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Cristina Morán: "Mientras haya que sacar la cara por la mujer lo voy a hacer"

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Cristina Morán. Foto: Darwin Borrelli

ENTREVISTA

Actriz, comunicadora y feminista, Cristina Morán cumplió 90 años el 17 de agosto y prepara su vuelta a la televisión de la mano de Canal 4

"Es maravilloso tener 90”, será una de las últimas cosas que me dirá Cristina Morán una tarde de sol de agosto en el living de su casa. “Los años pasan y es irreversible. Recibilos con alegría, asumilos, y decí: ‘qué divina que estoy’. Los años son la vida”, es su lección de despedida de una charla en la que el tiempo vuela y en la que reparar en cualquier detalle por fuera de su presencia es casi imposible.

En las paredes amarillas hay cuadros y reconocimientos, flores frescas aquí, un par de botellas de vino allá y de fondo Edith Piaf, posiblemente Nina, los Sinatra. Pero todo se concentra en Morán, el histrionismo que la desborda, la expresividad de sus ojos y una lucidez pasmosa.

Morán (Iris Fariña Romano) cumplió 90 años el 17 de agosto y en semanas volverá a la televisión. Dice que lo primero que pensó cuando Andrés Ronsenblatt de la productora Metrópolis Film le propuso conducir un programa para Canal 4 fue si él estaba en sus cabales. “Porque en nuestro país, si hay algo a lo cual se le da muy poquita importancia, es a los viejos. Y yo tengo todo muy claro, ¿sabés? Clarísimo. Que me vengan a buscar para ser protagonista fue un masajito para el ego y un mimito para el alma”.

—¿Dudó a la hora de aceptar?

—No es que dudara de mí. Tengo mucha confianza en mí; creer en uno es la única forma de caminar en la vida. Porque acá al viejo se lo mira de costado; en mi caso por ejemplo, nunca más me llamaron, nunca más hice radio. Yo me presenté, pedí un horario en la radio, y nunca. Y en televisión, cuando yo dejé Domingos continuados (en Canal 10) fue porque vi cómo venía el tema: venía para la gente joven y linda. Y yo, que de las cosas principales que tengo es dignidad y orgullo —el orgullo natural, de ser—, me fui antes de que me invitaran a retirarme. Por eso dejé la televisión. Yo tenía 57 años nada más, estaba espléndida.

—¿Esta visión de la televisión jugó algún papel a la hora de su decisión?

—No sé, porque sería un alarde que yo dijera eso. No es eso. Es desafío. (Hace una pausa y sonríe). Porque hay una parte que me va a esperar muy bien, con mucho cariño y respeto, pero hay otra que me va a esperar con el mazo y la porra. Porque los uruguayos entramos en un momento en el que estamos repartidos políticamente, ideológicamente, en todo. Si bien las redes sociales -que yo no participo, no estoy en el momento de mi vida para hacerlo- tienen esa inmediatez que no la tiene otro medio y tienen muchas cosas buenas, el anonimato lleva a cosas tremendas. Y ahí es donde nos estamos partiendo, políticamente hablando. Para mí, todo esto nació antes de la campaña electoral última; esta es una campaña preocupante y llamarse a silencio, debe ser muy difícil. Porque es muy difícil no responder a la agresión.

—Sabrá que su episodio televisivo con el diputado Martín Lema tomó dimensión en las redes; se habló mucho y muy a favor suyo. ¿La sorprendió?

—Me sorprendió mucho. Esa noche había ido al canal (12, al programa Algo que decir) con mi prima y cuando salimos era muy tarde, como 11 y media de la noche, y nos fuimos a comer. Cuando estábamos llegando suena mi celular y mi hija me dice: “Mamá, ¿qué hiciste? ¡Explotaron las redes!” Y ahí comencé a enterarme, me empezaron a llegar WhatsApp de gente amiga, y se armó un revuelo impresionante. Pero yo lo único que hice (ríe a carcajadas), lo único que hice fue repetir las palabras de la diputada Verónica Mato) y preguntarle si eran hirientes. Él acusó mal el golpe, porque salió por peteneras. Salió con que tiene amigas, la madre es mujer...

—El argumento de todos.

—Sí, eso de “tengo un amigo gay” o “tengo un amigo negro”, no seas malo. Acusó mal porque no se lo esperaba. Fue cambiando todo, cambiando su postura, que estaba sentado muy canchero, placentero. Su actitud física fue otra. Y me pasaron cosas muy lindas por esto. Porque yo soy feminista: no soy extremista, soy feminista, y mientras haya que sacar la cara por la mujer lo voy a hacer. Dos o tres días después de eso estábamos tomando un café con mi hija y una señora me dejó un papel doblado sobre la mesa y se fue. Y decía: “Gracias por estar con nosotras, gracias por defendernos”. Eso fue muy fuerte para mí. Y hasta ayer, una señora en la peluquería me dice: “No la puedo dejar ir sin darle un beso y agradecerle”, y me habló de este tema. Ahí constaté la fuerza de las redes y la inmediatez.

