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Laura Falero: “El humor es político y tuve esa conciencia desde que arranqué”

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Laura Falero. Foto: Francisco Flores

Entrevista

La comediante estrena el 9 de noviembre su tercer unipersonal, Normal, en Tractatus.

Laura Falero. Foto: Francisco Flores
Laura Falero. Foto: Francisco Flores

La sala teatro de Tractatus (Rambla 25 de Agosto esquina Ituzaingó) recibe desde el 9 de noviembre a Laura Falero quien presenta su nuevo espectáculo, Normal (entradas a 350 pesos), donde la comediante continúa derribando estereotipos con su humor ácido.

—Comediante, comunicadora, feminista y hasta profesora de solfeo, ¿cómo te definís?

—Persona inquieta y desesperada, hay una cuota de desesperación por querer transmitir mis ideas. Tuve un hogar donde mi lado creativo se incentivó mucho y tengo una necesidad: me gusta mucho comunicar. Tuve que (o quizás era inexorable), usar el humorismo como una herramienta de comunicación. Tengo una necesidad hasta física y con cierta responsabilidad, que todas las ideas que voy descubriendo del mundo, transmitirlas para que el otro se sienta identificado o descubra una realidad que desconoce. Eso me motiva.

—Primero fue Graciosa, después vino Varona y ahora Normal. ¿Cómo surge este nuevo espectáculo?

—Es una trilogía. Graciosa fue el primer material que trabajé como comediante. Era una burla irónica a que las mujeres no pueden hacer reír. Varona era mi lucha, desde la militancia feminista, de tener que masculinizarme para poder entrar a entornos de hombres. Hasta mi postura escénica era muy varonil porque trataba de tapar mi sexo para que se me escuchara. Y Normal es porque entré en otro estado de conciencia en el que estamos analizando la normalidad. Hay una revolución del sentido común y estamos repensándonos desde la diversidad.

—¿Te considerás normal?

—Considero que mi vida es normal, pero para el otro puede que no. Y eso es porque soy una mujer sola de 36 años que no tengo hijos, estoy dedicada a mi carrera, soy autónoma económicamente y para muchas personas eso no es normal. Como tampoco para muchos es el matrimonio entre dos mujeres, un cuerpo gordo o un amor libre y no tan romántico de Disney. Entonces me estalló la cabeza el concepto de la heteronormatividad y empecé a trabajar en eso. Porque mi vida es tan normal como la de cualquiera y nadie nunca se sintió normal. Porque si somos seres únicos e irrepetibles, no somos tan normales.

—Hay mucha lectura detrás del chiste.

—Sí. Soy una comediante que trabajo con muchos sectores sociales y he visto muchas realidades. Soy muy consciente del lugar de privilegio en el que estoy. Eso me hizo pensar y sufrir mucho, y también estudiar. Así empecé a investigar y a trabajar premisas que tengan que ver con eso. Me parece que estamos preparados, como hace cinco años estábamos listos para hablar si las mujeres podíamos o no depilarnos. Ya pasamos por eso. Ahora estamos para hablar de otras cosas y aprovecharemos ese impulso para cambiar algunas otras cositas.

—¿Siempre a partir de tu mirada?

—A partir de mi mirada y mi lugar en el mundo. Estoy en un lugar de privilegio y, a pesar de que me cuesta muchísimo, puedo vivir del arte y ser autónoma. Pero si lo dejo de ser, siento que también tengo una responsabilidad para darles a las personas que vienen atrás, que vean a una mujer que no se rinde. Y la paso mal, tengo ataques de pánico y ansiedad antes del estreno, pero voy a seguir. Eso lo aprendí, porque antes bajaba los brazos. Porque es muy difícil ser mujer y tratar de estar en lugares de hombres, como la comedia. Un lugar históricamente masculino.

—Pero la mujer se hizo un lugar allí.

—Lo ha conquistado, pero ha costado. Porque sigue eso de que las mujeres no son graciosas. Y no es del público, sino dentro de los colegas. De hecho el público que viene es femenino, en las universidades siempre son mujeres, pero lo que va quedando es la hegemonía masculina. Hashtag resistiendo.

—También has desarrollado la idea que a partir del humor se puede hablar cosas serias. Un humor con propósito.

—Sí, porque en mi casa el humor tenía esa cosa de reírnos, pero donde también estamos jugando con la verdad/mentira. El humor en el mundo, los grandes comediantes o al menos los que me gustan, terminan dando un discurso político al final.

Laura Falero. Foto: Francisco Flores
Laura Falero: "La palabra es una herramienta muy importante y hay que ser responsable a la hora de hablar". Foto: Francisco Flores

—En definitiva el humor en un discurso político.

—El humor es político, y siempre tuve esa conciencia, desde que arranqué. Porque la oralidad, la palabra es una herramienta muy importante y hay que ser responsable a la hora de hablar. Y más si tenés un lugar de poder como es un escenario y un micrófono. Entonces está buenísimo hacer reír al otro, hace bien y el cuerpo libera endorfinas. Pero si además de eso puedo dejarte algo donde puedas pensar y repensar el mundo, aunque sean por 10 minutos, está bien, y si podés incomodar, mejor. Me gusta impactar y cuando arranqué decían que era ordinaria y grosera porque decía malas palabras a propósito.

—¿Te llegaron a decir eso?

—Me han dicho de todo porque hablaba de la menstruación, o decía vulva o pene. Cuando hubo una apertura, se me acercaban mujeres grandes y me decían como al oído: “estás diciendo cosas que nunca me animé a hacer”. Solo por eso vale la pena decir y hacer.

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