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Duro debate entre hija y madre en El Galpón

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Tipoldi y Gómez en un trabajo que hurga en los lazos familiares. Foto: Archivo El País
Alejandro Persichetti

Hoy en El Galpón se puede ver a las 21:00 Las castraciones, una pieza de corte psicológico que interpretan las actrices Margarita Gómez y Laura Tipoldi. La obra, escrita y dirigida por Andrés Caro Berta, cuenta con iluminación de Jimena Correa y escenografía y vestuario de Horacio Berta. Localidades, $250.

El espectáculo es definido por su autor como una comedia negra, asunto que va más allá de la risa. "El humor, se sabe, permite expresar situaciones trágicas desde un tono aceptable por el espectador. El absurdo está presente en esta obra, aunque por la respuesta del público, se refiere mucho a la vida cotidiana de todos nosotros. La comedia negra habilita a mostrar realidades casi en el límite, que hacen reír pero también permite luego la reflexión", contó Caro Berta a El País.

El autor buscó un enclave argumental para plantear la relación entre dos personajes: una hija, de 40 años, se prepara para visitar a su novio, pero la madre comienza a retenerla para que no lo haga. En esa búsqueda de evitar que salga, despliega todos los argumentos posibles, donde la culpa está en primer lugar. La hija, ya con cuarenta años, busca mantener una relación que los padres rechazan, y la madre hace todo lo que puede para retener a esa hija en la casa y chantajeándola de todas formas para corte el vínculo con el novio.

"Desde muy chicos se genera una enseñanza donde lo que prima es la culpa. No la responsabilidad. Así, se va castrando al niño o niña en cuanto sus oportunidades de futuro. Frases como tú no tenés suerte en la vida, tú no servís para nada, o yo con todo lo que me sacrifiqué por ti, y tantas otras, son lo que llamo maldiciones gitanas, porque por más que no las tengamos presentes, luego como adolescentes o adultos, siguen imperando en nosotros sin darnos cuenta. En este caso, hay dos mujeres, madre e hija, y dos hombres que no aparecen pero que también juegan su partido", explica el autor, también sexólogo.

Autor de otras obras que llevan el tema del sexo al escenario (Sade, el divino marqués, El peor día de Freud), Caro Berta no apuesta a grandes despliegues escenográficos, sino a un teatro de cámara. "Mis puestas siempre son minimalistas, porque entiendo que la gran labor es la de los actores, y por supuesto el texto. Acá la acción ocurre en el living comedor de una familia de clase media, donde dividí el escenario en dos. Desde el público, el lado izquierdo es el mundo de la hija, y el derecho donde pasa la mayor parte del día la madre. Agregué el aporte, en el comienzo, de un informativo donde lo único que pasan son noticias de asaltos, delitos que asustan a la madre. Jugué con tonos cálidos para la hija, y oscuros para la madre. El gran presente, aunque no aparece, es el padre al que menciona todo el tiempo la madre", afirmó el director, quien destacó también para ese juego de actores el trabajo de la iluminadora Jimena Correa.

"Mis obras refieren a personajes reales que tienen para aportarnos su visión de la vida y el mundo. Desde un Sade visto no sólo desde sus juegos sexuales, sino también como un filósofo y un pensador, a El peor día de Freud, cuando este se entera que su hija Ana fue apresada por los nazis, y una vez liberada, se destapa el secreto de un amor casi incestuoso de ellos dos, entre tantas otras obras que se han estrenado acá en Uruguay, Argentina, Colombia, España y México".

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Tipoldi y Gómez en un trabajo que hurga en los lazos familiares. Foto: Archivo El País

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