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Primero fue Dark, la serie alemana que llegó a Netflix en diciembre de 2017 para romper con la hegemonía de producciones americanas y británicas en su grilla de éxitos. Desde su primera temporada se convirtió en una serie de culto, considerada por los usuarios como lo mejor de su catálogo. Este mes estrena su tercera y última temporada.

El año pasado los sustos llegaron desde Francia con la perturbadora Marianne, que hasta recibió la bendición del maestro del terror, Stephen King, pero no tendrá más episodios.

Ahora es Italia el lugar desde donde proviene la nueva ficción de misterio y terror de Netflix. Se trata de la segunda de tres producciones originales de Italia que llegarán este año. Ya se puede ver la adaptación de la novela Tres metros sobre el cielo, en formato de serie juvenil ambientada en la costa del Adriático; y más adelante llegará la adaptación de la novela nominada al premio Strega, Fidelidad, de Marco Missiroli.

Este flamante estreno tano se llama Curon y se ambienta en ese increíble pero real pueblito al norte de Italia, cuya mitad se encuentra sumergida en un lago. Sólo queda a la vista, como un testigo de lo ocurrido, el campanario de la iglesia que ahora está en el medio del agua que, como el pueblo, está cercada por un bosque.

En este escenario natural, y con una buena historia de misterio sobrenatural se arma Curon, que disponible en la plataforma desde el miércoles y que ya había generado expectativa desde que se dio a conocer su adelanto.

Desde que los hermanos Grimm comenzaron a recolectar historias, los bosques europeos han sido un símbolo de lo desconocido y el germen para varias historias del género. Y al igual que sucedió con Dark, la francesa Glitch o tambiénRagnarok (de Noruega para Netflix), Curon se centra en adolescentes que intentan conocer los secretos que quieren ocultar sus padres y abuelos, justo allí entre los árboles. De todas estas producciones y varias más, esta novedad se ha nutrido.

Creada por Giovanni Galassi, Ivano Fachin y Tommaso Matano, la temporada tiene siete episodios de 40 minutos, en los que el suspenso es mostrado en pequeñas dosis que se irán acumulando hasta el final.

Todo comienza cuando Anna (Valeria Bilello) regresa a su pueblo natal junto a sus dos hijos, los mellizos Mauro (Federico Russo) y Daria (Margherita Morchio) quienes, a sus 17 años, jamás habían escuchado de Curón o del lazo que los unía.

Mientras que Mauro es tímido, callado y le gusta construir aparatos, como el que usa para poder escuchar; Daria es atrevida y utiliza lo que aprendió viendo Orange is the New Blackpara darse a conocer en la secundaria. “Tienes que afirmar el dominio o ser dominado”, le dice a su hermano luego de golpear a un par de compañeros y decirle a la profesora que Curon es un pueblo horrible.

Además del lugar, los adolescentes conocerán el hotel de la familia de su madre. También a su abuelo Thomas (Luca Lionello), quien les da una gélida bienvenida a los tres y les dice sin mucha simpatía que no pueden quedarse, pese a que el hotel está vacío.

Junto al frondoso bosque montañoso en el que se ocultan lobos y algunos misterios, el lago también guarda sus propios secretos. Como el sonido de las campanas sumergidas de la torre que sólo los que tienen un destino fatídico pueden escuchar.

Se trata de un sonido que Anna escuchó hace varios años y fue el que hizo que su padre la expulsara de la casa y del pueblo por entonces. Ese repiqueteo volverá a oírse una vez más, y estará relacionado con la desaparición de Anna, quien solo les llega a contar que tiene una pesadilla recurrente que la atormenta hace mucho. En ese mal sueño, ella es quien asesina a su madre, que para el resto del pueblo se suicidó.

La desaparición de la madre de los gemelos será el motor para que ambos comiencen a buscarla por todos los medios posibles, hasta llegar a conocer parte del pasado de su familia, que no es bien vista por los habitantes del pueblo.

Esa investigación los hará adentrarse en los secretos de la familia y en el pasado del pueblo, claro, una dinámica típica de las historias de terror. ¿La primera pista? Hay otras familia que también sufren de la presencia de “sombras” que están al acecho, con el bosque como el testigo silencioso.

Esas “sombras” tienen que ver con las extrañas máscaras que tiene Thomas desperdigadas por el hotel, que está habitado por una presencia oscura y bastante tenebrosa.

Si bien no tiene una segunda temporada confirmada, el final tiene una resolución que deja, como buena historia de terror, espacio para una posible continuidad. Eso dependerá de los fanáticos que se sumen a este misterio. En Uruguay, por ahora, está entre lo más visto.