COLUMNA FARANDULERA

fabiola bouvier

Hay famosos que en tiempos de aburrimiento (una pandemia mundial es un buen momento) se dedican a ventilar intimidades; andan sacando los trapitos al sol.

Y vaya que tiene trapitos la Cinthia Fernández, quien ha pasado de ser panelista de oficio a chimentera vocacional en un parpadeo; y en su mayoría el tema de conversación es su vida privada, que a estas alturas es pública y notoria.

Bueno, los otros días me llamó mi amiga Irene para contarme que la Cinthia anduvo contando una intimidad que hasta a mí me daría vergüenza: su casamiento con Matías Defederico (de quien se divorció con todo el escándalo que se podía esperar) fue apurado.

A la perinola le dije, esa sí que no me la vi venir, le dije a Irene que me contó que por aquellos años la chica (me había olvidado que era bailarina y todo) estaba en Dubai.

Me imagino, pobre, viviendo en Dubai llena de lujos y todas esas excentricidades que tienen los millonarios esos.

No es eso, parece que la gurisa además de estar de novia con el futbolista, estaba bastante embarazada. Y una llamadita a quien parece ser la única abogada de los famosos le dijo que se fuera de ahí de apuro porque no estaba casada.

Mejores excusas he escuchado para casarse de apuro le dije a mi amiga, quien se quedó mascullando que esa sociedad es machista y que ella era prácticamente una rehén de esa sociedad machista.

No duraba ni una semana, le dije a Irene.

Por supuesto, son personas cerradas, me dijo.

No Irene, los de Dubai seguro que la repatriaban a los dos días por andar divulgando los secretos de todos sus vecinos.