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Luis Ventura: "En 'Intrusos' me cerraron la puerta en la cara"

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Luis Ventura

ENTREVISTA

El periodista argentino habló con El País sobre la farándula uruguaya y por qué no volvería al programa que conduce Jorge Rial

En 2009, el periodista argentino Luis Ventura llegó a la televisión uruguaya para presentar La City, un ciclo semanal en Canal 4que se convertiría en el primer programa dedicado farándula local. Junto a Rafa Juli, Ventura —que en ese momento trabajaba en Intrusos junto a Jorge Rial— se propuso introducir la idea de que era posible generar una farándula en Uruguay.

Sin embargo, Ventura le explica a El País que el proceso no fue simple. “Sentí un gran prejuicio cuando llegué”, dice. “El uruguayo tenía una mirada muy prejuiciosa sobre este tipo de productos”. Pero lo que había comenzado como un proyecto de un mes, se terminó extendiendo al resto del año. “El uruguayo se empezó a desprender del prejuicio y empezó a probar lo que era la farándula”, asegura. “Me daba cuenta porque cuando volvía para hacer el programa, el quilombo que había armado la semana anterior seguía en todos los diarios”.

En 2010, La City iba a tener una segunda temporada, pero el proyecto quedó trunco tras un acuerdo de Canal 4 con el Canal 9 de Argentina. En la semana se comenzó a emitir un programa conducido por Viviana Canosa y Ventura se negó compartir la programación con ella —“No estoy bien con Canosa”, resume diez años después—, por lo que La City no volvió al aire. Pero, si bien Ventura ya no tendría un espacio en la televisión uruguaya, sí logró plantar la semilla de que era posible generar espacios dedicados a la farándula local.

Al año siguiente se estrenó Algo Contigo —que ya lleva nueve años en el aire— y llegarían otros programas como Día perfecto y Verano perfecto. Para repasar su rol en el surgimiento del formato en Uruguay, Luis Ventura habló con El País.

En 2009 estrenaste La City, el primer programa de farándula de la televisión uruguaya. ¿Sentís que ayudaste a generar una farándula en Uruguay?

—No me cabe ninguna duda. En mis viajes para hacer La City yo me abrevaba de personajes que empezaban a surgir en el Río de la Plata y me los llevaba para Argentina. Estaban Claudia Fernández, Mónica Farro, Andrea Ghidone, Eunice Castro y toda esa gente que surgía de una farándula que en Uruguay no estaba tan clara. Yo empecé a entrelazar las historias y terminaron generando posibilidades laborales. Castro fue a bailar con Tinelli, Fernández se casó con un empresario argentino e hizo patria allá, Mónica nunca más volvió y Ghidone hace unos shows de tango internacional. Todos fueron por mis viajes. Yo iba, hacía mi programa y me traía historias de allá. En esa época armé unos quilombos tremendos. Me acuerdo de que también hablé de la prostitución VIP en Punta del Este, que tenía a figuras argentinas y uruguayas, y terminó siendo investigado por un juzgado penal.

—Hasta ese momento, el público uruguayo no estaba acostumbrado a los programas que abordaban la vida personal de figuras locales. ¿Sentiste que hubo cierto rechazo a lo que proponía La City?

—Había una mirada muy prejuiciosa sobre este tipo de productos. A los uruguayos les terminaba ganando el prejuicio y eso los inhibía, pero cuando se desvistieron de ese prejuicio lo masticaron muy bien. Cuando cruzaban el Rio de la Plata eran peor que los argentinos (se ríe). Repasá los quilombos que han armado Claudia Fernández y Mónica Farro. Cuando aprendieron el juego superaron con amplitud a todos los argentinos. El tema es que antes no sabían cómo era el juego. Así empezaron figuras uruguayas que a lo mejor no se sabía que existían, pero que estaban. Con La City, el uruguayo se empezó a desprender del prejuicio y empezó a probar la farándula. Cuando volvía para hacer el programa, el quilombo que había armado la semana anterior seguía en todos los diarios.

Recién nombraste a Mónica Farro, a Claudia Fernández y otros personajes que fuiste llevando a Argentina. Tras tantos años en el medio, ¿qué características sentís que tiene que tener una persona para que rinda en televisión?

—Mirá, el ojo del periodista tiene mucho que ver. Todos los personajes tienen una historia. El tema es saber cómo sacar el tirabuzón de adentro de la botella. El vino puede ser muy bueno, pero si no le sacás nunca el corcho jamás te vas a dar cuenta si de verdad es bueno. Esto es lo mismo: si no sacás la historia o el verdadero secreto de esas personas, te vas a quedar afuera de las historias y nadie las va a poder disfrutar.

—Cuando se anunció que La City no iba a seguir en el aire, diste una entrevista a Sábado Show donde decías que “muchas veces” los uruguayos “no valoran lo que tienen”. ¿Sentís que nos concentrábamos más en lo que pasaba en Argentina que en las figuras locales?

