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Ocho días para ver danza extranjera en Montevideo

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Unos 40 artistas llegan del exterior para este Fidcu 2018, que comienza mañana y va hasta el domingo 13

Desde mañana al domingo 13, la séptima edición del Festival Internacional de Danza Contemporánea (Fidcu) reunirá en Montevideo a unos 40 artistas extranjeros, en el mayor encuentro de danza internacional que se hace en Uruguay. Artistas de Argentina, Brasil, Chile, Suecia y Portugal se suman a los bailarines y coreógrafos nacionales, para conformar una grilla de más de una docena de espectáculos. Algunos de los montajes que son en espacios teatrales (Sala Zavala Muniz, Delmira Agustini, Sala Balzo), tienen un costo de $ 200 y las entradas se venden por Tickantel.

Pero también hay mucho para ver con entrada libre. El miércoles a las 18:00 en la Peatonal Sarandí se presenta una intervención a cargo de la compañía brasileña Dança Multiplex, y ese mismo día también con entrada gratis se dará a las 20:30 Monstra, que llega desde Brasil al Inae.

“El Fidcu siempre se caracterizó por apuntar a lo contemporáneo, a la cosa más investigativa. Lo que está bordeando lo que es danza y no lo es. Lo que se pregunta sobre la danza. Hay en esta edición obras bastante minimalistas, otras más expresivas, otras que tienen más vínculos con los objetos, y otras más bailadas. Hay bastantes que trabajan con sonido, o que dialogan con las artes plásticas. Hay unos cruces muy interesantes”, explica a El País Paula Giuria, directora de este encuentro que suele reunir unos dos mil espectadores por edición.

De la grilla destaca, entre otras obras, Durational Rope, un trabajo con artistas de Suecia y Brasil, de corte performativo, extenso, que utilizando una cuerda de un kilómetro de longitud, desafía la noción de lo corporal. Se verá el martes a las 19.00 en Sala Balzo. Y en ese misma sala, el jueves a las 20.30 se presentará un trabajo de Diana Szeinblum, quien trae desde Argentina Adentro, una investigación coreográfica sobre el folklóre y las danzas tradicionales argentinas.

También desde Argentina viene I love the microphone, una obra de Rakhal Herrero y Pablo Chimenti que trabaja sobre la relación del movimiento y el sonido, y que se verá el viernes a las 21:00 en la Balzo.

“Los espectáculos dan una sola función, porque no tenemos presupuesto para pagar doble función. Eso es una pena: hay espectáculos que no los podemos programar, porque son para un cupo muy limitado de público, y al no poder dar dos funciones, queda mucha gente afuera. Entonces tuvimos que tomar una decisión en ese sentido, que no está del todo buena. Son límites curatoriales que se fijan desde las reglas del mercado”, reflexiona Giuria.

Esta nueva edición del Fidcu llega con algunos cambios. “La verdad que desde el año pasado veníamos pensando en cambiar un poco el formato, desarticularlo un poco. Y en esta edición no solamente queremos mostrar obras terminadas, sino también prácticas, trabajando de modo conjunto con artistas de acá y del exterior. De repente algunas no son obras tan culminadas, sino que hay algunas que están en proceso”, señala la directora.

Entre las obras uruguayas, el sábado a las 22.00 en el Centro Cultural de España, Alexandra Galcerán presenta Sabremos bombear, una obra que promueve la conexión con la pista de baile. Será con entrada libre y luego habrá una fiesta abierta al público, para festejar el cierre de esta séptima vez que se hace el Fidcu.

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