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"Buscamos un rato para escuchar"

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Cuentos con banda en vivo todos los días en el Teatro Circular. Foto: A. Colmegna
Nota a Nancy Guguich, artista uruguaya integrante del grupo musical Canciones para no dormir la siesta, ND 20160623, foto Ariel Colmegna
Archivo El Pais

Cuentos con banda en vivo todos los días en el Teatro Circular.

En este nuevo espectáculo jugamos con toda esa idea del dar vueltas, del infinito que tienen las cosas, que empiezan, continúan, terminan, y vuelven a empezar. Nosotros somos un grupo que funcionamos en el decir y en el hacer, con las herramientas teatrales, pero esencialmente somos un grupo musical. Eso implica que cantamos, cantamos contando. En los tantos años que llevo en esto, asumo que el contar es otra manera del cantar, como lo pudo hacer un juglar, o se hizo en una rueda de fogón, en un campamento, o en una caverna, hace miles de años", dice Nancy Guguich a la hora de describir su espectáculo Cantacuentos Circular."Hacemos algún cuento que juega más con la palabra, recogemos algún cuento tradicional, y tomamos como eje cuáles son los personajes fantásticos que llevan de la mano los cuentos: hadas, dragones. Y jugamos mucho con lo redondo, desde la luna hasta un plato de sopa, la pelota, un botón", explica la popular artista, que cuenta con una trayectoria que se remonta a Canciones Para No Dormir La Siesta, el emblemático colectivo musical que desde los años 70 cautivó por igual a niños y adultos.

"Cuando pensamos Canciones Para No Dormir La Siesta, nadie pensó en hacer un espectáculo que trabajara con un doble lenguaje. Aunque por supuesto que había un gran dolor porque la dictadura ya se había iniciado. Y por supuesto, no era ingenuo cuando decíamos que Hansel y Gretel no se pierdan más. Pero no pensamos que aquella propuesta, dicha y cantada, que hicimos en El Galpón, en la sala de la calle Mercedes, fuera el primero que fuera a ver la censura. Se ve que se había corrido la voz, y mandaron a alguien a ver qué hacíamos", recuerda hoy Guguich, a más de cuatro décadas de aquellos días. Ahora, como todos los años, con nueva fórmula, el espíritu de diversión y de ir contra la corriente resurge en este Cantacuentos que va todos los días en Teatro Circular.

—¿Qué te parece eso de reducir las vacaciones de julio a una semana sola?

Me parece un desastre. Como docente, yo creo que si son vacaciones de julio, tienen que ser en julio. Terminando junio, uno comparte un proceso con los niños, con un compendio de tiempo trabajado. Y sostenido porque siempre hubo muchas gripes, teníamos los 15 días de julio. A mí me parece que no se resuelve con esta medida de reducir las vacaciones, porque hubo paros: me parece totalmente equivocado. Y te digo: hecha la ley, hecha la trampa. Está lleno de colegios privados, que en la segunda semana le dan los cinco asuetos a los maestros. Entonces, tienen dos semanas de vacaciones. Te diría que el 80% lo hizo. Son muy pocos los colegios privados que dieron una semana sola de vacaciones.

—¿Te parece que en las vacaciones de invierno, en los espectáculos para niños hay un espíritu comercial excesivo?

Bueno, creo que algunos grupos, como que se juntan para hacer teatro para niños, porque en julio se llenan las salas. Eso es lo que toda la vida, en el buen sentido, me enojó. Y me pareció poco auténtico. Si te gusta trabajar para niños, trabajá siempre para niños. Y no buscar la cosa como oportunista.

—¿Trabajar para niños es una profesión subvalorada?

Yo creo que sí, en algunas cosas sí. Tampoco vamos a poner todo en la misma palestra. Pero en general, si hacés teatro para niños, es como que estás en otra categoría. Y yo creo que no, que para hacer teatro te tenés que formar como actor, y después te pueden interesar los dramas o las tragedias, o hacer teatro para niños. Pero me parece que el rigor tiene que ser el mismo. Pero sí, me parece que hay una desvalorización de quien en lo artístico trabaja vinculado a los niños. También eso está nutrido porque muchos se ponen una camiseta de colores y se lanzan a hacer propuestas no tan rigurosas.

—¿Es difícil hacer que los niños, como público, escuchen lo que ustedes dicen y hacen?

Les cuesta, escuchan si los ayudás, pero escuchan. Para nosotros ha sido un esfuerzo, en determinados momentos: yo amo trabajar sin amplificación. Canciones Para No Dormir La Siesta, cuando existió, trabajó sin amplificación. Nosotros ahora amplificamos, pero poco, con cautela. Y muchas cosas las hacemos sin amplificación. Pero los niños de hoy, y el entorno de ellos, es ruidoso.

—¿Ustedes logran que los niños dejen los celulares?

