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Isabel Sarli, ese esplendor de lo prohibido

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Isabel Sarli, símbolo el cine erótico argentino (Foto: archivo)

OBITUARIO

La actriz argentina Isabel "Coca" Sarli, un icono sexual argentino, falleció a los 89 años

Isabel Sarli, símbolo el cine erótico argentino (Foto: archivo)
Isabel Sarli fue un símbolo del cine sexual de los años sesenta en Argentina. Foto: Difusión

No hubo ni habrá otra figura igual a la de “Coca” Sarli. Esta escultural mujer que despertó pasiones, críticas y elogios por igual, había estado varias semanas internada en terapia intensiva, producto de una neumonía que la obligó a usar un respirador artificial. Su cuadro no mejoró y ayer, a las 8.45 de la mañana la actriz falleció en el Hospital Central de San Isidro, donde se encontraba acompañada por su hija adoptiva, Isabelita.

La muerte de Hilda Isabel Gorrindo Sarli, nombre completo de Isabel “Coca” Sarli (Concordia, 1929), no solo es la desaparición de una de las mujeres más conocidas del cine argentino, también es el final de una personalidad que amada y criticada por igual, fue durante varias décadas la definición de la sensualidad en el cine mundial.

Sarli había estudiado para ser secretaria bilingüe, pero un certamen de belleza y un director de cine, se le cruzarían en el camino, cambiando su destino para siempre. En 1955 fue elegida Miss Argentina, título que defendió en el certamen Miss Mundo, donde llegó a ser una de las semifinalistas. Y si bien la corona quedó para la sueca Hillevi Rombin, la carrera de Sarli ya había comenzado su meteórico ascenso.

Isabel Sarli protagonizó 28 películas de Armando Bó. Foto: Archivo
Isabel Sarli protagonizó 28 películas de Armando Bó. Foto: Archivo

Fue de la mano de Armando Bó (con quien también tendría una pasional relación), donde Sarli lograría la fama mundial y se convertiría en un icono erótico en todo el mundo gracias a sus desnudos, y a una inocencia que contrastaba con la sensualidad de las películas de Bó.

“A Armando lo conocí en un programa de televisión en el que se elegía Miss Argentina. Yo le tenía que dar la coronación a Doris del Valle, que salió Miss ese año, 1956, y fue instantáneo. Lo quise, lo quiero y lo querré”, dijo Sarli en una entrevista al diario Página 12.

Los inicios de Sarli en el cine fueron tumultuosos desde aquel 2 de octubre de 1958 cuando se estrenó en el cine Gaumont: El trueno entre las hojas que dirigió Bó, quien no solo se convertiría en el gran amor de Sarli, también en el director con quien trabajaría en 28 películas, todos convertidos en éxitos de taquilla de esa época. Ese drama, sobre una huelga en un aserradero en Paraguay (estaba basada en el cuento de Augusto Roa Bastos, quien se encargó del guion, La hija del ministro) se convirtió en un éxito instantáneo que catapultó al estrellato a esta joven actriz, tenía 29 años, gracias a una primera escena de desnudo frontal que para el cine argentino de la época, fue pura provocación.

Sarli dijo que filmó la película engañada, pensó que iba a aparecer con una malla color carne, aunque finalmente hizo el primer desnudo frontal del cine argentino. Y si bien la película fue criticada (“justifica muy poco su absurdo papel”), el flechazo entre Sarli y su público ya se había generado.

Es verdad, Sarli no era una buena actriz, aunque irradiaba sensualidad en cada plano, y Bó supo sacarle provecho a esta joven que buscaba una figura paterna desde la infancia. Así, Sarli y Bó formaron una pareja artística que duró hasta 1981 cuando falleció el director. Juntos habían iniciado una sociedad comercial que se fundó en el erotismo, lo grotesco y el kitsch en el cine.

Armando Bó e Isabel Sarli trabajaron en 28 películas. Foto: Difusión
Victor Bó e Isabel Sarli en la película "La mujer de mi padre" de Armando Bó (1968). Foto: Difusión

Siempre fue muy voluptuosa y osada. Esos dos ingredientes la convirtieron en un icono sexual, despertando deseos y fantasías en una sociedad argentina poco acostumbrada a la exposición pública, los escándalos y la libertad sexual. Y el público respondía, llenando las salas en cada una de sus películas.

Si bien para muchos, la carrera de Sarli se resume en la frase “¡Canalla!, ¿qué pretende usted de mí?”, que supuestamente grita (lo que dice es: “Canalla, se va a arrepentir toda la vida de lo que hace”) dentro un camión frigorífico de la película Carne (1968), solo los años lograron darle el valor justo a sus películas, revalorizadas décadas más tarde por su contenido camp, naif y algo grotesco.

El magnetismo de Sarli en pantalla la convirtió en estrella, que la llevó a estrenar películas en Estados Unidos, Japón, Francia, Rusia y Sudáfrica (donde filmó La diosa virgen de Dirk DeVilliers, 1975), convirtiéndose en un símbolo sexual de iguales proporciones que Libertad Leblanc, Anita Ekberg o Jayne Mansfield.

A fines de los años noventa, y luego de más de 15 años alejada de las pantallas, Sarli retomó el contacto con su público con la obra Tetanic, su primera revista. Y ya cuando su cuerpo comenzaba a flaquear, en 2008 fue homenajeada por el Festival de Cine de Mar del Plata que la entregó el Cóndor de Plata a su trayectoria. Dos años más tarde fue objeto de una retrospectiva que organizó el Lincoln Center en Nueva York. Distinguida como “Personalidad destacada de la cultura de la Ciudad de Buenos Aires”; Sarli fue nombrada embajadora de la cultura popular argentina, una forma de reconocerla y ayudarla en sus últimos años.

Isabel Sarli
Isabel Sarli había sido reconocida en el Festival de Cine de Mar del Plata y tuvo una retrospectiva en el Lincoln Center de Nueva York. Foto: Archivo

Alejada de las cámaras y con una salud cada vez más frágil, Sarli se refugió en su mundo privado junto a una enormidad de animales (perros, gatos, tortugas, papagayos) que la acompañaban. Solo aceptó participar de una entrevista que le pidió el director John Waters durante su visita a Argentina cuando participó del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) en 2018.

Ya su cuerpo está en paz, aunque Sarli siempre permanecerá igual: bella, exuberante, sexual e inocente, en el imaginario colectivo de los millones de espectadores que conquistó en todo el mundo.

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