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Gabriel Rolón: "Me abruma sentir que tengo muchos más sueños que tiempo de vida"

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Gabriel Rolón. Foto: Difusión.

ENTREVISTA

El viernes a las 20.00, Gabriel Rolón presentará una versión online de "Entrevista abierta", un formato de intercambio de preguntas y respuestas con sus seguidores. Antes, habló con El País.

El viernes a las 20.00, Gabriel Rolón retomará Entrevista abierta, un formato de preguntas y respuestas con su público, que creó hace años y que ahora se realizará a través de la web (entradas en Abitab). Antes del encuentro virtual con sus seguidores uruguayos, el escritor respondió, vía mail, las preguntas de El País. 

—Cuando llegó el coronavirus a Argentina, estabas a punto de reestrenar "El lado de B del amor". ¿Cómo te enfrentaste a la suspensión de la obra?

—Fue duro. Realmente duro. El lado B es la suma de un equipo que se hizo familia función a función, kilómetro a kilómetro. Todos nosotros, el director, los actores, productores, técnicos, vestuaristas, convivimos mucho tiempo y aprendimos a escucharnos, a saber qué nos pasa, como apoyarnos cuando algo no anda bien, a abrazarnos emocionados después de una función. Después de haber recorrido toda la Argentina y muchos departamentos del Uruguay, la obra estaba en su mejor momento. Por eso decidimos regalarnos la temporada de verano en la costa. Y todo fue tan mágico como sorpresivo. La nominación de la obra como mejor comedia dramática, la de Malena (Rolón) como mejor actriz de drama, todas las funciones agotadas. Fue tan increíble que nos preguntamos por qué íbamos a abandonar un producto tan noble. Lo hablamos con Martín y Fen, nuestros productores de siempre, nuestros hermanos, y así surgió nuestro deseo de continuar un año más. Carlos Rotemberg se sumó al sueño y nos propuso ir al Espacio Multiteatro en la calle Corrientes. Todo era un sueño… hasta que llegó la pesadilla. Fue doloroso. Pero todos entendimos que teníamos que seguir cerca y no dejar que la situación se llevara por delante nuestras ilusiones. Así que no tomo esto como un sueño perdido, sino apenas aplazado.

—En "La Voz ausente" nombrabas a varios lugares de Montevideo. ¿Cómo podrías definir tu relación con Uruguay?

—Uruguay es también mi Patria. Así lo siento en mi corazón. Sólo el capricho de algunos y el interés personal de mucho nos convirtieron en países separados. Pero no puedo no sentirme en mi lugar cuando camino por las calles de Montevideo o voy a hacer una función a Durazno o Maldonado. Son mi gente, mi pueblo. Y por suerte los uruguayos saben de la verdad de mi sentir. No lo digo aquí, en un diario uruguayo. Lo he dicho en España, en México y en la propia Argentina. Soy alguien con una fuerte necesidad de pertenencia. Pertenezco a la Argentina y al Uruguay. También he sentido esto en Perú y estoy convencido de que me pasaría lo mismo si pudiera conocer el Paraguay. Podríamos decir que tengo un espíritu Artiguista y Sanmartiniano.

—El psicoanálisis ha sido fundamental en tus libros, obras de teatro y charlas. ¿Por qué creés que tiene tanto éxito tu propuesta? ¿Sentís que la gente encontró un sostén emocional en tu trabajo?

—Creo que la llegada de mis propuestas tiene que ver con que apunto a los temas que nos preocupan a todos. ¿Quién no sufrió por amor? ¿Quién no perdió un ser querido? ¿Quién no ha buscado un vínculo que le salve la vida con su afecto? ¿Quién no ha tenido sueños y frustraciones? De eso hablo en cada uno de mis libros y de mis obras. Soy antes que nada alguien obsesionado por las pasiones humanas. Y no sé si la gente pudo llegar a algún consuelo con mi obra. No anhelo tanto. Pero sí me gustaría que quienes se acercaran a mi trabajo se vayan con la sensación de que fueron respetados, que me esforcé por darles lo mejor y proponerles ideas que, si tengo suerte, en lugar de respuestas dejarán alguna pregunta que no tenían antes.

—¿Sentís que con tu obra has ayudado a eliminar ciertos prejuicios sobre la importancia de la salud mental?

—Recuerdo que en un programa de televisión del Uruguay me preguntaron: ¿Qué puede arreglar el Psicoanálisis que no arregle una botella de whisky? Y yo respondí: exactamente eso. Si de alguna manera pude acercar el Psicoanálisis a la gente ya me doy por hecho. Se trata de una teoría noble, de una técnica maravillosa y de una oportunidad para todo aquel que está sufriendo y tiene la valentía de aceptar que solo no puede. Casi todo mi trabajo apunta a quitar el prejuicio de que la psicología es la necesidad de unos pocos que están locos y transmitir el derecho que todos tenemos a la salud mental.

—En "El precio de la pasión" escribiste que “la vida es solo tiempo” . Durante estos años, te has dedicado a la televisión, la radio, la actuación, la música y la escritura. ¿Ese constante movimiento está ligado a las ganas de aprovechar al máximo cada momento de tu vida?

—Así es. Sé que sólo tengo esta vida y en algún lugar me abruma sentir que tengo muchos más sueños que tiempo de vida. Entonces no quiero irme sin haber intentado lograr todos los que pueda. Nada peor podría pasarme que experimentar la sensación de que a mi vida le sobró tiempo y solamente recuerdo lo que hice hace tiempo. Quiero que mi vida sea hoy, ahora y con toda mi pasión. Cuando la muerte venga a buscarme, lejos de aliviarme, me gustaría pedirle algunos minutos más de descuento para seguir deseando.

—Desde "Historias de diván" (2007) hasta la fecha has publicado nueve libros. ¿Recordás el momento en que te lanzaste a la escritura? ¿Cómo fue tu paso a ser escritor?

—Fue idea de Nacho Iraola, director editorial Planeta. Me llamó para que nos encontráramos. Pensé que iba a pedirme algún prólogo psicológico para algún libro. En cambio me ofreció escribir mi propio libro. Fue una emoción enorme. Escribía desde siempre, aunque no soy un escritor de alma. Soy músico, no voy a mentirme. Pero la literatura es otra de mis pasiones y transitarla me hace sentir vivo. Siempre amé el arte. Por eso soy psicoanalista, porque para mí el Psicoanálisis es un arte que pone sentido donde sólo hay un dolor insensato y palabras en rincones donde habita una angustia muda. De chico creí que mi arte sería la música. Hoy sé que es la literatura y esa particular forma de ayudar a los que sufren que transito cada día en mi consultorio.

—El viernes vas a presentar una versión online de “Entrevista abierta”, un formato que creaste hace años. ¿Sentís que el intercambio de preguntas y respuestas te ayuda a enriquecer tu relación con el público?

—Desde siempre entendí que las inquietudes del público sacan lo mejor de mí. Me estimulan, me provocan y me obligan a pensar. En ese instante me asaltan asociaciones de películas, escenas de alguna novela leída y supuestamente olvidada, proposiciones de filósofos o psicoanalistas que leí hace tiempo. Por eso disfruto mucho de este formato sin red que es encontrarme con la pregunta sin más preparación que mi historia. Además, estar tan cerca de la preocupación de la gente nos acercó mucho. Saben que me interesa lo que les pasa, que dedico mucho tiempo a ellos y, es claro que eso generó un vínculo estrecho de respeto mutuo. Y, este viernes, espero pensar y emocionarme al igual que me ocurre cuando lo hice en los teatros.

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