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"El Ballet Nacional sigue siendo una isla en el Sodre"

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Julio Bocca. Foto: Ariel Colmegna

El jueves 27 de julio el BNS estrena su propuesta más experimental del año: “Gala de Ballet”.

En tres semanas el Ballet Nacional Sodre estrena Gala de Ballet, espectáculo que reúne tres piezas de bien distinta índole, encabezadas por Theme and variations, con coreografía del célebre George Balanchine. Un español de proyección internacional, Goyo Montero, se hará cargo de Chacona, sobre música de Bach, interpretada en vivo por Matías Craciun, Guzmán Mendaro y Esteban Urtiaga. Y el aporte más local lo brinda Marina Sánchez, coreógrafa uruguaya que en Encuentros trabajará a partir del tango, junto a Raúl Jaurena.

"Como espectáculo siempre busco que haya diversidad: en este caso me interesó contar con algo bien clásico como es Theme and variations. Y por otro lado, creo que va a ser de las primeras veces que vamos a tener, dentro de nuestro repertorio, ya un lenguaje más contemporáneo a lo que se está haciendo ahora en Europa", afirmó Julio Bocca sobre este próximo título, que se verá del 27 de julio al 6 de agosto. Tickantel, de $ 850 a $ 60.

"Y luego, trabajar con el tango. A mí siempre me gusta tener algo nuestro, sobre todo este año, con el centenario de La Cumparsita. Y que nos sirva además para llevarlo al exterior. Son tres obras cortas, como me gusta. Va a ser un espectáculo de mucha energía. Las Galas, aunque no tienen el nombre fuerte de un ballet clásico, generan un repertorio y una identidad de la compañía. Quizá también la palabra gala a la gente le da como miedo, pero es difícil encontrar un nombre que relacione las tres obras. Es una gala, pero no hace falta venir vestido de gala", bromea Bocca, quien en entrevista con El País repasó algunos temas clave del BNS.

—Dentro de poco se va a cumplir un año del cambio de dirección artística en el Auditorio. ¿El BNS armoniza bien con la nueva dirección y con todo el Sodre?

—Mirá, yo me siento que seguimos todavía en una isla. El Ballet Nacional Sodre sigue siendo una isla en el Sodre: el resto como que no se incorpora a nuestra forma de trabajo. Pero bueno, fue un cambio, recién empiezan. Uno puede estar hasta un punto, pero de ahí en más, creo que de la otra parte tienen que hacer un trabajo para engancharse en este tren, que sigue rápido, que es de alta velocidad. Creo que aún tiene que haber un cambio todavía importante en cuanto al mecanismo y a la forma de trabajar, la toma de decisiones y todas esas cosas, para que no sigamos estando solos en todo esto.

—¿Estás conforme con la taquilla en lo que va de la temporada?

—La verdad, hasta ahora sí. Quizá no sea como otros años, que la gente sacaba con anticipación. Pero al final el resultado es buenísimo. No obstante, este año venimos haciendo obras ya hechas, y eso también lleva a que la gente diga "eso ya lo vi". En ese sentido tenemos que hacer un esfuerzo doble. Pero sigue habiendo apoyo del público, siempre está presente su entusiasmo y su agradecimiento. Además, sabemos que con las Galas siempre cuesta más, pero es algo que también tiene que ver con seguir educando, y que la gente vaya entendiendo lo importante que es para la compañía esta clase de repertorio para seguir creciendo.

Cuentos de la selva es una experiencia pionera para el BNS. ¿Cómo evaluás el resultado?

—Mirá, el director artístico era Martín Inthamoussú y yo mucho no me metí. Participé casi al final, por mis viajes y porque estábamos muy metidos en la próxima Gala. Tampoco era un espectáculo nuestro, sino que éramos una parte del espectáculo. O sea que no es solo mi visión, sino que había que compaginar varias visiones. Vi sí que la obra en el correr de las funciones ha tenido un crecimiento, se ha unido muchísimo. Me pareció fascinante poder mezclar distintos elementos: una combinación que hace a la novedad, y también al crecimiento de tener que trabajar en conjunto. Es un puntapié inicial a que ellos sigan creciendo, a que la orquesta se mezcle con una banda de rock.

—¿El Ballet Nacional tiene planes de hacer por sí solo un espectáculo para niños?

—Sí, tenemos la idea de concretar cosas como Alicia en el País de las Maravillas. Hay proyectos que los venimos hablando, pero a veces los tiempos de los coreógrafos, u otras cosas, te los van postergando. Pero bueno, el año que viene tenemos Bella durmiente, y la idea es también que sea más para niños. Y para el 2019, Cenicienta. La idea es empezar a armar un repertorio infantil, y seguir buscando ideas para generar cosas más para chicos.

—¿Del resto de la temporada a qué le tenés más fe?

—Volver a hacer Romeo y Julieta va a ser muy fuerte, porque la compañía ya la tiene incorporada y los bailarines principales van a poder perfeccionar sus personajes, buscar más profundo. Y Cascanueces, que hace mucho que no la hacemos y la gente siempre lo pide. Y la vamos a hacer con escenografía toda nueva, y con telones pintados.

—¿Cómo evaluás el premio Benois de la Danse que recibió María Noel Riccetto, ahora ya con cierta perspectiva?

—Para María fue en el momento justo de su carrera, en el cual, si bien no está en su final (porque todavía le queda), sí en un cierre. Y es como un incentivo a todo el esfuerzo que ella hizo durante tantos años. No solo en el momento de los estudios, por las complicaciones que nuestros países tienen para estudiar con las posibilidades adecuadas, sino también esa cosa de haber salido del país, de haberse ido para poder hacer una carrera. Quizá otros nominados no tuvieron que pasar por eso. También me da mucha alegría que se pudo conseguir ese premio para la región: es un poco también un reconocimiento a la historia del ballet en Uruguay.

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Julio Bocca. Foto: Ariel Colmegna

JULIO BOCCACARLOS REYES

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