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José María Muscari: "No me gustan los prejuicios"

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"En Montevideo hay un consumo cultural muy importante en un marco de no estrés". Foto: F. Flores
Nota a Jose Maria Muscari, actor, dramaturgo y director argentino, en la Pza. Cagancha de Mvdeo., ND 20150824, foto Francisco Flores
Archivo El Pais

A Muscari los uruguayos lo conocen de la tele, del programa de Tinelli, y por las obras que ha traído a Montevideo, como la comedia Los locos Grimaldi, que el año pasado mostró en el Teatro Metro. También por haber visto sus obras en la calle Corrientes, o por los textos de él que han hecho directores uruguayos, como Shangay, que protagonizó Petru Valenski.

Desde hoy el mediático artista argentino se presenta con una nueva aventura: dirigir él a un elenco uruguayo. Lo hará en El secreto de la vida, de su autoría, que desde esta noche se podrá ver todos los miércoles y jueves a las 21:00 en El Tinglado. "Es una obra que escribí hace algunos años y la representé en el Teatro Metropolitan, con actores argentinos durante un año, le fue muy bien. Y un día me contactaron Graciela Rodríguez, Alejandro Martínez y Leo Franco porque querían los derechos para hacerla acá. Y cuando los conocí empezamos a barajar la posibilidad de que yo los dirija, y se concretó esto, que es como mi debut oficial aquí en Uruguay como director. Si bien vine con obras que siempre dirigí yo, incluso en las que actué nunca había dirigido actores de Uruguay, y estoy re contento", explica Muscari.

Para llevar la obra a escena el director encara a un elenco variado, que integran Graciela Rodríguez, Massimo Tenuta, Catalina Ferrand, Varina De Cesare, Alejandro Martínez, Leonardo Franco, Franco Balestrino y Natalie Yoffe, quienes componen en el escenario a una familia que se aparta bastante de la rutina. En Buenos Aires el elenco estuvo encabezado por Cecilia Rossetto, acompañada por Emilia Mazer, Gustavo Garzón, Andrea Politti, Brenda Gandini, María Socas, Nazareno Casero, Nicolás Pauls y Manuel Callau. Desde hoy, la versión uruguaya ya está en la cartelera.

—Tu hacés todo tipo de espectáculos, con textos tuyos o de terceros. ¿Qué sentís que tienen todos en común?

—Creo que con el transcurso del tiempo, y del trabajo, me fui dando cuenta que el sello distintivo en lo que hago es que lo hago sin prejuicio, que en el mismo año puedo estar bailando con Tinelli y dirigir un Lorca. Puedo dirigir en el Teatro San Martín y a la vez actuar con Nazarena Vélez. De verdad no hay otra persona dentro del mundo del espectáculo en la Argentina que lo haga de una manera tan clara como lo hago yo. Nunca me gustaron los prejuicios, tampoco con mi trabajo.

—¿Cómo fue la reacción del público de esta obra en Argentina?

—Algo contundente que pasaba es que la gente se reía y lloraba a la vez. Eso era muy fuerte, me gustaba mucho ver las funciones. Tanto que hay una persona que la conocí hace más de un año, cuando fue a ver El secreto de la vida. De tanto que le gustó me dejó una carta con su teléfono, y yo lo llamé y nos juntamos a tomar algo, y ahora ya es como casi parte de mi familia. Es como que esta obra me hizo ganar una especie de tío.

—¿Cuál de tus espectáculos tenés más cerca de tu corazón?

—Crudo, que mi mejor amiga escribió sobre mí, para mí. Yo lo actué y allí visitaba toda mi vida, pero desde la visión de una amiga, que a su vez tenía una mirada impiadosa sobre mí. La hice durante tres años, e hice de todo, desde entrenar arriba de una cinta, hasta hablar por teléfono en vivo con mi madre. Era un espectáculo confesional, un reality teatral. Tenía una película en el medio, con la que yo interactúo, y mientras se hizo el espectáculo falleció mi papá. Era muy fuerte tener una película con mi papá, y que él ya no estuviera. En escena el espectáculo fue teniendo resabios de mi propia vida. La obra hablaba sobre como a mí me cuesta construir el amor, era como una especie de bitácora viviente.

—¿Qué hay de tu infancia en tu carrera?

