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“Para la gente siempre seremos Bosquimanos”

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Martín López Romanelli
Federico Estol

López Romanelli

Entrevista con el director autodidacta que hace más de 10 años lleva teatro negro a los escenarios uruguayos y del mundo. 

Fue Bosquimanos Koryak, después Pampinak y ahora, finalmente, Kompañía Romanelli, pero la esencia que combina teatro negro con el arte de manipular muñecos con varas en la oscuridad, continúa, Martín López Romanelli sigue siendo la cabeza y en vacaciones de julio estará una vez más en la sala grande del Teatro Solís con un espectáculo que acaba de estrenar en España.

—Nuevo nombre pero la cabeza detrás es siempre la tuya, ¿qué es lo que cambia?

—Romanelli es el apellido de mi abuelo materno y es una forma de dejar de cambiar de nombre. Los otros nombres tenían que ver más con etapas de trabajo, de procesos y las personas que estaban en esos momentos. La idea ahora es abrir la cancha, mezclarnos con otros artistas, tratar de manejar más disciplinas, regenerar un poco nuestro espíritu. La realidad es para la gente siempre seremos Bosquimanos.

Imágenes de la nueva obra en la que trabaja Martín López Romanelli
Imágenes de la nueva obra en la que trabaja Martín López Romanelli

—Ahora con la Kompañía estás en España con un espectáculo que vas a traer a Montevideo, ¿qué podés adelantar?

—Por ahora se llama Kanek & Di, un viaje extraordinario. Y digo por ahora porque, como en todos nuestros espectáculos, es un proyecto que ya se presentó, pero con el que seguimos trabajando, e incluso es posible que cambie de nombre. A cada paso que da el espectáculo, se va construyendo y convirtiendo en algo nuevo. El gran paso final va a ser llegar con todo pronto a la sala principal del Teatro Solís.

—Uno de los protagonistas es un pez muy especial

—Es la historia de un pez que pertenece a una raza que nada en el aire. Se pierde de su cardumen cuando aparece un depredador de peces pequeños que lo quiere atrapar y entonces es ayudado por un niño y su caballo para reencontrarse con los demás de su especie. Las historias son muy sencillas porque lo que tratamos en el medio de esa aventura es generar otro tipo de imágenes y formas, generar más climas que otra cosa. Sensibilizar. Entonces en esta obra, por ejemplo, los peces están inflados con helio y los manejamos con un motor que nos permite hacerlos salir del escenario y volar sobre el público.

—¿Lo de ustedes es causar sensaciones ?

—Es interrumpir la realidad, sorprender y concientizar a los humanos sobre lo frágiles que somos, pero sobre todo emocionar con cosas que son bonitas, porque hacerlo con cuestiones tristes es más sencillo, pero hacer que a alguien se le caiga una lágrima por ver algo bonito, es más verdadero.

—Estuvieron en países de habla no hispana como Hong Kong, Malasia, Singapur, Corea del Sur e Irán, ¿es fácil llevar teatro uruguayo por el mundo?

—Nosotros no tenemos un perfil muy localista. Todo lo contrario, porque además trabajamos un lenguaje universal, con poco texto, entonces al llegar a esos países que parecen recontra extraños nos reciben muy bien y hacemos las funciones casi que de la misma manera que en San José, en Santiago de Chile o en Córdoba.

—Tenías un personaje, Kohi, que coleccionaba fragmentos de espectáculos en el mundo, ¿te pasa igual?

—Más o menos. Más que espectáculos colecciono vivencias y encuentros con personas de teatros o de otros lugares como los aeropuertos, los hoteles, los aviones. Todo eso se va sumando y muchas veces se transforma en ideas.

—Además de los viajes, ¿de donde vienen las ideas?

—De todos lados. El estímulo toca algo ahí, se transforma en imágenes y después se desarrolla en un trabajo muy largo donde hasta creamos los colores que usamos; y todo a partir de eso, de una chispita.

—Son más de 10 años en este mundo, ¿cuál ha sido el mayor desafío?

—Con todos estos años de trabajo el desafío es volver a pararse frente al público de toda la vida y sorprenderlo. Hay niños que tenían seis años la primera vez que nos vieron en el Solís y que ahora van con sus hijos, entonces el desafío es también sorprender a los hijos de los niños que nos vieron cuando empezamos. Es muy difícil, sobre todo porque el teatro negro no tiene un espectro muy amplio ni de colores ni de posibilidades, y hay que meterle mucho más cabeza.

—Con Kolia (2015), hubo un quiebre: sin luz negra, música en vivo, incorporaron robótica, ¿cómo fue esa experiencia?

—Ahí hubo mucho desafío. Desde fabricar nuestros propios instrumentos hasta volvernos un poco actores y que se nos vea por primera vez. Fue distinto, yo siempre fui autodidacta, entonces con cada espectáculo me propongo aprender, y presentarlo es como una prueba de fin de curso. Ahora volvimos a la luz negra porque extrañamos un poco eso de ser invisibles y desaparecer por un rato.

Perfil
El artista detrás de los muñecos
Nombre:
Martín López Romanelli
Nació
en Montevideo en enero de 1972.
DetalleEs el director de Kompañía Romanelli

Martín López Romanelli pasó su adolescencia en Canelones, y fue yendo a los bailes del club local que empezó a coparse con el efecto de la luz negra en los distintos colores de ropa de la gente. Roberto Suárez y César Troncoso lo vieron en un concurso de la Intendencia de Montevideo y le consiguieron su primer trabajo haciendo shows con muñecos en un bar. Su trabajo fue siempre autodidacta con mucha investigación incluida. Desde hace 10 años tiene su propia compañía con la que hace talleres y además crea espectáculos de teatro negro con un lenguaje universal que, además de llevarlo por su octava temporada en el Solís, le ha permitido difundir su teatro por países de Europa, Asia y América.

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