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nicolás Lauber

Desde el viernes 15 de enero, cuando se estrenaron los dos primeros episodios en Disney+, WandaVision se volvió tendencia en las redes sociales. La razón es sencilla: es la primera serie que se enmarca dentro del interconectado y siempre en expansión Universo Cinematográfico de Marvel, que repite personajes y actores, y apela a dos superhéroes de Marvel, que debutaron en Avengers: La era de Ultrón.

Y lo cierto es que en producción, escenografía, vestuario, maquillaje y efectos visuales, nada tiene para envidiarle a los largometrajes que se han estrenado desde 2008, cuando, con Iron-Man, comenzó a girar esta exitosa rueda de fantasía y acción.

Fue tal el fenómeno WandaVision que hizo colapsar Disney+ cada vez que se estrenó un nuevo episodio. El capítulo final que se lanzó ayer hizo caer todo de nuevo, y los usuarios expresaron su enojo en las redes sociales. La queja masiva demuestra el fanatismo que despertó.

Además logró traspasar su hogar en streaming para ser tendencia en otros servicios como Spotify e iTunes gracias a la canción “Agatha All Along” que aparece al final del séptimo episodio, cuando se presentó a la gran villana de la serie, la bruja Agatha Harknees que interpreta la magnífica Kathryn Hahn.

Que la canción haya sido compuesta por la dupla ganadora del Oscar Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez, responsables de “Libre soy” de Frozen, demuestra que Marvel se tomó las cosas en serio para esta primera producción televisiva. El resultado estuvo de su lado.

Cronológicamente, WandaVision se ambienta después de los eventos de Avengers: Endgame, o sea, cuando los Vengadores revirtieron los fatídicos hechos de Infinity War y vencieron a Thanos, a un costo alto.

La serie se concentra, como avanza el título, en la pareja compuesta por Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) y Visión (Paul Bettany), quienes llevan ahora una tranquila vida suburbana en Westview, un pueblito de Nueva Jersey (hay algunos spoilers a continuación).

Claro que quienes vieron las películas saben que Visión no sobrevivió a Thanos, así que allí surgieron las primeras interrogantes que han desvelado a fanáticos de la saga desde el día uno. La aventura terminó ayer -de momento no hay segunda temporada confirmada- y se resolvieron casi todas las preguntas planteadas, pero se agregaron muchas más gracias a las escenas poscrédito. Ah, esta vez son dos, así que hay que esperar unos cuantos minutos para verlas. Valen la pena.

Los primeros siete episodios de WandaVision rindieron homenaje a distintas épocas de la televisión. Los primeros, en blanco y negro, referían a clásicos como en El Show de Dick Van Dyke y Hechizada; para luego llegar al color y a nuevas décadas con guiños a La tribu Brady, Malcolm in the Middle y hasta la reciente Modern Family.

Sin ánimos de mayores revelaciones, cuando se conoce la razón por la que esas series fueron “homenajeadas” y se descubre por qué la acción se ambienta en ese pueblito, Marvel demuestra que WandaVision es mucho más que caras conocidas y superhéroes volando.

Más allá del aparente carácter inocente y de los efectos visuales que hacen lucir a la serie, WandaVision es, ante todo, una historia sobre el dolor de la protagonista. Wanda es uno de los personajes más sufridos de todo el universo cinematográfico de Marvel -es huérfana, creyó que los malos eran los buenos y se sometió a experimentos que le dieron superpoderes, perdió a su hermano y luego a su pareja, Vision- y desde ese sufrimiento crea toda esta fantasía que le permite, por una vez, ser feliz. Aunque nada sea para siempre.

Con un final a la altura de las expectativas, varios personajes que se agregan a este gran entramado y algunos cabos sueltos, WandaVision cerró su historia con la esperada transformación de Wanda en, finalmente, la Bruja Escarlata.

Solo resta esperar cómo afectarán los eventos ocurridos en la serie en el futuro del universo Marvel, que inicia su cuarta fase con esta producción que tendrá conexiones directas con la segunda película de Capitana Marvel y de Doctor Strange, a estrenarse en 2022 si el cronograma no vuelve a alterarse.