—Toda mi infancia tiene que ver con mi carrera. Soy hijo único, de un padre verdulero y una mamá que limpiaba casas. No vengo de una familia intelectual, ni tenía al famoso tío pianista ni a la tía profesora de danza. Nada que ver. Mi familia era toda gente trabajadora, y como era hijo único, mi mundo personal era mi fantasía, porque no tenía un hermano. Cuando yo era chico, lo que lideraba la televisión en la Argentina era la ficción, a diferencia de hoy. Entonces, tengo en mi cabeza a muchos actores actuando personajes. No como la televisión de hoy, que en general actúan de sí mismos.

—Contá un poquito de tu casa.

—Yo vivo en un apartamento de 160 metros cuadrados, de dos pisos, muy lindo, que queda en San Telmo, y que es el fruto de muchos años de trabajo. Ahorré dinero durante diez años para comprarlo. Y la estoy decorando con tiempo, con mucha personalidad. Cada cosa que está en mi casa tiene un valor, y además tiene mucha circulación. Los domingos en general hago un almuerzo donde mezclo familia y amigos. Mi fuerte no es la cocina, es el orden. Soy muy ordenado. Mi casa parece de diseño de revista, porque soy tan obsesivo del orden que todo está perfectito.

—¿Y ahora que estás lejos de allí, qué impresión tenés de Montevideo?

—Me parece que tiene algo que a mí me viene muy bien: es que viven sin ningún tipo de estrés, con otro tiempo, con el pie fuera del acelerador. Quizá a veces lo escucho como autocrítica por parte de los uruguayos, que les falta un poco de timing. Yo lo veo como algo positivo, por venir de una ciudad tan alienada. Me parece que aquí en Montevideo se puede tener una vida muy social, pasan muchas cosas, hay cine, teatro, hay un consumo cultural importante, pero todo eso dentro de un parámetro de no estrés. Acá la gente espera el colectivo tomando mate. Allá lo esperan puteando.

"En Buenos Aires el montaje era más operístico, acá es más introspectivo"

—¿Qué clima propone "El secreto de la vida"?

—Es un espectáculo muy intenso: una hora en la que los actores se quieren, se odian, se besan, se golpean, tienen sexo. Pasan sensaciones fuertes arriba del escenario. Y para eso necesitaba un elenco que me pudiera seguir el tren. Estoy muy contento con el elenco: creo que mezcla actores de prestigio con actrices que además son personajes mediáticos, con nuevos talentos y con gente que viene del teatro de toda la vida. Me gusta esa conjunción de cosas que en principio no es muy habitual mezclarlas.

—¿Qué diferencia te parece que va a haber entre la versión uruguaya y la porteña?

—Muchísimas. Además de ser diferentes actores, creo que la versión de acá es como más de cámara. El teatro y su escenario son bastante más chicos que el del Metropolitan, y también los lugares donde ensayamos. Creo que eso nos permitió trabajar bien eso que la obra tiene de muy emocional, y también subrayar bien los vínculos, desde un lugar casi cinematográfico. Estar en una sala mucho más chica, me permitió reversionar la obra desde otro lugar. Por otro lado, si bien yo los guié a componer los personajes como los tengo en mi cabeza, como los escribí y fueron representados, los actores siempre pueden poner algo de su cosecha personal. En ese sentido, cada uno de los actores son muy creativos y comprometidos con su labor, y eso seguramente hará que el resultado sea muy diferente al de los actores en Buenos Aires. No es un espectáculo más chico, sí tiene una mirada más íntima. Allá era más operístico, acá creo que es más introspectivo, y eso colabora con la obra.

SABER MÁS

El amor como causa de los líos familiares.

"La obra habla de los avatares de una familia, que se aman pero lo único que logran es hacerse mal. Es una pareja, que interpretan Graciela Rodríguez y Massimo Tenuta, que en un día recibe a sus tres hijos, que vienen de diferentes lugares. Cada uno con su pareja, y cuando están todos reunidos se desencadenan algunas cosas que están escondidas y que al aflorar generan toda una serie de situaciones. Lo más atractivo que tiene es que es una comedia, pero que no tiene chistes ni gags: aquí el público se ríe por identificación, porque de alguna manera ve a su madre, su padre, al tío. Hay algo de tu propio ambiente que se proyecta en esos personajes y sus problemas", dice Muscari.

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"En Montevideo hay un consumo cultural muy importante en un marco de no estrés". Foto: F. Flores

El autor, actor y director argentino dirige por primera vez a elenco uruguayo

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