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Franklin Rodríguez: "Tiendo a irme de todos lados: si algo no me gusta, me voy"

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Franklin Rodríguez. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

El actor, autor y director teatral es uno de los protagonistas de la obra "La verdad" que dirige Mario Morgan y se estrena hoy en el Notariado

Es un año repleto de proyectos el que tiene Franklin Rodríguez. Hoy estrena la obra de teatro La verdad, comedia que se estrena hoy, dirige Mario Morgan y tendrá funciones los viernes y sábado a las 21.00, y domingos a las 20.00 (entradas por Tickantel a 590 pesos). Además, Rodríguez estrena en febrero su nueva comedia: Locas pasiones (también en el Notariado) que escribió y dirigió, y protagonizan Leonardo Lorenzo y Lucila Rada.

“Es una comedia que escribí en España y la escenografía es una gran cancha de fútbol porque lo que estoy diciendo es que el fútbol es como el matrimonio y viceversa: hay patadas, faul, juego, descanso, cambio de jugadores, alargue y penales. Son los conflictos de nuestros tiempos: cómo sobrevivir al desamor, cómo encontrarnos con la pareja o no encontrarla, y cómo vivir en estos tiempos donde todos dicen 'te amo'. Una comunicadora te dice 'te amo', o lo dice Arjona y no tiene fuerza”.

Además de estas comedias, Rodríguez se va a encargar de la programación del Teatro de la ACJ donde va a dirigir la comedia No a la guita. “Después abro la escuela de teatro en la Alianza Francesa, que es una casa divina, ahí abro mi nueva escuela, así que voy a estar picando por Montevideo, pero bueno, es mi trabajo y lo que me gusta” dice Rodríguez.

Franklin Rodríguez. Foto: Leonardo Mainé
Franklin Rodríguez. Foto: Leonardo Mainé

—Volviste a Uruguay hace pocos meses y ya tenés proyectos en el Notariado, la Alianza Francesa y el teatro de la Asociación Cristiana de Jóvenes, ¿qué pasa con Espacio Teatro?

—Ya no integro más el elenco ni tampoco la escuela; teatro voy a hacer en el Notariado, en la ACJ, donde se pueda hacer, donde me den ganas de hacerlo y el público responda. En la ACJ tengo pensado hacer tres espectáculos este año, así que voy a trabajar sin parar.

—Hoy es el estreno de La verdad en el Teatro Notariado, ¿de qué se trata?

—La verdad es que se trata de una obra fenomenal que se basa en una frase de Voltaire que dijo que si las parejas se dijeran la verdad, no quedaría ninguna sobre la faz de la Tierra. Es una obra que la están haciendo en Buenos Aires, Chile y España, y es un éxito de locos. Es un autor francés muy joven que la tiene clarísima y hace a la filosofía una cosa divertida porque la pone en el escenario de una manera que el tema es el burlador burlado. Ese tipo que cree que a todos les hace trampas y termina siendo el engañado, y habla sobre el matrimonio. Porque si vas a vivir en un matrimonio más vale que mientas bien. No solo por la infidelidad, a veces no te gustan los padres de tu pareja y no le podés decir que son insoportables, porque es un problema; o convivís con cosas que no te gustan de tu pareja y esas son las verdades que no decís. Uno lo vive en el teatro: voy a ver un espectáculo que no me gusta y cuando voy a ver a mis compañeros les digo que me encantó. ¿Quién soy yo para entrar a un camarín y decir que esto es espantoso? No puedo decir eso, no está bien, ¿quién te pidió esa sinceridad? Y mirá que lo hacen. Eso es lo que tiene que pasar, resguardar al otro de verdades que lastiman.

La verdad
La verdad, con De Vargas, Da Silva, Graciela Rodríguez y Franklin. Foto: Alejandro Cámara

—La obra la dirige Mario Morgan, y en el elenco están Humberto de Vargas, Graciela Rodríguez y Adriana da Silva.

—Sí, tiene que haber cuatro actores que defiendan el escenario. Humberto es un gran comediante, un gran actor, no sé si no es el mejor de esa generación y la mía, y es quien lleva adelante este cuento con humor. Y Adriana y Graciela en su punto determinado hacen que esto explote para el lado de la risa.

—¿Con qué obra te parece que la gente te asocia más?

—Cuando estaba en España había uruguayos que me decían: vi ¡Ah, machos!, una obra que hice en el Circular hace años. Esa obra fue un exitazo en ese momento, y trabajé dos años y pico hasta que me fui. Tengo la tendencia de irme de todos lados; cuando algo no me gusta, me voy. Esa obra marcó y me puso en un lugar muy popular porque era una obra muy popular de Fontanarrosa y mucha gente que no iba al teatro la veía. Fue como Debajo de las polleras, esas cosas que pasan por el lugar y después decís: ¿cómo se da que haga otra obra igual, para que me vaya igual? No es tan fácil. Y con esas premisas he mantenido a mis tres hijas que ya crecieron, y ahora soy abuelo. No me puedo quejar que hice todo rápido, en cuotas, pero lo hice.

