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"Anina" más uruguaya que nunca en el teatro

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Esta versión busca remarcar lo emocional de los problemas escolares. Foto: M. Fernández Russomagno

Es libro, película de animación, y ahora también obra de teatro. En la Alianza Uruguay—Estados Unidos, todos los días en doble horario se está dando Anina, que la directora de teatro y dramaturga Jimena Márquez llevó de la novela al texto dramático.

Adaptación del libro Anina Yatay Salas, de Sergio López Suárez, la pieza teatral, dirigida por Fernando Amaral, dio una serie de pasos hasta su estreno el pasado 29 de junio. "Una obligación que me impuse fue no mirar la película, para no dejarme llevar por esa adaptación al cine. Después que baje de cartel la obra la veré. Siempre digo que hacer una adaptación de una novela es más difícil que escribir una obra original, por lo menos para mí. Porque hay que conservar el espíritu del texto, sin copiarlo, y tomar decisiones muy finas de lo que queda textual y lo que es más parte de tu creación", explicó a El País Márquez, también autora de las letras de las canciones.

Anina Yatay Salas es una niña de diez años: su nombre es un palíndromo que provoca las risas de algunos de sus compañeros de escuela, en particular de Yisel, a quién Anina ve como una elefanta. Tras una pelea con Yisel a la hora del recreo, la protagonista recibe como castigo un sobre negro cerrado que no puede abrir hasta una semana después. Tampoco puede mencionar a nadie la existencia del sobre. Para Anina, entender el contenido del sobre se transforma, sin que ella lo sepa, en entender el mundo y su lugar en él. "El texto es extremadamente narrativo, y eso es muy difícil en escena, y más para niños, que precisan acción".

Hubo que inventar parlamentos para otros personajes y situaciones divertidas que dinamizaran la escena. La casa de la niña (y el mundo de su familia), la escuela, y el ómnibus, son los tres escenarios en juego, que el director resolvió sin apelar a pantallas ni títeres, sino buscando comunicar desde el texto y la dinámica de los actores".

"Es una obra que habla, sin decirlo, de la importancia de los lazos familiares, con lazos bien forjados, con padres que están detrás de las actividades de la hija, acompañándola, tratándola de hacerla feliz con mínimas cosas, como puede ser una tortafrita, o jugar con un poco de harina", explica Márquez, que revalora también los nexos de amistad que promueve la obra. "También hay un reconocimiento de la culpa por parte de la protagonista, cuando algo toca su corazón y reconoce a sus rivales como iguales. Son cosas con las que convivimos todos en la infancia. Y también el peso de la sanción, que opera de una manera muy fuerte. En miedo con que volvés a tu casa después que cometiste una falta".

El elenco, integrado por Mariana Escobar, Carla Moscatelli, Rodrigo Garmendia, Josefina Trías, Natalia Sogbe y otros, tiene además un cuerpo de baile, con coreografías de Vectoria González, con música de ritmos uruguayos. Va todos los días, a las 16.30 y a las 18 horas, en Paraguay 1217.

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Esta versión busca remarcar lo emocional de los problemas escolares. Foto: M. Fernández Russomagno

Todos los días en dos funciones se presenta en la Alianza

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