuesta por gente bastante mayor.

Por más que el público aplaude y ríe durante el monólogo inicial, el fuerte del show está en el segundo largo tramo, en ese repaso a ritmo frenético por 500 años de historia, que arranca en los tiempos de Colón para pasar por los días de la Independencia, la época de Rosas, y saltar por el siglo XX para formular que la Argentina ha vivido en un continuo retorno de luchas del poder.

Pinti pasa de un personaje a otro, cambia de vestuario, vuelve a sorprender. El monólogo final, menos humorístico y más furibundo aún, puede que se haga un poco largo. Pero el espectáculo en su conjunto es tan novedoso como divertido, y audaz en lo que dice. Un discurso de los tiempos de la apertura política que, mal que pese, sigue tan vigente como entonces.

SALSA CRIOLLA (****)

Libro y dirección: Enrique Pinti. Actores: Martín Salazar y Martín Sipicki, y cuerpo de baile. Música original: Gregorio Vatemberg. Coreografía: Elizabeth de Chapeaurouge. Vestuario: Renata Schussheim. Sonido: Gastón Brisky. Dirección vocal: Ana Carfi. Sala: Teatro El Galpón, Av. 18 de Julio 1619, tel. 2408 3366.

Funciones: hoy sábado 18 de junio a las 21:00 horas, y domingo 19 a las 19:00 horas. Entradas: en Red UTS, a $ 1760, $ 1560 y $ 1260.

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Enrique Pinti. Foto: Fernando Ponzetto.

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