TELEVISIÓN

TV Ciudad estrenó hace dos semanas la miniserie argentina Artigas, que en cuatro episodios de media hora ofrece una mirada interesante al caudillo uruguayo más importante. Hoy a las 21.00 se emitirá el tercer capítulo (en el canal y en su web), y el final se verá la semana que viene.

Se trata de una ficción histórica que se toma licencias artísticas pero, con intención educativa y el rigor de lo ocurrido, se basa en investigaciones y se ajusta a los hechos. Lo hace, eso sí, eligiendo un llamativo tono de documental: un exespía británico se adentra, en 1840, en la selva paraguaya para ir en busca de un exiliado y veterano José Gervasio Artigas, con quien repasará la Revolución Oriental. El relato se completará con testimonios de familiares, amigos y enemigos, lo que permite que el Artigas aquí presentado sea bastante más humano que el idealizado de libros de estudio. la protagoniza Iván Espeche Gil como el Artigas revolucionario, y Fernando Madanes en la veterana más adulta del caudillo.

Ahora, ¿por qué un grupo de argentinos quiso contar la historia del héroe por excelencia de los uruguayos? “Esa pregunta nos la hicieron todo el tiempo, en los rodajes acá y allá”, dice al otro lado del teléfono el director y guionista Mauricio Minotti. ¿La explicación? Por un lado, una productora que venía desarrollando series de historia y sobre líderes políticos; por otro, más importante, la raíz santafesina de Minotti.

“Por su proyecto político, Artigas tuvo una vinculación muy fuerte con todas las provincias del litoral argentino, entonces su historia está muy vinculada a la historia de Santa Fe y esos pueblos, así que me atraviesa”, cuenta el director, que no conocía a fondo la relevancia de esta figura aunque lo había escuchado nombrar desde niño, ni sabía la importante que era en la historia uruguaya. Sentía, dice, que había algo bueno para contar.

“Y realmente la pegamos. La pegamos con el personaje y con lo que queríamos transmitir, porque uno también hace estas series para transmitir alguna idea, un posicionamiento o punto de vista. Y yo también creo en eso, en la Patria Grande, en una América unida”, dice Minotti. “También es tomar la figura de Artigas para decir: che, estamos discutiendo los mismos problemas hace 200 años. Básicamente la distribución de la riqueza, la distribución de las tierras, las diferencias sociales y de clase... Es un poco tomar ese pasado para hablar del presente”.

El centralismo también es parte de esa conversación, de ahí que uno de los momentos más fuertes de la serie sea cuando Artigas, interpretado en su versión más adulta por Madanes, diga tajante en el segundo episodio que fueron los porteños los que “fracturaron las provincias. Hasta la Revolución de Mayo, los pueblos orientales —Santa Fe, Entre Ríos, las Misiones— éramos una sola patria”.

“Es fuerte, sí”, dice el director, “pero es lo que pensamos. En todas las series que hicimos siempre está el tema de la verdadera grieta, del proyecto centralista de Buenos Aires y el proyecto federal de las provincias”, resume.

Aunque se la cataloga como falso documental, Minotti aclara que Artigas es la búsqueda de un nuevo formato dentro del documental, ya que el falso documental suele referir a una historia apócrifa. La suya es una “docu-serie”, una ficción histórica de buena factura técnica que juega con el recurso documental para entrevistar a ciertos personajes históricos a cámara. Así aparecen Dámaso Antonio Larrañaga, Manuel de Sarratea, Francisco Javier de Elío y Juan Manuel de Rosas, entre otros.

Todos hablan de modo más coloquial que solemne, una decisión premeditada del equipo: así como se intentó humanizar a Artigas, se buscó que todos los personajes fueran más cercanos al espectador. Otra decisión fue la de elegir el período más carenciado de Artigas en Paraguay para mostrarlo en el exilio, por las ventajas dramáticas que brindaba.

“Logramos un producto, con el cual estamos muy orgullosos, muy contentos, y yo que soy muy autoexigente, he logrado poder decir: me encanta cómo quedó, después de tanto esfuerzo y de tanto soñarla”, cuenta Minotti. Entre que nació como idea y se estrenó Artigas, pasaron cuatro años de vaivenes y enojos. “En un momento ya le tenía un poco de bronca, pero después superó nuestras expectativas”, dice el director, entusiasmado con el hecho de que la serie haya llegado a Uruguay e ilusionado con la posibilidad de poder impulsarla para que tenga aún más alcance.

“Yo no quiero hacer historia de gente extraordinaria, inalcanzable. Para mí, estos eran tipos comunes y la vida los puso en lugares extraordinarios. Tenían algo, obviamente: tenían empuje y talento. Pero si los pongo en un pedestal, ¿qué queda para el resto? Entonces creo que el ser argentino me ayudó a tener otra distancia con el personaje y poder hacerlo más humano, más cercano”.