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Las dos caras de un préstamo

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Cuando a uno le adelantan que El crédito es una obra de dos personajes, en la que uno de ellos va a un banco a pedir un préstamo, puede pensar que es poco asunto para un espectáculo de bastante más de una hora, y puede dudar sobre cómo puede salir una comedia de esa tan sencilla situación. Pero realmente, con solo dos personajes, el dramaturgo catalán Jordi Galcerán lograr armar una pieza de humor sostenido, que va creciendo en situaciones, muchas de las cuales se despliegan en la cabeza del espectador, en su imaginación.

Las primeras escenas son las que el público puede imaginar. El bancario rechaza firmarle el préstamo, y el solicitante (Jorge Esmoris) empieza con pedidos que luego se vuelven amenazas: lo insólito es hacia donde se dispara ese largo esgrima verbal, del que salen situaciones inesperadas, otros personajes, toda una cascada de humoradas que mantiene a la platea animada de principio a fin.

Los personajes se van armando en el espectador: en Gregorio (Franklin Rodríguez) se dibuja un hombre laboralmente exitoso y lleno de poder, que luego va mostrando fisuras hasta exhibir sus desgracias y sus problemas familiares. Por contrapartida, Antonio arranca siendo un individuo que empieza prácticamente suplicando, para luego convertirse en alguien medio diabólico, capaz de manejar al otro desde la acción y la palabra.

Todo ese juego del poder que pasa de uno a otro, da pie a que el dúo actoral se luzca física y verbalmente en dos registros algo distintos: Franklin Rodríguez desde una modalidad más volcada al tipo común, a lo cotidiano. Esmoris con un trabajo escénico más estilizado, jugando con los ángulos que le permite su larga figura, sus extensas piernas, las manos enormes que él carga de expresividad, acompañando con el gesto una réplica o un remate filoso.

Es la primera vez que estos dos actores comparten un escenario y realmente es un placer verlos trabajar juntos, complementariamente. Ambos tienen una familiaridad con el escenario y una capacidad para dotar de naturalidad a lo espontáneo, que no es moneda corriente en la escena local.

El autor español ya había sido difundido en Montevideo con su famoso El Método Grönholm, que dirigido por Mario Ferreira hizo en el Teatro Movie en 2006, con César Troncoso y Margarita Musto. Ahora vuelve su nombre con una pieza de humor, pero que también habla del lado más inhumano de los vínculos entre empresas e individuos. Mario Morgan, desde la dirección, orquestó con habilidad esta inteligente comedia.

El crédito [****]

Autor: Jordi Galcerán. Dirección y diseño de iluminación: Mario Morgan. Intérpretes: Franklin Rodríguez, Jorge Esmoris. Realización escenográfica: Rodolfo Da Costa. Ambientación sonora: Alfredo Leirós. Sala: Teatro del Notariado, Guayabos 1729. Funciones: Viernes y sábados 21:00, domingos 19:30. Precio: $ 390.

CRÍTICA - TEATRO

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