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Entre lo decadente y lo jocoso

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La Comedia Nacional presenta un trabajo de investigación de escritura teatral. Foto: Archivo.
Nota a Diego Arbelo, actor y director de teatro uruguayo, ND 20130624, foto Leonardo Carreño, Archivo El País D:\Users\dborrelli\Desktop\587607.JPG
Archivo El País

Mañana la Comedia Nacional estrena “Mar de fondo. Un acting macho”, obra escrita y dirigida por el actor del elenco oficial Diego Arbelo, que ahora ingresa al terreno de la dramaturgia. El destacado actor, nacido aquí en Montevideo, en 1983, ha desarrollado una interesante seguidilla de trabajos como director de teatro fuera de la compañía municipal, mostrando un marcado perfil propio. En Sala Verdi se verá este espectáculo protagonizado por Lucio Hernández y Pablo Varrailhión, que queda en cartel viernes y sábados a las 21:00 y domingos a las 19:00.

—¿Cómo nació este texto?

—Lo escribí el año pasado, como parte de un proyecto de investigación de la Comedia Nacional: yo tenía el 60% de la obra escrita. Bueno, de la obra no: de unos pensamientos que no tenían estructura, ni soporte dramático. Esa fue la excusa para que a través de los actores se generaran situaciones que pudieran encauzar ese texto, potenciarlo y teñirlo de la opinión que les surgieran. Ellos se apropiaron del texto y lo desarrollaron.

—¿Cómo sintetizarías la trama?

—Es la historia de un hombre que se pierde en su sueño, y se encuentra con él mismo. Eso es en líneas generales: ese hombre solo, que a través de ese estado comienza a actuar, a hacer. Básicamente es eso, no hay mucho más para decir: lo que pasa es que también se sirve la obra de vivenciar los procesos de la actuación, y en algún lugar generar alguna pregunta (más que cuestionar) sobre qué pasa con la actuación en el teatro. Qué implica la actuación, qué desmanes tiene. Algo de la vida del actor aparece.

—¿Busca tener una mirada psicoanalítica?

—No lo pensé en esos términos. Es un tipo que entra en un estado de verborragia tal, que las preguntas surgen sin previo aviso. Pablo Varrailhón y Lucio Hernández hacen el mismo personaje, aunque a los efectos de lo que sucede, no está bueno explicar mucho, para dejar abierta la incógnita. Pero serían como dos partes de uno mismo.

—¿Y en cuanto al montaje?

—El carácter despojado fue una opción, incluso cierta precariedad también. De modo que toda la atención estuviera centrada pura y exclusivamente en la actuación. Y como son unos actores que tienen que exhibir cierto estado de decadencia, pero a la vez mucha lucidez para ver algunas cosas (hasta de orden existencial si se quiere), no nos ocupamos tanto de toda la parafernalia. Pasa por momentos que son más jocosos, momentos más amables en lo que tiene que ver con la vinculación con el público, y también de los otros, un poco más violentos. Tiene humor también, aunque es una incógnita qué puede pasar con la resonancia en el público. También es una invitación a conocer el mundo de la actuación, de cómo se vive, se juega, y también se padece. Pero hay también otros temas: los vínculos familiares, las profesiones, la opinión sobre los otros, los estados de queja constante.

—Este es tu primer texto, ¿qué te motivó a dar este paso?

—Por una inquietud, para poder expresar preguntas y opiniones a partir de algunos temas que me interesan mucho. No hay una pretensión más allá de eso.

—¿Cómo vivís el recambio generacional que se está dando en la Comedia Nacional?

—Como parte de un proceso natural de renovación: lógicamente se extrañan figuras como Jorge Bolani, o como Delfi Galbiati. Pero me gusta que haya distintas franjas etarias en la Comedia, es más enriquecedor: se aprende mucho viendo a los compañeros, porque te nutrís y aprendés otras maneras de abordar el oficio.

—¿Qué barrio de Montevideo está más vinculado a tu niñez?

—Yo me crié en la Ciudad Vieja, después me mudé para Palermo y ahora estoy en Punta Carretas. No tengo un apego particular hacia el barrio. A veces me siento un poquito introvertido en relación al vínculo con mis vecinos: me gustaría desarrollar más ese vínculo. Más que apego al barrio, lo que sí me predispone es estar cerca del mar. Eso es algo que disfruto y que necesito.

—¿Qué te dicen cuando decís que sos actor de la Comedia Nacional?

—Recibo comentarios de todo tipo. Hay uno que es clásico, que va más allá de la Comedia, que es, ¿y además qué hacés, en qué trabajás?. Y si uno está con ganas, y ve que el interlocutor lo puede recibir, cuento sobre el privilegio de desarrollar la actividad que me gusta, y que eso sea tu trabajo. Es estar dedicado exclusivamente a lo que te gusta.

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La Comedia Nacional presenta un trabajo de investigación de escritura teatral. Foto: Archivo.

Diego Arbelo

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