Verónica Castro

Hoy se estrena la serie mexicana La casa de las Flores, la nueva apuesta de Netflix por contenido latino

Nicolás lauber

Antes fue Mariana Villarreal, Rosa García, María Elena del Junco, también hizo de Isadora y Soledad, madre e hija en la historia creada por Javier Ruán. Con su personaje de Leonarda Ruán, su último protagónico en la televisión, en Pueblo chico, infierno grande, interpretó a una mujer mayor que se enamora de un hombre más joven.

Hablar de la historia de la televisión latinoamericana, es recordar los personajes que interpretó Verónica Castro. Sin dudas la diva mexicana por excelencia gracias a una sonrisa enorme y un rostro precioso que la catapultaron desde los inicios de la década de 1970, al éxito.

Se hizo famosa por sus papeles de mujer humilde y de barrio enamorada del hombre rico y con quien terminan viviendo felices. Una fórmula que todavía se mantiene en la televisión y ha catapultado a distintas actrices de distintas generaciones como Thalía, Natalia Oreiro y Ángela Torres. La Castro lo viene haciendo desde hace cuatro décadas.

A sus 65 años, el 19 de octubre vuelve a soplar velitas, Verónica Castro ha conocido los éxitos, fracasos, vetos de la cadena Televisa (en 2010 la prohibieron, dijo ella) y ahora regresa en Netflix con una nueva producción mexicana que tiene muchos de los condimentos de aquellas telenovelas. Aunque permitiéndose algunos temas que antes no se mencionaban en la televisión.

Claro que La chaparrita, como también se le conoce a la Castro por su corta estatura, además ha sido conductora de televisión y actriz de cine. También ha cruzado con éxito el camino de la conducción en la televisión con programas de entrevista como La Movida, donde charló con Luis Miguel, como se muestra en la serie del cantante. Una verdadera artista integral: sus ojos azules se han podido ver en fotonovelas y teatro, además hacer radio y editar discos.

Este año, casi una década después de su último rol protagónico, aunque tuvo roles secundarios en Los exitosos Pérez y en un episodio de Mujeres asesinas, Castro regresa a la televisión que tantas alegrías y frustraciones le ha dado.

La casa de las flores, serie de 13 episodios que desde hoy se encuentran en Netflix, narra la historia de una familia acomodada y en apariencia perfecta. Claro que basta rascar un poco la superficie para darse cuenta que era solo una fachada y, al parecer, todos ocultan algo. Castro interpreta a la matriarca de la familia, Virginia, gerente de una florería importante.

Esta serie, La casa de las flores sigue el camino que inició Club de Cuervos, la primera serie mexicana realizada para Netflix que estaba ambientada en el mundo del fútbol y tuvo un spin off, La balada de Hugo Sánchez.

Este año llegó la serie sobre Luis Miguel, quien ahora ve cómo se revive su carrera.

Y ahora Netflix presenta una mezcla entre telenovela y serie de televisión protagonizada por la mismísima estrella de las telenovelas de los años ochenta. Una actriz que marcó lo que fue la actuación de esos años gracias a sus personajes que desafiaban lo que se consideraba el ideal de feminidad, derribando de paso varios estereotipos sociales.

A casi cuatro décadas de sus comienzos y casi una década de su último protagónico, Verónica Castro regresa a un formato que la vio crecer hasta convertirse en una leyenda viviente.

La serie comienza con un cumpleaños -el del marido de Virginia (Castro), Ernesto (interpretado por Arturo Ríos)- al que llegan amigos, conocidos e invitados por compromiso. También estarán allí los tres hijos de la pareja: Paulina (Cecilia Suárez, a quien se la vio este año en la comedia Amor a la deriva), la mayor y mano derecha de su padre; Julián (Darío Yazbek Bernal) el malcriado hijo varón y Elena (Aislin Derbez), arquitecta con estudios en Estados Unidos y quien llega a la fiesta acompañada por su novio americano, Dominique (Sawandi Wilson).

La serie fue creada por Manolo Caro, guionista y director mexicano que ha navegado también por el humor negro en sus anteriores trabajos como Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando y La vida inmoral de la pareja ideal; ambas están en Netflix y fueron protagonizadas por Cecilia Suárez.

Caro dijo que trabajar junto a Castro fue un regalo que le dio su profesión. “Si me lo hubieran dicho de niño, nunca me lo hubiera imaginado, ya que crecí viendo sus telenovelas y lo más grande a lo que se puede aspirar en esta profesión es tener contacto un día con Verónica Castro, porque es el icono más grande que ha nacido en la televisión mexicana”, le dijo a El periódico de México.

En La casa de las flores, Caro presenta cuestiones que no suelen integrar las tramas de los culebrones tradiciones como la orientación sexual de los personajes, así como la aceptación de esa identidad. Además, aquí se abordan temas como la bisexualidad, transexualidad y las relaciones abiertas. Por lo visto la familia perfecta tenía varios secretos. Y muchos de ellos se revelan cuando la amante de Ernesto se suicida durante la fiesta inicial.

Así el patriarca de la familia no tendrá más opción que contarle a su familia que había otra vida paralela que desconocían todos, así como una hija de la que nadie sabía nada. Además, en el adelanto se revela que Ernesto también era el dueño del cabaret La casa de las flores. Claramente no tuvo que pensar mucho qué nombre ponerle al negocio paralelo.

Estas revelaciones tendrán diversas consecuencias para los miembros de la familia, lo que hace acordar a lo que sucedía en la comedia inglesa Muerte en un funeral (Frank Oz, 2007). Aunque lo más importante, es que Verónica Castro regresa a las telenovelas, un genero que ahora es de difusión mundial gracias al servicio de streaming que cada vez más apuesta a contenidos latinos.