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Reyna López opina de los famosos gorditos

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Sam Smith.

De Sam Smith a Melissa McCarthy, un repaso de la farandulera sobre las celebridades que terminan perdiendo varios kilos.

Si ven a un famoso gordito, que les cae bien porque es como uno, no se encariñen, pronto lo harán adelgazar. Esta es una regla infalible, salvo excepciones puntuales de celebridades para las que el peso es casi una cuestión de activismo, como Rebel Wilson o Melissa McCarthy. Parte de su gracia es justamente que son gordas. Sí, gordas y no gorditas, ¿por qué le tenemos tanto miedo a decir las cosas?

Una nueva estrella se ha pasado al lado oscuro. Sam Smith, el cantante inglés dueño de una voz tremenda e intérprete de la última canción de James Bond, adelgazó 25 kilos. Ojo, no quiero decir que no me gusta que la gente esté sana, me encanta, pero me molesta el hecho de que siempre adelgacen cuando se vuelven famosos a nivel mundial. O engordan cuando dejan de ser populares.

¿Es que no se puede ser rellenito y tener éxito? ¿Los kilos alejan a los fanáticos? No lo creo. Adele, que fue la gran artista del año pasado, sigue siendo un poco gordita (ahora sí) y sin embargo tiene más fanáticos que nunca. Además la encuentro hermosa, confiada y auténtica. Es verdad que adelgazó bastante desde su salto a la fama, pero creo que en su caso era necesario por una cuestión de salud.

Smith, sin embargo, es un escuálido más. Uno de los tantos famosos a los que la ropa les queda floja, de esos que siento tan lejanos. Pero, además, ese cambio se siente forzado, fue demasiado repentino. La cuestión no va en que me caen bien los que tienen sobrepeso, sino la gente real. Jennifer Lawrence es delgada, pero bien me la veo dándose sus gustos, comiendo una hamburguesa o tomando un helado. A Sam Smith no. A él lo veo yendo con un tupper a una cena de amigos.

Perdonen que me ponga fundamentalista, pero creo que Hollywood nos hace muy mal. Si alguien es flaco naturalmente, que lo sea, pero nada de forzar a la gente a ser escuálida. Sam, soltate, comete un asadito.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Sam Smith.

columna faranduleraREYNA LÓPEZ

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