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Gonzalo Cammarota habla de DJ Sanata, su alter ego que se volvió fenómeno en las redes

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Gonzalo Cammarota como DJ Sanata
Gonzalo Cammarota como DJ Sanata.
Foto: Gerardo Perez

ENTREVISTA

El comunicador actúa mañana en el autocine AeroLife haciendo de su baile virtual una de las primeras experiencias en vivo desde el comienzo de la pandemia

Lentes de sol oscuros, una camiseta roja de la que resaltan varios “Off!” pintados de blanco y un gorro con la frase “un cumbia nena para todos”. Estos tres elementos se unen para dar vida a DJ Sanata, el personaje que el comunicador Gonzalo Cammarota popularizó años atrás en Justicia Infinita, y que va creciendo cada año.

Pero basta con centrarse en los últimos seis meses para ver el enorme crecimiento de DJ Sanata. En diciembre del año fue la cara de La Bajada —la clásica despedida de año de su programa, Justicia infinita—, un evento multitudinario que se celebró en el Parque Rodó. Desde finales de marzo, y hasta la semana pasada, le puso música a las noches de viernes de confinamiento con sus transmisiones de Instagram, que sonaban por Urbana FM y se terminaron volviendo tendencia en Twitter. 

Mañana a las 23.15 se va a presentar en AeroLife, el autocine ubicado en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, en lo que será el primer show musical en vivo desde que se decretó el estado de emergencia sanitaria. Antes del show de esa noche, Cammarota (DJ Sanata) habló con El País sobre el fenómeno que genera su personaje.

—A finales de marzo empezaste con las transmisiones en vivo por Instagram. También se pasó por Urbana y cada viernes se volvió tendencia en Twitter. ¿Cómo analizás el fenómeno que se generó?

—Es algo precioso. Yo creo que nos encontrábamos en una necesidad de zafar un poco de lo que estaba pasando. Las primeras semanas fueron muy opresivas y todos los días parecían un domingo de tarde. Había una incertidumbre muy grande y estábamos todos a la espera de qué iba a pasar, entonces estas transmisiones marcaban que el viernes iba a ser un día distinto. La idea es jugar a que estamos en un boliche: me compro un vino, me junto con mis amigos por videollamada y bailamos. Creo que eso ayuda a divertirnos y a zafar un poco. Es una forma de comprimir la tensión y la angustia que me genera toda la situación.

—Al leer los comentarios durante las transmisiones se nota esa idea de generar una especie de boliche virtual.

—Sí, incluso hay gente que se reencontró después de mucho tiempo gracias a los comentarios de Instagram. Y, bueno... hay un tiroteo abundante (se ríe). Sé de buenas fuentes que hay gente que se va con números, nombres y solicitudes de amistad.

—En diciembre del año pasado se celebró La Bajada en el Parque Rodó y fueron miles de personas. Incluso hay gente que falta al trabajo. ¿Te sorprende la recepción que se genera con la fiesta?

—Sí, aunque Sanata tiene un lugar muy importante en La Bajada, las dos son cosas que pueden vivir por separado. Ese es un día especial que tiene algo de celebración y del espíritu de: “hoy largo todo, no me importa nada porque ya llegamos”. La Bajada tiene esa cosa de liberación, disfrute, de escuchar música y de fiesta... Y, ¿a quién no le gusta la fiesta? (se ríe). Hay gente que se pide libre en el trabajo o se viene desde Mercedes para poder estar. Es una cosa muy linda y todos quedamos totalmente sorprendidos con la respuesta que tuvo la última Bajada. Había sido un año muy especial para mí (en julio de 2019 su pareja falleció en un accidente automovilístico) y creo que con la acumulación de cosas se generó un lazo todavía más fuerte con el programa y el evento. Yo sentía una vibra especial ese día, y eso está divino porque es una fiesta con 10 mil personas que quieren pasarla bien.

—¿Sentís que la compañía del público te ha ayudado a superar un año difícil?

—Sin duda. Uno hace esto por otros y comunicar implica necesariamente un receptor, y ese receptor genera cambios en el emisor. Esto es de ida y vuelta. Siento un apoyo grande del otro lado, y eso me fortalece, me ayuda a seguir y me ayuda a orientarme en lo que estoy haciendo. Todo el apoyo que he ido recibiendo de la gente fue muy importante.

¿Recordás cómo nació el personaje de DJ Sanata? 

—No tengo ni idea (se ríe). Un día hablamos al aire y la gente nos respondió. Juego mucho con la memoria colectiva y cuando necesito una fecha, la gente siempre responde. Un buen día empecé a poner tres o cuatro canciones que nunca sonarían en Justicia. Estábamos en una época en la pertenecíamos a la movida del rock nacional, entonces era bastante raro que en el programa donde sonaban Trotsky Vengarán, Buitres, Rage Against the Machine y Metallica, empezara a sonar "Viva la mamma" o el Puma.  Empezó como cuatro canciones, después pasó a ser media hora y luego una hora. En un momento aparecí en el estudio con esa camisa (que tiene el "Off! estampado) que estaba hace cinco años guardada en el ropero de mi casa...

—¿De dónde salió esa camisa?

—Es un regalo que me hace mi madre de un viaje porque yo usaba camisas floreadas, aunque esta no tiene mucho de camisa floreada (se ríe). En un momento quise presentar a DJ bien bizarro, con voz engolada y una camisa horrible, y la empecé a usar. A partir de ahí la gente empezó a venir a la radio.  Eso nos empezó a superar y nos dimos cuenta de que no daba que la gente viniera al predio de Océano FM y que el sonido saliera de los parlantes de sus autos. Así que un año sacamos los nuestros y empezó a crecer. En una de las Bajadas fueron casi 2000 personas, y el año pasado explotó todo. Fue demencial. Y cuando ves el mar de gente es como que sos el catalizador de algo y lograste enganchar en el deseo de todos.

—La camisa con el “Off!” estampado, el gorro con “Un cumbia nena para todos” y unos cuantos hits del pop latino. ¿El objetivo de DJ Sanata es celebrar lo bizarro?

—¡Claro! Es que si le mostrás las transmisiones a alguien que no participa de esta cofradía de los viernes, ¿qué le va a parecer gracioso? ¿Un pelotudo bailando frente a una cámara mientras pasa música? Esta es una invitación es una perder la vergüenza. Si dejo que la represión actúe, ni loco hago la coreografía de “Bola de nieve” frente a un teléfono. Parece una locura, pero ese es un día donde no nos importa nada: bailemos y saquémonos la careta. Eso lo arrastramos de Justicia Infinta: escuchamos a Led Zeppelin y a Guns ‘n’ Roses, pero para la fiesta no hay nada como la cumbia. Y por eso ponemos esa cosa bizarra de pop latino con Chayanne. La idea es liberarse un poco; no somos alemanes pero sí somos un poco robots.

—Mañana te vas a presentar en AeroLife. ¿Cómo va a ser el show para ver desde el auto?

—Esto va a ser completamente novedoso. Pensamos en hacer un Zoom con la gente que va a estar, así generamos un ida y vuelta fluido con la gente. Sé que va a haber gente con autos tuneados y otros que van a llevar luces LED. Vamos a dejar todo para que sea una noche para el recuerdo.

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