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Gabriel Pereyra: "Bonomi es el mejor ministro del Interior que hemos tenido"

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Gabriel Pereyra

ENTREVISTA

El periodista estrenó ADN (Además de las noticias) un nuevo periodístico en VTV, donde se propone abordar todos los temas sin la mirada de la campaña electoral. "Las elecciones son el peor momento para hacer periodismo porque los políticos mienten", asegura. Y revela cuál va a ser su voto. 

—¿Qué es ADN?

—Es la sigla de Además de las noticias (Jueves 23:00, VTV). Fue una idea que tuvimos con Claudio Romanoff y su salida es, en gran medida, un homenaje a él. El desafío implica sacar un programa en una campaña electoral sin que se hable de la campaña electoral. El primer capítulo lo dedicamos a la seguridad social. Algunos políticos hablaron pero tratamos de ir a las personas más serias que nos hicieron las cuentas y pusieron a la seguridad social en el lugar que debe estar, el de una alerta roja. Es una situación que van a reventar en cualquier momento pero no quisimos que el foco fueran los políticos para que no lleven agua a su molino.  

—¿Por qué cree que es necesario en campaña un programa que no hable de la campaña?

-Porque los candidatos van a los programas periodísticos de TV y hay que sacarles con tirabuzón verdades a medias. Van a actuar a la televisión. Te tenés que pelear para sacar una cosa más o menos verdadera. Con Romanoff teníamos una discrepancia sustancial: él decía que para los periodistas políticos cubrir la campaña era como el mundial de fútbol. Y yo digo que es como cubrir la B. Es el peor momento para hacer periodismo porque los políticos mienten, en especial sobre los temas más importantes.  

—¿Como cuáles?

—Hay muchos ejemplos. ¿Por qué no dicen que gane quien gane hay que hacer un ajuste, dado el 4,5% de déficit que tenemos? ¿Por qué no dicen que las próximas generaciones se van a tener que jubilar a los 65 o a los 70 años porque el sistema de seguridad social no aguanta más? En los próximos 40 años, los pasivos van a aumentar un 50% y los activos, un 10%. Y dentro de los activos, 6 de cada 10 no terminaron el liceo, así que imaginate el tipo de aporte que tendrán. Es increíble que ese tema no forme parte de la campaña. ¿Cómo puede ser que 6 de cada 10 jóvenes no terminen el liceo y tampoco sea tema de campaña? ¿O que un 18% de los niños menores de 5 años crecen con ausencia de hierro y pasan hambre y no se hable de esto en campaña? Pará. Dejame hacer un periodístico que no sea de ficción. El periodístico de campaña electoral, con el candidato ahí sentado, es de ficción. Yo hago que le creo porque si le digo que me está mintiendo nos terminamos peleando en la entrevista.  

Gabriel Pereyra
El equipo de ADN está integrado por Andrés Ojeda, Carolina Ramos, Sofía Drago y Bárbara Mainzer.

—Pero En la mira (miércoles 20:00) lo mantiene y van a ir los candidatos...

—Sí, los invitamos a todos. Me gustaría que viniera (Guido) Manini Ríos. Pero no va a venir. Ya nos dijeron de su partido que no estoy en su cuadro de honor (risas). 

—O sea que salvo con Manini, ¿se va a pelear con todos?

—No, yo no tengo ganas de pelear.

—La entrevista a Juan Sartori fue polémica. Le preguntó datos como el desempleo y hubo quienes lo tomaron como una “zancadilla”....

—La verdad es que estaba con dolor de espalda ese día y me había dicho que no le iba a hacer preguntas muy complejas. No quería pelear. Entonces tiré esa del desempleo. Si él está proponiendo 100.000 empleos, supuse que había estudiando los números, aunque sea por arriba.  

—Pero si hizo esa pregunta-test era porque sospechaba que no la iba a responder...

—Yo pensé que me lo iba a inflar. Que iba a decir 20%, por ejemplo, y ahí empezar a discutir, a rebatir. Nunca sospeché que no iba a dar ninguna cifra. No le pregunté cuánto había cotizado la última letra de tesorería emitida por el Banco Central. Le pregunté sobre un tema que él estaba haciendo propuestas y que supuestamente lo tenía estudiado.

Juan Sartori
Juan Sartori en En la mira. "Pensé que me iba a inflar (el desempleo), no que no iba a decir nada". 

—¿Qué le parece Sartori como candidato?

—Me parece un tipo bárbaro. Antes del programa lo había visitado en su casa. Como candidato, me parece que si las encuestas son reales y está creciendo tanto, el Uruguay ya no es el de antes. Significa que con plata se puede instalar una candidatura, como ocurre en otros países.  

—Con Lacalle Pou también tuvo un entredicho en la campaña anterior, ¿volverá al programa?

