Franklin Rodríguez vuelve a la sala de teatro con "Yesterday", un estreno que escribió y dirige sobre el paso del tiempo, las desilusiones y la pérdida de las utopías. ¿Un dramón? No. Una comedia.

"Tiene que ver con una edad determinada, que son los 52 que tengo en este momento", dice el autor y director. "De las utopías gigantes que uno tenía, pasás a las utopías chiquitas de todos los días: conservar la amistad, vivir bien, divertirte día a día, una cosa que antes no tenía. Quizás la desilusión política, lo grupal, me llevó a que la obra tuviera esa lectura. Es horrible porque tengo que pensar en el antes, Yesterday, era mejor. Antes era mejor. Por lo menos tenías las utopías más claras".

Para Rodríguez, esas pérdidas de ilusiones no pasan solo por un tema individual o exclusivo de la política. La realización del paso del tiempo, y lo que este hace no solo con las ilusiones sino también con el cuerpo, se puede extrapolar a experiencias que pueden ser compartidas por más gente.

"Es más generalizado y de una etapa. Hay una desilusión grande con todas las cosas, ¿no? Ahora, el desafío es cómo contar esa historia con humor sin caer en la verborragia y que sea un aburrimiento total".

Para eso, el actor, dramaturgo y director ideó una historia en la que tres amigos se juntan en una noche muy especial: "Ellos quieren cerrar parte de su historia y asumir lo que eran. O asumir el fracaso como un éxito. ¿Quién dijo que solamente hay que ganar? Capaz que la historia era competir, pero no nos dijeron eso. Pensamos solo en ganar y ahí está el error. Los personajes tratan de ser sobrevivientes de una etapa determinada, como yo. No soy un sobreviviente pero sí un tipo que vivió la etapa más eufórica de los 80, la militancia, y después te encontrás con que las cosas no son como vos pensabas que eran. Los que yo pensaba eran muy malos no son tan malos, y viceversa. Se me mezclaron un poquito los colores".

Hace varios años que Rodríguez viene trabajando sobre la idea que dio lugar a Yesterday. "El año pasado publiqué una novela, Roto, que tiene que ver con estos personajes. Es como si fueran los parientes cercanos de los que están en la obra. Pero no solo pasa por la desilusión política, no. Tiene que ver con otras cosas también. Con que el amor no es eterno, con que la amistad tampoco es eterna, con que los hijos te quieren pero se van, con muchas cosas. Esos descubrimientos me dolieron bastante".

El paso del tiempo subyace a todo el razonamiento de Rodríguez, y al fundamento de la comedia. Como dice en otro momento, a partir de cierta edad, los cumpleaños no signfican lo mismo: "A los 50, te das cuenta que cuando cumplís no es un año más de vida, sino uno menos. La madurez te lleva a no creerte tantos versos. Y en vez de deprimirme, emborracharme o drogarme, decidí escribir esta historia y reírme un poco de cuán fantasioso era y qué extremista era en algunas cosas".

No fue fácil llevar este material al terreno de la comedia, porque como dice, fueron experiencias dolorosas. Pero el humor, agrega, hace que todo sea más creíble y enumera algunas de las cosas que le dieron pie para reírse de ese cúmulo de desilusiones: "Creemos ser tremendos machos hasta los 70 años y somos unos desgraciados que vamos perdiendo pie. No aceptamos la pelada y nos ponemos un peluquín. Nos vestimos onda Zara y en realidad somos grandes. Te lo digo porque yo lo hago ¿eh? No porque lo hacen otros. Yo me sigo apendejando y en realidad soy un señor grande que casi es abuelo ya. Me van a decir inmaduro y sí, puede ser. Así es la realidad de lo que siento. Pensamos que nos salvamos que si nos operamos, si tomamos viagra, si nos sacamos grasa… Yo también hago esas cosas y el humor está en aceptar que uno es exactamente igual a eso que está criticando", dice entre risas y amarguras.

Franklin Rodríguez estrena la obra “Yesterday” este sábadoFABIÁN MURO