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Fuerza Bruta: un ritual primitivo con tecnología del siglo XXI

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Fuerza Bruta

Megashow en el este

Diqui James, creador de la reconocida compañía argentina, contó detalles sobre Wayra, que todos los días se presenta en Enjoy Punta del Este

Fuerza Bruta se instaló el 18 de diciembre en Enjoy Punta del Este, donde actúa diariamente, y si bien la compañía ya se había presentado un par de años atrás en Landia, en el Parque Roosevelt, esta vez desembarcó con un espectáculo mayor, que permite aquilatar todo su potencial. Y es verdaderamente un paseo muy recomendable, para público de edades bien diversas, incluso para gente que no tenga experiencia en ver teatro.

Porque Wayra, el show que está dando la emblemática compañía argentina, es un tipo de representación muy poco convencional. El público comparte el espacio escénico con los artistas, y los números se realizan en el medio, a los costados o sobre las cabezas de los espectadores. Y el efecto es tal que a los pocos minutos de comenzado el show, todo el mundo está celular en mano, sacando fotos, dada la belleza visual de las imágenes. Y luego de las fotos pasan a los videos, estimulados por las escenas, de las que a la vez el público es testigo y de algún modo, actor secundario.

El espectáculo ofrece muchas rarezas, y mucha diversión. Ya el hecho de estar en un sitio cerrado, oscuro, con luces y música, similar a una pista de baile, genera en la gente un estado de excitación. Las personas hablan entre ellas, con un aire de complicidad, de estar viviendo una experiencia en común. Y luego, durante el show, el público se comunica con gestos, o en voz alta en momentos en que la música alcanza su mayor potencia. 

Fuerza Bruta
Fuerza Bruta. Foto: Ricardo Figueredo

La estética de Wayra es muy cuidada: el hombre que corre va de blanco, en un ambiente muy negro. Otros momentos están más próximos a la estética circense, su bullicio, sus chirridos. Pero también tiene momentos más calmos, de suavidad, en los que el público es invitado a llevar al extremo su sensibilidad.

Tanto para el espectador sin experiencia como para el muy conocedor de las artes escénicas, el show es un placer de ver. Una serie de performances en secuencia, subrayadas por la música, los efectos de luces, el viento y el agua pulverizada, crean un clima de euforia en el público. Y al espectador que le gusta analizar, encontrará allí un sinnúmero de escenas de corte freudiano, vinculables a mil temas, desde el nacimiento a la vida celular, desde la lucha por salir adelante a los vínculos afectivos. 

Realmente es una suerte que haya llegado en verano, porque el show se disfruta más en estos días de calor. Para contar cómo se armó esta obra, el director de la compañía, Diqui James, habló con El País.

-¿Para hacer un show así hubo que esperar al desarrollo de la tecnología digital?

-Para mí, lo que nosotros hacemos es un espectáculo primitivo, con tecnología del siglo XXI. En algún aspecto el lenguaje que usamos sigue siendo completamente primitivo, y existiría y funcionaría más allá de la tecnología que usamos. A nosotros la tecnología nos divierte, la sumamos, forma parte de nuestro lenguaje, pero al mismo tiempo no es protagonista. El elemento básico de este show es más elemental.

-¿Cuál sería el hilo conductor del show?

-Nosotros tenemos como un personaje al corredor, que es el que nos va llevando por toda la historia, y que conceptualmente es como ir atravesando todas las atmósferas junto con él. De todos modos, para mí no es importante que se lea una historia, sino ir llevando al público por distintos climas. Lo fundamental es involucrar al público, y sobre todo, sorprenderlo. El asombro es fundamental en este show. Pero no es un efecto sorpresa, sino ir ofreciendo un asombro continuo. Ir llevando al espectador e ir más rápido que su mente. Y de ese modo, tratar de llegar al cuerpo, a las sensaciones del público. No dejarlo pensar.

Fuerza Bruta
Fuerza Bruta. Foto: Ricardo Figueredo

-También es un show que produce un efecto colectivo.

-Sí, este espectáculo no es una experiencia individual. Y eso creo que pesa mucho, más en esta época en la que el cine ya no es una experiencia colectiva, porque cada uno ve su película en su casa, o con su teléfono. Me gusta que sea una experiencia colectiva: no es lo mismo el espectáculo acá en Uruguay que en Brasil, o en Nueva York. Cada lugar le da su propia identidad. Acá en Punta del Este la gente está de vacaciones, buscando divertirse. Y de pronto la hacemos en Buenos Aires un martes a la noche, que la gente viene del laburo, y necesita desestresarse. En las distintas culturas la respuesta es diferente. Y vos como espectador no reaccionás solo. Lo hacés acompañado de quienes te rodean y de eso que todos están viviendo.

