CRÍTICA

Sigo más loca que una cabra, un eficaz espectáculo que humor que se viene presentando con buen público en el Notariado

Petru Valensky logra momentos degenuino show de viejo café concert en Sigo más loca que una cabra, pese a que la gran sala del Notariado no parece de antemano ser el sitio ideal para este tipo de aventura escénica. Pero el artista, con su gran experiencia en el manejo del público, consigue esa ilusión de mano a mano con cada espectador, haciendo que una platea numerosa sea la plataforma de un show íntimo.

Para eso, se vale de una galería de personajes, que el público disfruta por ser seres medio arrebatados, que en muchos casos reflejan una mirada dura hacia la sociedad y sus miserias, aunque sin perder nunca un lazo con lo humano. Desde el personaje de la pituca, o desde la bailarina, o desde la cuidacoches, o la limpiadora, Valensky concreta un humor efectivo, que parece en muchas ocasiones como estar naciendo en ese momento. “Son malos ustedes”, le dice el actor al público, ante una platea de gente más bien veterana, que ríe constantemente. Y con conceptos como ese, genera en el espectador como un sentimiento de que eso está sucediendo por primera vez. 

Con los cambios de voces, los juegos con la dicción, con los tics, con las alusiones directas a los distintos espectadores, el cómico va generando un clima amable, que hace que el espectáculo sea lindo de ver, a veces más risueño, otras un poco menos. Linterna en mano, el actor alumbra al público. También baja a la platea a buscar a un ayudante. Y en medio de todo eso, el texto le permite ir mechando todo tipo de temas, desde los nuevos inmigrantes que tiene Uruguay hasta consideraciones sobre el teatro uruguayo y el argentino. 

El intérprete habla, camina el escenario, se acomoda la ropa, con la eficacia que le otorga su talento y su trayectoria. El actor se pavonea en escena, y con la escoba señala a uno y otro espectador. Y se despacha con temas que sabe que al público le gusta escuchar, desde la sexualidad y la transexualidad, hasta la política y el año electoral.

Petru logra que el público sienta que esa noche es distinta a las demás, que esa función sea como única. Sin duda por eso la sala del Notariado se viene llenando de público, que seguramente conoce bien al actor y sabe de su eficacia escénica.