—Sí, nos amigamos. Él demostró no ser resentido. Después de la pelea le hice dos entrevistas más. Estuve muy mal con él. No me comporté como se debe. No puedo mandar una tanda y decir: “Enseguida volvemos con más sanata”. Eso estuvo demás. Nos dejamos llevar por el ambiente previo, que era todo joda, con anécdotas y bromas. Hasta él mismo no se dio cuenta del nivel de desplante que le estaba haciendo. Después lo hablamos y quedó todo bien.  

—¿Cree que las posibilidades de la rotación en el gobierno son las más altas desde 2005?

—Sí, las posibilidades de que el Frente pierda son cada vez más grandes. Aunque cuando se apaga el grabador, algunos de los principales candidatos de la oposición te reconocen que gana el Frente de nuevo. Me hace acordar a lo que sucedió con el Brexit cuando los políticos se comieron la pastilla y nadie se esperaba un triunfo del Brexit. Se demostró entonces que había 20 millones de personas que no estaban registradas por nadie. Estaban fuera de las encuestas, de todo. Hoy pasa algo así en Uruguay. Hay un montón de gente fuera del radar; es gente que no existe. Tanto no existen que tienen derecho a ir a la policlínica del barrio y no van. Sus hijos cumplen 4, 5 o 6 años y nunca los controlaron. Esa gente es mucha, aunque digan que la pobreza es de un 4 o 5%. Mentira. La pobreza real es enorme.  

Gabriel Pereyra
La polémica entrevista con Luis Lacalle Pou en 2014. "Nos amigamos después. Estuve mal". 

—¿Está mal medida o tergiversada?

—Está medida por un ingreso. Si ganás 500 pesos más, dejás de ser pobre. Hay muchísima gente que no está catalogada como pobre pero no recuerda cuál fue el último de sus antepasados que trabajó. Él tampoco trabaja. Si la pobreza se midiera por parámetros culturales, sería enorme. La fractura social es terrible y lleva décadas. Yo me crié en el barrio del Hipódromo. Mi madre era jefa de familia. Crió a tres hijos. La pasamos mal. Nos íbamos a la cama con dos torta fritas y una tasa de mate cocido. Esa era la cena. Pero mi madre laburaba y teníamos una cultura del laburo. Desde esa época, salía de mi casa y veía pibes descalzos, tirando de carritos desde y hacia al cante. Iban a una escuela en la esquina de mi casa pero mi madre no me mandaba a esa, sino a otra a 10 cuadras. Porque ahí el clima estaba pesado. Eso fue hace 45 años, así que imaginate cuánto tiempo de pobreza y de fragmentación llevamos.  

—Se supone que la izquierda ha puesto presupuesto, creó el Mides y otros organismos y programas...

—Yo creo que después del plan de emergencia no pasó más nada. El más claro ejemplo de que la izquierda no entiende a la pobreza fue aquel episodio en el que unos chicos del Inau casi lo matan a (Eduardo) Lorier. Nunca se dio cuenta que él, un representante de la clase obrera y con un discurso en pro de los pobres, para esos pibes era un burgués hijo de p... y un cajetilla al que había que romperle la cabeza. Esa fue una postal de que la izquierda no entiende la pobreza.  

—Ha defendido la gestión de Eduardo Bonomi en el Ministerio del Interior, ¿lo mantiene?

—Sí. Para mí Bonomi es el mejor ministro del interior que hemos tenido. Yo puedo estar equivocado y no tengo ningún tipo de relación con Bonomi. Pero desde la década '90, cuando trabajaba en Búsqueda, sigo la información policial. Cubrí todos los ministerios y sabía de la policía corrupta que tuvimos en esos años. Y la policía que tenemos ahora es la mejor desde la vuelta de la democracia. Por técnica, capacidad y por honestidad en los mandos. Ibas a hablar con Julio Guarteche y terminabas hablando de poesía. No era un bruto.

—Pero el número de delitos no para de crecer...

—Ninguno pudo con las rapiñas. Todos los gobiernos entregaron al siguiente con más rapiñas. Lo único que le recrimino a Bonomi es que lo vencieron. A las políticas de seguridad de hoy les falta izquierda. Se tiró para la derecha Bonomi. Le pedían medidas represivas y es lo que está instrumentando. ¿Cómo no querés que las rapiñas aumenten si 6 de cada 10 no termina el liceo o si el primer día de clases faltaron 50.000 pibes a la escuela? Estamos regalados como sociedad. No entiendo cómo no le cargan las tintas a Marina Arismendi de la misma forma que a Bonomi. Eso es no entender que la seguridad no es un problema policial.

"Lo único que le recrimino a Bonomi es que lo vencieron. A las políticas de seguridad de hoy les falta izquierda. Se fue para la derecha Bonomi"

—¿Qué tipo de problema es entonces?

