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Cristina Morán, una Ciudadana ilustre que va a cumplir 90 años y no para de trabajar

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Cristina Morán junto a su perrita Anina. Foto: Darwin Borrelli

DISTINCIÓN

La locutora, presentadora y actriz uruguaya recibirá la distinción hoy, a las 13.00, en la Sala de Acuerdos de la Intendencia de Montevideo

Desde afuera de la casa ubicada en Parque Batlle se escuchan los ladridos de Anina, la perrita que le regalaron sus nietos y que debe su nombre a la animación uruguaya a la que Cristina Morán prestó su voz como la directora en la película de Alfredo Soderguit.

Pocos calificativos le quedan a Morán: madre, abuela, leyenda de la televisión y la radio, mujer pionera en los medios, actriz y desde hoy, Ciudadana ilustre de Montevideo. “Es increíble lo que estoy viviendo”, dice, “ser vigente y seguir haciendo cosas, es magnífico”. Cumple 90 años en agosto.

Cristina Morán junto a su perrita Anina. Foto: Darwin Borrelli
Cristina Morán junto a su perrita Anina. Foto: Darwin Borrelli

Los ladridos de Anina cesan cuando Morán la pone en su falda. Esta perrita es su compañera, la que sabe sus horarios y mañas, y hasta quien duerme con ella. “Es tan demandante, tiene sus horarios. A las siete, cuando pongo el informativo ella se pone a jugar y a ladrar; y ando con el matamoscas a ver si le doy y no puedo. Es terrible, no se queda tranquila, es igual que yo. A mí también habría que darme un matamoscaso”, dice.

La distinción de Ciudadana Ilustre -que se le entrega hoy a las 13.00 en la Sala de Acuerdos de la Intendencia de Montevideo-, la tiene muy feliz. “Estoy muy emocionada. Adoro mi país y esta ciudad. Vivo en una zona que es una belleza y dentro de la locura que es la ciudad, es un oasis”.

Cristina Morán. Foto: Darwin Borrelli
Cristina Morán. Foto: Darwin Borrelli

—¿Cómo vive la distinción de Ciudadana Ilustre?

—Me ha emocionado muchísimo porque es una gran responsabilidad. Creo que cada uno de los que hemos recibido y recibirán esta distinción sienten la responsabilidad que siento. Mi trabajo siempre fue de responsabilidad, porque comunicar implica una tremenda responsabilidad, porque somos formadores de opinión y tenemos que tener muchísimo cuidado con lo que hacemos y decimos. Por eso esta distinción implica más responsabilidad, lo que me encanta porque he vivido cargada de responsabilidades y no puede ser que a esta altura no tenga nuevas. Me siento muy halagada. Supe que fue una designación unánime, lo que me hace más feliz. Vamos a ver qué me va a seguir deparando este año.

Desde que comenzó a trabajar, siempre vivió en esa casa, salvo los 12 años que estuvo en El Pinar cerca de la casa de su hija Carmen, cuando los nietos eran chicos y ella los cuidaba. “Pero cuando los nenes crecieron y no quisieron estar con la abuela me dije, de acá hay que irse y volví. Me da mucha gracia porque soy consciente de todo, y ellos no me necesitaban. Hay que ser consciente de las cosas, además fijate que ya tenía 80 años, mi trabajo es en Montevideo y era más cómodo estar acá”.

Cristina Morán. Foto: Darwin Borrelli
Cristina Morán. Foto: Darwin Borrelli

Siempre con una sonrisa, Morán dice que piensa en positivo, “no entiendo otra forma, no sirve sino, porque si no pienso en positivo me pongo de mal humor y me voy. Me enojo conmigo misma, y ¿por qué me voy a enojar? Hay mucha gente negativa y bajoneada y eso no funciona”.

Aunque se comunica por WhatsApp, por ahora nada de redes sociales. “No es lo mío, perdería mucho tiempo y no puedo perder tiempo. Entonces no es que estén bien o mal, para mí no son. Una de las cosas importantes es tener conciencia de las limitaciones”. Cuando volvió a Montevideo y vio lo que era el tránsito decidió vender su auto. “Y no manejé porque soy consciente de mis limitaciones. Al ver el tránsito y sabiendo que soy muy temperamental, iba a terminar colgada de un árbol con auto y todo. Siempre fui consciente, cuando me empecé a ir de la televisión, tenía 58 años y no era que no creyera en mí, pero vi que la mano venía para la gente joven y linda, entonces antes que me invitaran a retirarme, me retiré. Y lo viví como un duelo, y durante un año no prendí la televisión”.

—Ha hecho en radio, televisión, cine y prensa, ¿le queda algo por hacer?

—Artísticamente está todo hecho. Igual nunca se sabe lo que va a pasar. Por ejemplo, ¿cuándo imaginé que me iban a volver a llamar para hacer cine?, y me convocó Leticia Jorge para hacer un personaje en Alelí que se estrena en marzo. También me convocó otra persona para hacer un personaje breve, lo estoy leyendo y me lleva tiempo porque el cine no es lo mismo que el teatro y tenés que leer todo el libreto. Date cuenta, cuando pensaba que nadie me iba a llamar, surgen oportunidades.

1966: Cristina Moran y Augusto Bonardo en el programa La Campana de Cristal (Teledoce)
1966: Cristina Moran y Augusto Bonardo en el programa La Campana de Cristal (Teledoce)

—¿Cómo ve a la televisión uruguaya?

—Muy caída, floja. Hay excepciones, pero en general los formatos se compran y no hay creaciones nuestras. Creo que hay una gran pereza, porque creo que está todo hecho.

El final de la televisión no fue el final de la carrera

La voz de Cristina Morán se escuchó por primera vez en las radios uruguayas el martes 4 de mayo de 1948; cuando la televisión nació en nuestro país, en 1956, ella fue la primer mujer en pantalla; y decidió irse de la pantalla chica en 1995. Salvo para trabajar en algún comercial que la convocan, o como invitada en programas o algunas ficciones, decidió no estar más allí. “No era porque no tenía la capacidad o no estuviera, pero me di cuenta que venía un cambio y había que adelantarse a los hechos. Eso ayuda a no hacer papelones y no sufrir inútilmente. Te ayuda a no llorar, a que las cosas no te lleguen de golpe, ayuda a elaborar la salida”.

Cristina Morán a días de debutar en Radio Carve con 17 años. (Año 1948)
Cristina Morán a días de debutar en Radio Carve con 17 años. (Año 1948)

Desde entonces su carrera como actriz de teatro con obras y monólogos se agigantó. Actualmente continúa con sus monólogos, donde comparte escenario con su hija Carmen, también trabaja en cine cuando la invitan a ser parte de algún proyecto, que ella acepta con gusto.

“Son tiempos, la vida es cíclica y se van cumpliendo ciclos y hay que saber salir de uno y meterse en otro, no es fácil, hay que estar bien de acá (dice mientras se toca la cabeza); siempre fui rápida para entender las cosas y tengo mucha sensibilidad a flor de piel. Siempre fui así y con los años eso va aumentando”, agrega Morán.

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