-¿Hacia dónde crece Fuerza Bruta?

-No sé bien para dónde crece. Estamos todo el tiempo sumando cosas, buscando. Igual estamos muy contentos de haber podido venir acá, y que un lugar como Enjoy Punta del Este tome el riesgo de hacer un show como éste. Estuvimos mucho tiempo en el borde, como que éramos demasiado raros, demasiado locos. Y yo siempre decía que nuestro lenguaje es popular, es para todo el mundo. Tiene que ver con el teatro callejero. No tiene que ver con una elite progre que quiere ver cosas raras. Y de a poco fuimos rompiendo esa barrera, salir de ese lugar que nos querían poner, eso de ser los raros. Y ahora somos los mismos que antes, seguimos haciendo lo mismo, pero con un público mucho más popular. A mí me encanta el público de carnaval, donde se mezclan los pibes con el intelectual, y con el otro que no leyó un libro en su vida. Y en Fuerza Bruta ves eso, y a mí me emociona muchísimo. Ver un grupo de chicos de 15 años saltando bajo el agua y dos señoras mayores cagándose de risa en el bordecito. Y creo que vamos para ese lado, seguir atravesando las culturas, esas barreras sociales y económicas que hay en nuestros países, donde unos tienen acceso a la cultura y otros no. Me gusta poder hacer algo que atraviese todo eso, que emocione a todos.

-¿Cómo fue el pasaje de De la Guarda, el grupo de donde vienen, a Fuerza Bruta?

-Con De la Guarda empezamos a lanzar el cuerpo en el aire, a tomar todo el espacio. Y a investigar esta cosa de lo festivo, y salir de esa oscuridad de la que veníamos antes, con Organización Negra. Y con Fuerza Bruta lo que quise fue desarrollar más escenografías que generen acción. Maquinarias que generen acción. El actor está arriba de la máquina de correr, y tiene que correr. La que propone la acción es la máquina de correr. El actor no puede frenar. Y se le vienen las paredes encima, y tiene que atravesarlas. Lo mismo las chicas que están en la pileta, que ellas mueven el agua pero también son movidas por el agua. También es importante el ritmo, que es como cinematográfico. Nos inspiramos en el cine, y por eso buscamos cambiar el punto de vista del espectador continuamente.

-Pero conservaron el clima de fiesta.

-Sí, siempre queremos mantener es eso de hacer una fiesta. Pero lo de la fiesta no tiene que ver con algo naif, ingenuo. La fiesta es todo, también ponerse en pedo y estar medio descontrolado. La fiesta es sexo, chicos jugando. La palabra “festivo” tiene mucha carga; jugar con lo festivo en ese sentido amplio.

-Estos números que ustedes presentan, ¿tienen copyright?

-No, en ese sentido estamos bastante desamparados. No es como en la música, o en los libros o las películas. Pero lo único bueno, lo que a mí me gusta de eso, es que nosotros tenemos que ser los mejores, y los primeros que planteen las cosas. Después va a haber un montón de gente que copie. Pero eso por otro lado también te genera adrenalina: no te podés sentar sobre un show y decir: “esto lo hice yo”, como sucede con una novela. Por un lado, querés que se armen unas leyes que te cuiden un poco más. Pero por otro te genera adrenalina. Y me parece que ahora, con internet y que los derechos de autor sea todo un despelote, creo que ya formamos parte de todo ese mundo.

-¿Te parece que Fuerza Bruta tiene una estética argentina?

-Para mí es muy argentino, muy sudamericano. Cuando vamos a lugares de culturas muy diferentes, no entienden de dónde saliste. En China, en Japón, no entienden cómo existe esto. Y tenés que explicarles todo, el carnaval, la calle, la violencia. Para mí es reargentino. Yo me di cuenta que era reargentino cuando empezamos a salir al exterior. En Argentina no me daba cuenta. 

Diqui James
Diqui James, fundador de Fuerza Bruta. Foto: Ricardo Figueredo
peligro y seguridad

Fascinante y riesgoso como el mar

“Cuando tenés al público dentro de la escena, cada detalle tiene que estar cuidado. Es como el mar: no podés dejar de darte cuenta que estás en un lugar peligroso. Y todo el equipo tiene que estar atento. Hacemos un show en el que se genera sensación de caos, pero somos muy conscientes de lo que está pasando. Eso es difícil de entrenar, sobre todo para la gente nueva: los actores se desbordan. Y tenés que decirles que paren, que están actuando, que tiene que mirar todo, estar atento a todo. Y al mismo tiempo transmitir libertad”, explica Diqui James (foto). Las entradas para Wayra están en Red UTS, y valen $ 1.320 y $ 1.485.

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