Viene una compañía de clowns francesa al Teatro Solís.

Este miércoles 2 y jueves 3 de noviembre, a las 20.00, en el Teatro Solís habrá un espectáculo nada común en escena. Es que vuelve a Uruguay, desde Francia, Les Rois Vagabonds (Los reyes vagabundos), un montaje que agotó entradas en el Auditorio Nelly Goitiño en el marco del pasado Festival Internacional de Circo de Montevideo. Entradas en TickAntel, a $ 500.

El espectáculo, muy premiado internacionalmente, cierra con estas actuaciones su gira latinoamericana, ofreciendo su show que reúne diversas formas artísticas. En escena estarán dos músicos (Igor Sellem y Julia Moa Caprez), que en principio intentarán hacer un programa musical compuesto por lo mejor de Vivaldi, Strauss, Bach, Schubert, Albinoni, y Tchaikowski. Pero esos músicos también son payasos, y empezará a desplegar un lenguaje universal, en el que entran en juego desde la mímica a la acrobacia.

"Yo soy violinista, pero también soy bailarina y acróbata. Y en la obra venimos como a dar un concierto, pero el espectáculo se convierte como en la relación entre esos dos clowns, y también con el público, que en este montaje ocupa un lugar fundamental. Y la obra aborda por qué ellos son clowns, y a través de las técnicas de danza y de circo, se irá viendo un concierto que no funciona como tal", contó a El País Julia Moa Caprez, artista francesa pero también con algo de suiza y de uruguaya.

En algo más de una hora, el show pasa por un montón de temas y situaciones, buscando abarcar un público amplio y familiar, que va desde los ocho años en adelante. "El espectáculo tiene muchas lecturas posibles diferentes", señala la artista.

El escenario es despojado, austero. "En realidad tenemos solo los instrumentos y dos baúles de madera, que usamos para diferentes funciones. Y una araña grande, como de sala de ópera, que juega un lugar importante. Es muy sencillo a nivel de objetos. Venimos con muy pocas cosas, porque la relación se crea entre nosotros como actores, y el público", indica la actriz, que ha vivido en Suiza, Argentina, Holanda, Estados Unidos, y ahora hace muchos años que vive en Francia.

Se trata de un trabajo sin texto, en el que la palabra queda en un segundo plano. "También por eso lo podemos ir llevando por distintos países, por todo el mundo. Desde Brasil hasta India y China, el show se presentó en todo tipo de salas, a medida que fue cambiando y madurando en su propio andar.

La obra, que rompe frontalmente la llamada "cuarta pared", surgió luego de mucho tiempo de trabajo y estudio, a partir primero de números, que luego fueron tomando una forma más larga y compacta. "Nosotros creamos todo. Primero empezamos con talleres de clown. Y el clown se basa en lo que uno sabe hacer. Y como somos músicos y acróbatas, buscamos desarrollar el espectáculo a partir de ahí. Hasta que al final se construyó una historia, que tiene que ser sencilla. En el fondo hay algo verdadero: músicos en un escenario haciendo música: a partir de allí, vamos a viajar con el público hacia mundos imaginarios", reflexiona la bailarina y acróbata.

El espectáculo nació en Francia, país con larga tradición circense, y con un público (y un marco institucional) que apoya muchos estos emprendimientos. "Las salas nos piden mucho este trabajo, porque el público a su vez lo pide. Los programadores culturales buscan cada vez más incorporar obras con elementos de circo, que suelen llenar los teatros. Tanto en Francia como en Bélgica, el circo es toda una institución en la planificación de las temporadas culturales".

El clown tiene algo de técnica y otra parte de talento natural. "El secreto es que cada uno tiene que hacer su camino. Hay muchas posibilidades de aprender, pero luego cada quien tiene que buscar algo individual, sus propias llaves. Porque lo que funciona para un clown no funciona para otro", explica Moa Caprez.

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