—Social y cultural. En los ‘90 había 5.000 rapiñas y Sanguinetti decía que estábamos en una “crisis de seguridad”. Hoy hay 30.000 rapiñas. Entonces, ¿es un problema de cantidad de delitos o es de percepción? Y si es de percepción, tenía razón Daysi Tourné cuando habló de la sensación térmica y la mataron. La pregunta es ¿qué es lo que nos hace sentir más seguros? Yo creo que lo contrario a inseguridad no es seguridad, sino convivencia. Cuando vos tenés una plaza a la que de noche podés ir o que tus hijos puedan estar ahí, ahí estás tranquilo. Se trata de recobrar el barrio. Pero sabés una cosa: el plan 7 zonas se quedó sin plata.  

—Se trata de recuperar espacios públicos...

—De recuperar la confianza en el otro. La gente va a pasear a la rambla de Pocitos o a Parque Rodó. Ahora ¿quién va de paseo a Cerro Norte? El día que a todos se nos ocurra que en Cerro Norte hay un espacio para disfrutar, ese día vamos a vivir en un país más seguro. Yo creo que no voy a ver, ni siquiera creo que lo vayan a ver mis hijos, lo que me da una enorme tristeza.

—¿Tiene resuelto a quien va a votar?

—Creo que voy a hacer lo que hice en las últimas elecciones: votar en blanco. Yo voté al Frente Amplio en 1984 y las siguientes elecciones de 1989. Después a nadie más.  

—¿Se definiría como un desencantado de la izquierda?

—De la política en general. El periodismo te permite ver a los políticos en “calzoncillos” digamos.

—Es de los periodistas con mayor llegada a Tabaré Vázquez. Le ha hecho varias entrevistas, ¿cómo se forjó esa relación?

—Él no hablaba con El Observador cuando yo era secretario de redacción. Durante su primer período de gobierno, había dicho en un acto sobre el cáncer que los periodistas tenían que preocuparse por esa enfermedad y divulgar la temática. Le hice llegar un mail a su secretario diciéndole que yo me quería preocupar y le proponía una entrevista exclusivamente como oncólogo. Me llamó por teléfono él directamente y concretamos esa entrevista. Cuando terminó, nos pusimos a hablar de otras cosas, entre ellas de política y, según me dijeron sus allegados, me puso a prueba ese día. Me confió algunas informaciones para ver si yo guardaba la reserva o lo publicaba. Yo mantuve el off the record hasta que luego me dio la primicia aquella de que no iba a ser reelecto a fines del primer mandato. Desde entonces tenemos una relación muy cordial, yo lo visitaba mucho cuando no era presidente en La Española o en su casa, porque teníamos el proyecto de hacer un libro que quedó trunco al presentarse él a las elecciones pasadas.  

Gabriel Pereyra
"Tengo una relación muy cordial con Vázquez. Lo visité mucho con el propósito de hacer un libro". 

—Ahora es probable que se retome esa idea, ¿o no?

—Es probable que sí. No es una biografía, sino referido a sus pensamientos. No solo interviene él, sino otras personas. Es complejo... Llegará a su debido momento.

—¿Cree que Vázquez va a pasar a la historia?

—Por supuesto. Fue quien quebró 150 años de tradición de gobiernos colorados o blancos.

—Pero más allá de eso no hubo otros cambios significativos...

—¿Quién pasó a la historia por transformar al país? Creo que solo uno, (José) Batlle y Ordoñez. Los demás pasaron a la historia por ser líderes de un partido o de un movimiento en un contexto determinado y acotado. ¿Qué cambió Luis Alberto de Herrera? ¿O Wilson Ferreira Aldunate? Sin embargo, son figuras históricas.  

—La última nota al presidente fue al otro día de desatada la crisis militar y solo en audio, ¿por qué?

—Estaba previsto el encuentro. Quince días antes le pedí una entrevista pero no como nota, sino para ponernos al día. Llevé el celular y le pregunté si me hacía declaraciones sobre la crisis. Me dijo que sí y empecé a grabar. No tenía preguntas previstas. Siempre me siento un poco incómodo con él por el tiempo que le estoy robando. Le hablo como apurado.  

—Radio Sarandí, VTV, El Observador, ¿cuáles son sus futuros desafíos?

—Mi mayor deseo es jubilarme. La voy a pasar mal porque facturo en todos lados y la jubilación va a ser una miseria. Pero hay datos de la realidad que me tienen mal y me dan tristeza. Los estudios de neurociencias estiman que entre los 0 y los 3 años se resuelve la vida de una persona. Y en este país, la inversión social en adultos es el triple que en niños. ¿Qué nos pasa como sociedad? Te juro que me mata. Me tiene harto sentir que estoy en una profesión como el periodismo que a priori podría aportar a cierta responsabilidad colectiva y la verdad es que no pasa nada. Por ahora voy a seguir, claro, pero por momentos me siento como aquella canción de Sui Generis, que dice "para qué canto yo si los más humildes nunca me entienden". 

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