—Usted tiene amigas de izquierda y de derecha y una relación con la vicepresidenta Beatriz Argimón, a quien reconoce como compañera de luchas. ¿Qué piensa de esa afirmación de que no se puede ser feminista y de derecha?

—No, no, ¿qué me venís a decir que no puede ser de derecha? Feminista se es de derecha, de izquierda, de centro, de arriba o de abajo: ¡mujer! Y a mí me importa nada a quien vota. Esos son extremos, ¿ves? Extremos que separan. Mi postura va por no tolerar los agravios, no tolerar que siga ganando menos la mujer por el mismo trabajo que el hombre, que no se aplique la ley Raquel Macedo de Sheppard de a igual trabajo, igual salario. ¿Y sabés qué pasa? Que para mí, mientras la mujer no logre la independencia económica total, no va a ser libre, porque siempre va a estar atada. Lograr la independencia económica es fundamental, vos lo sabés y yo lo sé muy bien. Pero siguen con el discurso machista; yo no quiero hablar de machismo porque está todo muy manoseado, pero no puedo llamarlo de otra manera. Y Beatriz es una gran defensora de los derechos de la mujer. Igual que Mónica (Bottero, directora de Inmujeres); esa también es luchadora de antes, no es un invento de ahora. Les ha tocado estar en lugares trascendentes, veamos qué pueden hacer. Apostemos.

—Es muy observadora y hace ejercicio de esa cualidad en una colaboración para el semanario Voces. Cuando la nombraron Ciudadana Ilustre habló de la responsabilidad de ser formadora de opinión, y desde este espacio de la prensa, ¿cómo se planta ante eso?

—Con toda la firmeza por lo que siento y pienso, a manera muy personal, porque entiendo que hay cosas que deben decirse, plantearse o escribirse, que no puede ser que todo pase y no permanezca. Yo soy responsable de todo lo mío, lo que hago y escribo, pero no falto el respeto. A mí me mata que todo lo aprovechan para hacer política. Mirá, yo conocí muchos políticos, tengo muchas horas de parlamento y ambulatorio que es donde se cocinan todas las cosas. Y siempre hubo pelea, reproches. Pero como es ahora, no lo recuerdo. Ahora es todo muy violento. Estamos haciendo regresión en la civilización, la educación; nos falta agarrar a las mujeres de los pelos con el garrote. Que no lo hacen, hacen cosas peores: las matan. Muchas cosas vi y viví, por eso me asusta y preocupa más esto.

—Pienso que hay un gesto de valentía en su regreso a la televisión, porque esta violencia también está en las redes, y se está arriesgando a la exposición.

—(Piensa) Dirán lo que quieran decir, harán lo que tengan que hacer, pero no es mi tema. Mi tema es hacerlo bien, tener conciencia de lo que estoy haciendo y la responsabilidad que me cabe en eso de ser referente. Lo demás es tema de la gente. Sí, de pronto es un acto de coraje también. Yo soy muy de lanzarme sin red.

—Leonina con las mejores virtudes de Leo. ¿Las peores también?

—No sé qué es lo peor de Leo, no lo conozco (se ríe). Tengo carácter, puedo enojarme y soy bravísima, pero soy muy sincera, muy íntegra y frontal. No tengo artimaña, no tengo artilugio y no soy capaz de una mala jugada. Yo soy yo, así: esta que ves acá y habla contigo, soy yo.

vuelta

El regreso de Morán a la televisión, en canal 4

“Lo último que hice cuando me fui de Canal 10, en el año 88, fue En compañía en el Canal 5. Después volví a Canal 10, pero para hacer ficción”, repasa Cristina Morán que muy pronto estará al frente de un ciclo en Canal 4. Morán no revela ni el nombre del programa ni el día de emisión, aunque sí anticipa que irá en prime time y que ella será la anfitriona que charlará con varios invitados. Hay algunos detalles a ajustar aún y el estreno podría darse a fines de setiembre, todo sin confirmaciones oficiales. Además, en octubre hará funciones de Selenitas en El Galpón.

Morán, que no conduce en televisión hace décadas, ya realizó un piloto que dejó a todos los involucrados más que conformes: “Salió tan lindo... Quedó un programa precioso, Andy (Rosenblatt) está encantado y yo pasé la prueba, salí con buena nota. Espero que esa buena nota se repita cuando realmente empiece el programa (se ríe). Para mí es una prueba de fuego”.

-¿Cambió la Cristina Morán comunicadora de los ochenta y la de ahora?

-Nada, no cambió nada. Por supuesto que me temblaban las rodillas, pero cuando comencé a hablar con uno y otro, me sentí tan bien que estaba como pez en el agua. Como si nunca hubiera dejado de hacerlo.

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