Pretendemos que los niños no vengan con celulares, aunque los adultos siempre los traen. Solicitamos que los apaguen, como te imaginás. Y yo este año quiero insistir, que durante el rato del espectáculo, que no es tan largo, tratar también de que no se coma. Que sea un rato diferente, donde compartir una canción, o diciendo algo, sea más valioso si se hace despojado de esas otras cosas. Hemos buscado un rato para escuchar. Solicitar un rato más silencioso. A veces cuesta más unas que otras: la platea no es todos los días igual.

—¿Cómo reaccionan los niños según las edades?

El preescolar es el ser humano más libre, menos contaminado. Esa edad, de los tres a los cinco años, es muy mágica, viven en ese mundo mágico. Después, el escolar tiene el tiempo más reflexivo a la escucha, y nuestras canciones, más allá de que traen muchos juegos y la dinámica de lo rítmico, también traen cosas como para pensar. Hay detrás en pensamiento, un sentimiento, un decir. Y la edad escolar es jugosa para esto.

—Además esto lo vienen trabajando de una generación a otra.

Sí, los niños que en un tiempo acompañaron nuestro proyecto anterior, (Canciones...) hoy son los padres. Y los que éramos padres, hoy somos los abuelos. Son todos acompañantes permanentes del proyecto que hoy es Cantacuentos. Hay un hilo conductor en busca de cierta forma de comunicación. Creo que hoy somos bastante diferentes a muchas otras propuestas para niños.

—Hoy los niños entran muy pronto a la preadolescencia. ¿Eso les ha quitado público?

No, vienen igual, porque hoy un grupo tiene muchos músicos jóvenes que tienen de algún modo chicos que los van a ver. Pero es cierto que hay una adolescencia anticipada por el mundo, por la forma en que el mundo ofrece, ofrece, y empuja. Hoy hay mucha oferta para esa adolescencia anticipada, pero capaz que lo que hacemos nosotros, que quizá no entra en esa oferta, por un chico sensible también es recibido.

—¿De las intervenciones del público infantil, hay unas positivas y otras no?

Nosotros tratamos que la intervención no sea tonta, que no sea gritar porque sí. Con todo respeto: hay gente que cree que participar es eso. Cuando jugamos con las palabras, intentamos un juego de ida y vuelta con ellos. Lo mismo con una canción rítmica, o un coro, lo mismo. Tampoco a lo maestro, sino llevado de la mano de una canción.

—Hoy los espectáculos infantiles se han diversificado en muchos géneros. ¿Eso cómo lo ves?

Yo creo que es como lo que pasa en el mundo. Hay tanta cosa, tanta oferta, que no sé si de esa oferta tan multitudinaria, pasada por un colador, no sé si queda todo. Con la seriedad necesaria, no te quedás con tantas propuestas.

Desde la tierra de Marco Polo.

"Mi apellido es croata, yo soy la primera uruguaya de una vastísima familia croata. De una mínima isla del Mar Adriático, que se llama Kórchula, donde nació Marco Polo. Mi apellido, tal cual lo uso, es como la pronunciación de como era, pero a esta altura no lo voy a estar cambiando. Esa isla es pequeña, tiene unos 60 kilómetros, y mi familia es de un puerto, Vela Luka, que quiere decir Puerto Grande. Y yo le voy a poner a esta casa donde vivo ese nombre", cuenta Nancy Guguich.

Cuentos que giran por un escenario que es circular.

Cantacuentos Circular se está presentando desde el pasado domingo en el Teatro Circular (Rondeau 1388), donde hace doble función, todos los días, a las 15:00 y a las 17:00, hasta el sábado 2 de julio, y agregó una función el domingo a las 15:00. El espectáculo mezcla música, juegos, cuentos y canciones, que giran sobre lo redondo, la sala circular, y las cosas que en la vida dan vueltas, hasta que regresan. Las entradas valen $ 350 y se venden por Red UTS y en boletería de la sala.

"Hacemos teatro y fundamentalmente música para niños, siempre recogiendo lo hecho, y dándole nueva forma. El año pasado hicimos A las palabras las sopla el viento, que es una frase, de una canción nuestra, que habla de que es el viento el que trae las palabras para poder contar y cantar. Este año, como ese proyecto gustó mucho, tomamos algo de ese espectáculo e incorporamos otras, y le llamamos Cantacuentos Circular", explica Guguich, destacada compositora y actriz de larga trayectoria en espectáculos para niños, quien dirige desde hace 25 años su propia escuela de expresión, dictando cursos para chicos, jóvenes, adultos y docentes.

En escena también estarán Paolo Buscaglia en percusión y voz, Gonzalo Brown en voz y guitarra, Hernán Peyrou en teclado, acordeón y voz, Rodrigo Souza en bajo y voz, y la cantante Elena Prieto, también psicóloga infantil.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Cuentos con banda en vivo todos los días en el Teatro Circular. Foto: A. Colmegna

NANCY GUGUICHCARLOS REYES

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