Crítica: Fátima Florez Superstar

Hoy la reconocida imitadora argentina se presenta en Teatro Metro

Fátima Florez va conquistando poco a poco al público uruguayo, y el espectáculo que está dando en estos días en Teatro Metro (hoy a las 18.30 es la última función) es un buen motivo para ir a verla en vivo. Porque a la enorme habilidad que tiene la imitadora para desarrollar sus personajes en escena, se agrega un marco de otras figuras que suman diversión al show. Entre ellos el cómico Julián Labruna, que además de presentador es un humorista eficaz, que sabe improvisar como un rayo, y que tuvo al público en sus manos, a fuerza de una serie de rutinas cómicas, algo anticuadas, pero quizá por eso sumamente eficaces. En ese aspecto el show, pese a su actualidad en temas y lenguaje escénico, tiene también un dejo de la tradicional revista porteña.

Otro puntal fue el reconocido imitador Fernando Samartín, quien realizó en solitario y en dupla con Florez algunos de los grandes pasajes del show. Y también el espectáculo tiene unos bailarines excelentes, verdaderos profesionales, que alegran la vista con sus performances. Quizá en ese aspecto el escenario del Teatro Metro es un poco apretado para los bailarines y los músicos.

Y lógicamente, más allá de todo eso, fue un gusto ver a Fátima Florez en vivo, con su arte de la transformación. La artista recorrió decenas de personajes de la farándula, y en muchos dejó caer, a través de la parodia, como una crítica sana, pero filosa. Y es una crítica que a su vez es como inofensiva, porque está hecha desde el talento. Sin duda los mejores momentos del show son cuando ella va pasando de un personaje a otro, a ritmo asombroso, imitando a artistas de distintas generaciones y de modos de ser totalmente diversos.

El show tuvo un principio lento, y las bajadas a la platea quizá no tuvieron que ser tan extensas. La música en vivo fue más que nada funcional, y algunos elementos quitaron algo de ritmo al show. Pero el conjunto tuvo muchos picos muy arriba, en los que el público (con bastantes veteranos) pareció disfrutar las imitaciones, pero también fantasear con que estaba teniendo ante los ojos a los artistas imitados.