Franklin Rodríguez
Franklin Rodríguez. Foto: Darwin Borrelli

—Y siempre fiel a tus convicciones.

—Sí, siempre fiel a mí, con los enojos que pueden causar, pero soy así, yendo de frente con las cosas que pienso. Ahora capaz que voy menos de frente porque me cansé un poco pero sí de decir las cosas que me suceden. No tengo por qué callarme nada, me parece que más allá de las molestias tengo el derecho de discrepar con todo. Antes se hacía algo, con la Generación del 45 que era discutir. La editorial Rumbo sacó un libro de Daniel Mañana sobre Zitarrosa, lo leí hace poco y es fantástico. Y Zitarrosa cuenta que se juntó con Nacho Suárez y Juceca y discuten a muerte, empiezan a la tarde y terminan a la siguiente mañana y se dicen de todo políticamente. Cuenta Nacho Suárez que a la mañana se va caminando unas cuadras hasta la parada del ómnibus y al rato ve venir a Zitarrosa, y cuando se encuentran Zitarrosa le dice: “¿qué hacés, cómo te va?”, y se habían dicho de todo. Eso pasaba porque eran discusiones que solo tenían que ver con la mesa y posiciones políticas, discutir a muerte y aceptar que el otro tiene posiciones distintas. Me parece que ese es un buen ejemplo de lo que es la amistad, la filosofía y la discusión. Hoy ya no se discute más. Hay un tema ahora que no queda bien no decir porque te van a castigar, antes también te castigaban, lo que pasa es que con las redes sociales todo se acrecienta. Uno quiere ser reconocido por lo que hace, no porque tiene discusiones pelotudas; para eso me hago modelo y discuto boludeces. Soy actor y quiero discutir de otro nivel. El 2018 fue un año movidito y el pasado descansé como quería.

—¿Qué aprendiste estando en España?

—Primero, que el teatro uruguayo la lucha como el español, mucho. Todos los teatros independientes la pelean a muerte con el público. Claro, son ocho millones y medio más, además de los millones de turistas que van por día, entonces tenés una plaza más grande; y tenés los teatros oficiales que hacen producciones brutales con mucha plata. Hay muchos productores independientes que gastan mucha plata; hay dinero, hay televisión, hay cine y tiene otra movida. Pero los que trabajan en el teatro independiente la pelean. La única diferencia es que podés pegarla en grande.

Franklin Rodríguez
Franklin Rodríguez. Foto: María Fernández Russomagno

—¿Qué sacás en limpio del conflicto con El Galpón y el Sindicato de Actores?

—Creo que hay batallas que se pueden dar y otras que no se deben dar, y esa es una batalla que ya no se debe dar más porque ya no le importa ni a ellos. No quiero discutir más el tema, para mí se terminó y cada uno que haga lo que quiera. Mejor que se preocupen por que la gente venga al teatro, porque esa es la gran discusión que tenemos que darnos, pero no lo hacemos. Yo sé que no voy a hablar más de eso y desde mi lugar voy a decir lo que pienso y lo siento si pensaban que me equivocaba. Lamento mucho los títulos de “facho”, “reaccionario”, “vende patria”, “traidor”; todo eso me pareció patético, entrar a ese nivel cuando la cosa era mucho más sencilla, hablar y convencernos de lo contrario. Castigar a alguien por pensar distinto no se puede hacer. Lo digo por mí, por Petru Valensky también y otros más cuando decían que estaban en desacuerdo, como Mercedes Vigil. Ella puede opinar lo que quiera, también Petru, y tienen razón, votá al que se te antoje. ¿Qué significa, que te tienen que decir lo que tenes que hacer? Ese es un pensamiento con el que no estoy de acuerdo y lo voy a defender a muerte. Igual sirvió para algo, movilizó a la sociedad, puso en el tapete el tema, y creo que no se va a volver a dar una situación igual porque se van a cuidar todos. Lástima que me pasó a mí, no la pasé bien y mi familia tampoco. Hoy no me agarran igual.

Héctor Guido y Franklin Rodríguez
Héctor Guido y Franklin Rodríguez. Foto: Archivo

—Así que hoy sos un Franklin renacido.

—Soy como DiCaprio. Uno aprende, como de los divorcios o las peleas; uno aprende que hay cosas que no van a cambiar y no vale la pena darlas. He cambiado en ese sentido, quiero actuar, escribir y dirigir, y quiero vivir en este país porque me gusta mucho. No me gustaba lo que estaba pasando, pero de a poco nos vamos dando cuenta de eso y vamos empezar a mirarnos de otra manera. Si no, va a ser difícil la convivencia.

—Hay que aprender a convivir.

—Con las discrepancias. Yo tengo gente que no me saluda en la calle. Me pasó ayer en una mutualista, me dio vuelta la cara. Está bien; si pensás que soy un reaccionario o un fascista, no lo demuestran mis actos, pero si pensás que soy todo eso me parece bien. No te voy a ir a buscar a darte una paliza, aunque me han dado ganas de hacerlo. Pero la dejé así porque soy un ser humano que trabaja en el teatro con la sensibilidad, y creo que lo mejor es la aceptación de cómo somos, yo soy así.

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