—Uruguay siempre tuvo figuras muy valiosas, lo que pasa es que les faltaba creérsela. El tema es cómo se las presentaba, las historias que se contaban y que supieran jugar al juego. Lo primero que vi fue la rigidez de los canales. En aquel momento el Canal 12 no dejaba que sus figuras no dieran entrevistas. Yo le tuve que inculcar a los cronistas que, aunque alguien no quisiera hacer una declaración, no implica que no los puedas enfocar. Eso también es una nota. También se entraron a dar cuenta de que quedaban descolocados si les preguntabas qué habían comido la noche anterior. No te quedarían dar la nota porque no querían responder preguntas pelotudas. Fue una especie de inocencia que tuve que ir inculcando. El chimento era algo que con lo que no se estaba de acuerdo, pero se terminó incorporando. Lo veo cuando voy al programa de Carballo; él hacía un programa que no tenía nada que ver con el chimento y terminó siendo la gran referencia del chimento en Uruguay.

—Recién hablamos de una entrevista en Sábado Show y recordé una columna que escribiste en la revista a propósito de los 20 años de Intrusos. Decías que “siempre se aprovecharon” de vos porque tenés el “sí fácil”. ¿Te pasa seguido?

—Sí, cada medio metro. Pero no por eso voy a cambiar. Tengo una actitud que me va a costar modificar y la gente que me acepta lo hace con los errores que puedo llegar a tener. A esta altura del partido, ¿para qué quiero decir que no, si en realidad quiero ayudar al que se acerca? La apuñalada va por cuenta del que la da, no del que la recibe. Eso sí, tengo el cuerpo bastante marcado de heridas. Pero cicatrizaron y me enseñaron mecanismos para enfrentarme a distintas personalidades y tomar algún recaudo. Pero igual, sigo diciendo lo mismo: tengo el “sí” fácil.

—¿Cuál fue la herida que más tiempo tardó en cicatrizar?

—La histórica es mi desvinculación de Intrusos. La gente la tiene presente todo el tiempo y me tortura porque no la olvidan nunca, me preguntan todo el tiempo. Lo que conté fue lo que pasó y punto. Seguir renovándola me da una cosita de sopor. Ya está, pero a la gente le debe haber generado mucha tensión porque fue el quebranto de dos personajes que eran queridos en el medio.

—Hace unos días diste una nota a Intrusos. ¿Eso abre la posibilidad de una reconciliación con Jorge Rial?

—Lo que pasa es que yo no miro el micrófono del que me viene a preguntar. Al trabajador hay que respetarlo. Eso no quiere decir que revea mi postura con respecto al programa. Incluso hicieron un jueguito para que yo volviera, pero me parecía que no correspondía. Me cerraron la puerta en la cara.

análisis

Los Premios Iris y los Martín Fierro

En diálogo con El País, Luis Ventura habló sobre su trabajo en los Premios Iris. “La primera entrega a la que fui era en un local de Carrasco. Era un lugar hermoso para un casamiento pero no tenía una buena disposición. Yo di una serie de recomendaciones y las supieron interpretar. Llegó a transmitirse en varios canales con varias cámaras y fue un éxito maravilloso en cada entrega”, asegura.

"Fue una revolución que le imprimí a una cultura que era más solemne o rígida. Eso me permitió jugar a un montón de cosas y se abrió a todas las posibilidades que fui presentando de a poquito", dice. “La idea de los premios era buscar la grandeza y generar un brillo, pero en la entrega a la que yo fui había gente que casi iba en pantuflas. Cada uno tiene el derecho de vestirse como quiera, pero si se celebra una gran gala tenés que ir vestido para la ocasión. Así empezamos a potenciar la idea de los premios al mejor vestido y elegir a los que eran los peores vestidos. Quería ayudar a que sea algo como los Martín Fierro en Argentina”, explica el presidente de APTRA.

Ventura toma como ejemplo al productor argentino Sebastián Ortega. “En los Martín Fierro era el peor vestido. Cuando tuvo que ir a Cannes, le dijeron que se tenía que poner un smoking y a partir de ahí se dio cuenta de lo que le sugeríamos en los Martín Fierro. Si vas a recibir el Martín Fierro de oro no podés ir vestido como un ciruja, tenés que ir como corresponde”.

Respecto a la edición 2020 de los premios argentinos, Ventura —que preside la premiación— explicó que la realización depende de la situación respecto a la cuarentena obligatoria a causa del coronavirus. “Como todos los argentinos y los uruguayos, no podemos hacer mucho más. Tenemos todo en función de lo que suceda. Ya están cerrados los Martín Fierro del campo, digital y los de moda”, dice.

El Martín Fierro a la producción televisiva se iba a realizar en mayo, pero la situación sanitaria de Argentina obligó a reprogramar la ceremonia para agosto. Por ahora no hay muchas novedades, así que habrá que esperar a cómo avanza la situación en el país vecino.

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